Me asiste la seguridad de que para ninguno de los lectores de El Mercurio fue una sorpresa el consenso transversal entre los columnistas de Reportajes acerca del mensaje presidencial del 21 de mayo. Los estilos de Gonzalo Rojas, Carlos Peña y Max Colodro son, ciertamente, diferentes, tanto como sus ideologías e intereses. Por fortuna, su nivel de inteligencia es semejante, bastante superior al de la masa adicta a la cual se dirigió nuestra presidenta, tan querida y tan amable. Y la inteligencia suele llevar, cuando no se interpone una pasión exagerada, a un consenso sobre la verdad. En este caso, que Michelle Bachelet no logra disimular la mediocridad de su gobierno —tan poca realidad, a pesar de tantos medios— ni el daño que le ha hecho a sus partidarios ni su incapacidad para resolver los nudos que la atan.
Sin embargo, hemos de tomar nota de que gracias a ella se desvela cada vez más claramente la nueva naturaleza de la rendición de cuentas al país, representado por el Congreso Pleno, cuando el discurso constituye una cadena nacional de televisión gratuita y con un guión bien ensayado. Ya no es una rendición de cuentas ante lo más representativo de la inteligencia y de la virtud cívica, sino un espectáculo para el populacho, para los que todavía creen en las palabras de sus gobernantes como si vinieran de lo alto.
De ahora en adelante, deberían asistir solamente aquellos señores políticos necesarios para las entrevistas finales, para hablar del Señor de la Querencia, de las Ballenas, del Cocaví, de lo que hiciera reír a los viejos ociosos que miran la tele mientras sus hijos duermen, roncan a sabiendas de que más vale hundirse en la inconsciencia individual que ser hundidos en la inconsciencia colectiva.
Sin embargo, hemos de tomar nota de que gracias a ella se desvela cada vez más claramente la nueva naturaleza de la rendición de cuentas al país, representado por el Congreso Pleno, cuando el discurso constituye una cadena nacional de televisión gratuita y con un guión bien ensayado. Ya no es una rendición de cuentas ante lo más representativo de la inteligencia y de la virtud cívica, sino un espectáculo para el populacho, para los que todavía creen en las palabras de sus gobernantes como si vinieran de lo alto.
De ahora en adelante, deberían asistir solamente aquellos señores políticos necesarios para las entrevistas finales, para hablar del Señor de la Querencia, de las Ballenas, del Cocaví, de lo que hiciera reír a los viejos ociosos que miran la tele mientras sus hijos duermen, roncan a sabiendas de que más vale hundirse en la inconsciencia individual que ser hundidos en la inconsciencia colectiva.
Los señores de las Querencias, descubrieron que preparando un buen espectáculo en la plaza del pueblo, donde ante esa "masa adicta" se muestran como enemigos, estaba la fórmula para seguir compartiendo apellidos y tierras.
ResponderBorrarIncluso algunos descubrieron que dándole el saludo de la paz a alguno de esa "masa adicta" el domingo, éste último creía más en sus palabras, como si vinieran de lo alto...aunque fueran mentiras.
Pero algunos de los hijos de los “viejos ociosos”, no estaba durmiendo, estaban leyendo cosas que en la Querencia estaban prohibidas por ser consideradas peligrosas.
Pero ya habían descubierto formas para salir de la "inconsciencia individual" para así generar una conciencia colectiva...
Ojalá fuera todo tan fácil. Ojalá se tratara solamente de patrones malos, conjurados por los buenos izquierdistas.
ResponderBorrarOjalá no fuera la izquierda la que más daño le ha hecho a los pobres, porque nada hay más dañino que instigar el odio, el resentimiento.
Ojalá todo eso pudiera camuflar la mediocridad de este régimen que ya no respeta ni siquiera al tribunal constitucional.
señor Orrego, es verdad que pucha que hay cosas malas, y la bachelet tiene harto que ver. pero no creo que el problema sea ni de la izquierda, ni de la derecha. el problema es más de fondo y siento que todos estamos dando palos de ciego, y eso se nota en el hecho que todo lo malo que nos ocurre, siempre es culpa del otro. nos falta humildad.
ResponderBorrary creo que el tribunal constitucional no es ningun tribunal celestial como para ser el ultimo bastion de lo que hay que respetar. de cualquier manera, conozco mucha gente de derecha que lo critica.
para terminar esta lata que estoy dando, tengo la impresión que a pesar de todas las cosas malas que nos están sucediendo como país, nos servirán de lección finalmente.
saludos,
esteban marín
Estimado Esteban:
ResponderBorrarSobre esos matices, mira un post anterior y otros cercanos en fecha:
http://bajolalupa.blogspot.com/2006/11/izquierda-vs-derecha.html
Naturalmente, podemos y debemos criticar a los tribunales cuando pensamos que se equivocan; pero no tiene sentido que existan si la máxima autoridad, la Presidenta, no los respeta: ¡es la indefensión!
Si eso se generaliza, volvemos a la autotutela.
De acuerdo. es peligroso que la crítica sea desde otras autoridades sobre todo la presidenta.
ResponderBorrarsaludos,
esteban m
Definitivamente el populacho es el que tiene mala memoria, el que cree todo lo que le dicen, y a la hora de las elecciones, se les olvida todo lo que "sufrieron" con el gobierno saliente, y vuelven a creerle a los mismos... por eso es que llevamos tanto tiempo de "desconcertación" en el gobierno.
ResponderBorrarEl sábado estuvimos comentando tu blog con la Ale Orrego. No me había dado cuenta que era tuyo, mira que poco fijada soy, sólo me gustó lo que escribes y cómo lo haces....