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jueves, diciembre 30, 2010

Carta propuesta, no publicada

En el debate sobre el aborto, propongo no hablar del "aborto terapéutico", sino simplemente debatir sobre la defensa de la vida del niño no nacido, como de cualquier otro ser humano.

He publicado demasiadas cartas en el tiempo reciente, por lo que les dejo aquí una que no pude publicar (referida a otra precedente de la profesora Verónica Undurraga). Algunas aclaraciones que en una carta no son posibles:

1) El aumento de abortos después de la legalización no es una simple secuencia temporal, sino que responde a la lógica que se usa en TODOS los otros asuntos públicos: si hay obstáculos legales (como de cualquier otro tipo), una conducta tiende a disminuir; si hay facilidades legales, ella tiende a aumentar. Esta tesis de sentido común es aceptada en relación con el consumo de alcohol y tabaco, accidentes automovilísticos, y prácticamente cualquier tema.

2) Este punto ha sido difundido por muchos sitios pro-vida, pero la ONU intentó incluso retrasar la publicación de estos datos en una revista médica.

3) Para quienes no entienden lo que leen: NO digo que todos los que defienden el aborto mienten. Solamente digo que algunos de ellos han mentido y que algunos conversos lo han reconocido. Pero obviamente el efecto propio de la mentira es engañar a muchos que no mienten.

Leed:




Aborto y derechos humanos

Señor Director:


Solamente pedimos que a la persona no nacida se la proteja exactamente igual que a la ya nacida. Por eso, escandaliza que Verónica Undurraga, una estudiosa de los derechos humanos, abogue por privar de la protección básica a los no nacidos, con argumentos que ella misma —estoy seguro— no aceptaría referir a otras violaciones del derecho a la vida y a la integridad. 

De modo especial, quisiera informar a los lectores los siguientes hechos, contrarios a lo que doña Verónica cree:

1) El carácter legal o ilegal del aborto sí influye en las tasas de aborto. El aborto ha aumentado en todos los países donde se ha legalizado, hasta el punto de que actualmente constituye un genocidio no superado por ninguno previo en la historia de la humanidad.

2) Es falso que la penalización del aborto haya aumentado la mortalidad materna. Por el contrario, los países pro-vida tienen una legislación y cultura que consideran a la madre y al niño igualmente como pacientes, y, si se observan los casos de Irlanda y Chile, se comprueba que gozan de cifras mejores que las de los países pro-aborto. Por tanto, no es verdad que las mujeres no puedan proteger su salud solamente porque se les exija —como a todo el mundo— abstenerse de violar el derecho a la vida del niño que llevan en su vientre.

3) La campaña mundial por legalizar el aborto ha acudido a la desinformación de manera sistemática, como ha atestiguado el abortista converso Dr. Bernard Nathanson en su libro "La Mano de Dios". Por eso, sugiero a sus lectores una cuota de escepticismo y acudir a las fuentes de información pro-vida, inspirada en un compromiso con la vida y también con la verdad.





Cristóbal Orrego Sánchez
Profesor de Derecho Natural
Universidad de los Andes

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