¿Quién se atreverá a decir toda la verdad?
Hasta ahora no he encontrado a nadie, ni dentro ni fuera de la Iglesia, que se atreva a decir toda la verdad sobre la crisis moral que la afecta. La concentración en la pedofilia de algunos sacerdotes, más el llamado mal manejo de los casos por algunos obispos, ha impedido atender el cuadro global, que es mucho más siniestro.
¿O será parte de esa misma cultura del ocultamiento que el Papa ha lamentado a propósito de Estados Unidos y de Irlanda?
Cristóbal, mal manejo?
ResponderBorrarLo ocultaron, lo taparon, lo negaron y nos mintieron!!!
y no sólo los obispos, lo ocultaron los otros "padres", lo ocultaron los papás de los alumnos, que les importaba sólo que sus hijos (ya difíciles, por eso los habían enviado al internado), los profesores, las cocineras, las sras. que hacían las camas... Lo ocultaron todos! Lo negaron, lo taparon y traicionaron a Dios, a la Iglesia, a la "moral sexual"!
Es lo que, en alemán llamamos la espiral del silencio, mejor traducido del silenciamiento...
Lo estoy viviendo muy de cerca... de cerca del colegio de los jesuitas de aquí de Godesberg, donde -según dijo el provincial y padres y profesores- hubo casos de perversión y también de acoso...
He sabido que los padres -estúpidos- admiraban la estética de las fotos de sus hijos desnudos que colgaban en la escalera del castillo donde vivían / viven los alumnos menores...
El provinvial llamó a "no defenderse" y a "dar credibilidad a las víctimas".
Este fin de semana, el Pdte. de la Conf. episcopal pidió perdón... y rezamos en todos los oficios de Alemania (orden de la Conf. ep.) por las víctimas de los "padres" que abusaron de ellos sexualmente o "los acosaron".
Tienes razón: es siniestro... por decir lo menos y, como dijo el Papa ya en febrero "más les valdría haberse atado una piedra al cuello y lanzado al mar"... o algo así es la frase evangélica...
Saludos!
Estimada Marta: Por eso hablo del "llamado mal manejo", porque es parte de un ocultamiento que continúa.
ResponderBorrarSiniestro, pero no es toda la verdad. Es la punta del témpano solamente. Por eso, la actitud de escandalizarse, rabiar, llorar, pedir perdón, y cualquier otra que no vaya unida a ir al fondo del asunto, a comenzar a limpiar la Iglesia no solamente de pedófilos y de cómplices, sino especialmente de herejes y de quienes han disuelto la fe desde adentro, son todas reacciones poco razonables, insuficientes, que dejan incubarse el próximo escándalo.