Cartas
Miércoles 10 de Noviembre de 2010
Voto obligatorio, no compulsivo
Señor Director:
Quizás por cumplir las promesas electorales, por honrar un consenso político, los legisladores tendrán que aprobar una ley de inscripción automática y voto voluntario. En este contexto, seguro que no es muy conducente que un viejo profesor de Filosofía del Derecho se detenga a explicar que, al menos desde Aristóteles, se sabe que la no obligatoriedad del voto es un arreglo institucional oligárquico. La historia y la ciencia política moderna no han hecho más que darle la razón al Estagirita.
Aunque no hay nada que hacer, y aunque quizás la oligarquía sea hasta mejor que la democracia en un país donde las masas son tan fácilmente manipuladas por...bueno, por la oligarquía, me atrevo a sugerir una alternativa que cumple con hacer que el voto sea "voluntario". La Constitución y la ley pueden establecer que votar en las elecciones será siempre obligatorio, pero que el incumplimiento de la obligación cívica no podrá ser constitutivo de falta o delito, ni fundamento de ninguna otra sanción jurídica. De esta manera, seguirá siendo legalmente obligatorio votar, aunque no será compulsivo.
Quienes estiman que la obligación legal es equivalente a la existencia de una sanción por el incumplimiento pensarán que ya no existe tal obligación. Quienes pensamos que las obligaciones jurídicas tienen una existencia independiente de las sanciones, aunque éstas sean necesarias en muchos casos, podemos preservar el sentido simbólico de apoyo legal de un deber cívico. Y ciertamente desaparecen los inconvenientes burocráticos de la persecución de las faltas.
Cristóbal Orrego
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