Un amigo me envía a Inglaterra —para hacerme sufrir— un artículo desgraciado, de un cura que debe de estar acercándose al término de su vocación sacerdotal, con tantas sandeces sobre la Iglesia, el Papa, el Concilio Vaticano II . . ., y con cuanto de mierda se puede acumular en una sola página, tanto que me he sentido impelido a responder.
Como esta especie de gusano clerical existe en todo el mundo hispanohablante y más allá, voy a dejar en el anonimato al cura buena honda (con h). En realidad, qué nos importa quién lo haya dicho, si podemos usar de su mal paso para refutar el error y la frivolidad.
Mi respuesta es suficiente para ver la profundidad de la tontería humana hecha cura.
Leed:
El Padre X
Aprovechando el horror de los abusos sexuales, el padre X repite sus consignas liberales. Son todas falsas.
No es verdad que la Iglesia católica se haya alejado del Concilio Vaticano II por oponerse a la anticoncepción en "Humanae Vitae". Por el contrario, todos los Papas, incluidos Juan Pablo II y Benedicto XVI, para aplicar el Concilio han confirmado la doctrina matrimonial católica. El alejamiento de los católicos de la moral matrimonial se debe, en buena medida, a que muchos sacerdotes dejaron de cumplir su misión de ser sal y de ser luz. Los frutos son de todos conocidos: más crisis matrimoniales, más relajamiento de las costumbres entre los jóvenes —algo profetizado por Pablo VI en la citada encíclica—, condescendencia cómplice con graves pecados como la conducta homosexual y otros.
Tampoco es verdad que la doctrina social católica se haya centrado de manera "casi obsesiva" sobre la moral sexual. La obsesión está en quienes querrían ver bendecidas por el Magisterio las desviaciones que ellos predican, o bendicen, o sobre las que callan con falsa caridad. No sucederá. Lo que sí está sucediendo es que la Iglesia une cada vez más fuertemente los asuntos sociales con la defensa de la vida humana y de la identidad del matrimonio y de la familia. La fe católica es un todo indisoluble. No cabe justicia social sin moral sexual, ni viceversa.
Aunque es verdad que subsiste cierto clericalismo, como dice el padre (él sabe de esto más que yo), este vicio no tiene nada tiene que ver con la indumentaria de los sacerdotes, como el pobre curita cree. El Papa y todos los sacerdotes que siguen su ejemplo manifiestan, mediante el traje sacerdotal, su especial identidad, que nunca les ha separado de los fieles. Basta ver las multitudes de jóvenes que los siguen en busca de Cristo.
Por último, aunque es verdad que los católicos esperamos un cambio, no es el que el padrecito insinúa. Él querría, junto con los vejestorios que van quedando de la moda sesentera posconciliar, que la Iglesia católica cediera a todas las presiones del desbande políticamente correcto. Nosotros queremos, junto con los jóvenes católicos que siguen al Papa, que se siga aplicando el Concilio Vaticano II en continuidad con la tradición católica. Y que la intransigencia que justamente se ha mostrado contra los sacerdotes pederastas se extienda también contra los que dañan a los fieles con su mala doctrina y con su crítica destructiva.
Cristóbal Orrego Sánchez
Es el mismo del que he oído hablar bastante hoy día.....inefable él... ¡es pura acción! pero se ha olvidado hace rato de "la mejor parte" y lo peor es que así se lo trasmite a sus seguidores. Es un falsificador con tribuna. La peor conjunción.
ResponderBorrarPor eso yo digo que no le creo a los curas, sino que sólo a la Iglesia y su magisterio.
ResponderBorrarSaludos.
Álvaro P.
UF!, duro el comentario, pero clarifica bastante.
ResponderBorrarCristóbal:
ResponderBorrarNo creo que te hayan enviado el artículo para hacerte sufrir, sino que pensando en la defensa de la verdad a que su lectura te induciría.
Saludos.
Chilense.