Es fuerte, pero es verdad.
Esta semana la Iglesia Católica en Chile ha sido víctima de una orquestada y sistemática sucesión de mentiras, ataques y engaños. En el medio de la controversia están tres sacerdotes conocidos por su trabajo con los pobres y por su disenso público respecto a la enseñanza de la Iglesia respecto al aborto y la homosexualidad.
Los ataques, rápidos y bien dirigidos, se han dado mientras que uno de los principales objetivos, el Arzobispo Primado de Chile, Cardenal Ricardo Ezzati, está en Roma participando del Sínodo de la Familia, lo que le ha afectado su capacidad para responder a las agresiones que se han dado en cinco fases.
Fase uno: Desacreditar al Cardenal Ezzati
El domingo, el diario chileno La Tercera publicó un reportaje que indicaba que el Cardenal Ezzati había denunciado a tres sacerdotes chilenos: los jesuitas Felipe Berríos y José Aldunate, y Mariano Puga Concha, ante la Congregación para la Doctrina de la Fe para que sean investigados por su oposición pública a la doctrina católica sobre el aborto y el “matrimonio” gay.
La nota no señalaba una fuente y sin embargo fue repetida en una gran cantidad de medios en todo Chile lo que generó una avalancha de insultos y ataques en las redes sociales contra el Cardenal.
Hay que preguntar: ¿Quién querría difundir la mentira que comenzó estos ataques? ¿Qué ganaría alguien con los ataques contra Ezzati?
Fase dos: Presentar a Berríos, Aldunate y Puga como ¨santos en vida¨
Los tres sacerdotes bajo investigación fueron entonces presentados como las víctimas de un Cardenal sin tacto que buscaba silenciarlos y castigarlos por su “audacia” para desafiarlo a él y a la enseñanza de la Iglesia.
Las imágenes y los videos de los tres conocidos sacerdotes trabajando con los pobres fueron difundidas toda la mañana del lunes.
Incluso el mismo vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, fue presentado como contrario al Cardenal Ezzati (que preside este organismo) y en claro apoyo a los sacerdotes: “es un asunto de especial complejidad, porque para muchas personas algunos de los sacerdotes mencionados han sido y son un testimonio vivo de fidelidad a Jesucristo y de una Iglesia misionera y comprometida con los que sufren. Por eso parece comprensible la inquietud que esta noticia causa en personas y comunidades”.
Hay que preguntar: La presentación de estos curas como ¨santos en vida¨ quiere decir que ¿no se les puede cuestionar? ¿Acaso ya no se van a equivocar?
Fase tres: Desprestigiar a la Iglesia “Institucional”
Poco después de las 2:00 p.m. del lunes, se conoció la noticia de que el Cardenal Ezzati no había presentado la supuesta denuncia contra los sacerdotes, aunque ya se han dado los primeros pasos para una investigación en el Vaticano.
La mayoría de los diarios, que vertiginosamente había informado de la supuesta denuncia del Cardenal Ezzati dando pie a la tormenta de agresiones, buscaron entonces la reacción de los sacerdotes y ni siquiera se preocuparon en corregir su error o en señalar que la información que habían difundido era falsa.
Al día siguiente el Padre Puga apareció con una declaración pública que parecía una defensa del Arzobispo de Santiago de Chile en la que afirmaba que está “en profunda comunión con él”.
Esa misma noche, Puga concedió una extensa entrevista al programa de televisión “El Informante¨. Allí el sacerdote criticó a los obispos chilenos y distanció su sacerdocio y sus creencias de los “muy tradicionales” obispos, que en su opinión, no representan a la Iglesia.
Hay que preguntar: ¿Por qué los medios no han buscado la verdad? ¿Por qué no pidieron disculpas por su error?
Fase cuatro: Presentar una Iglesia paralela
En este momento se intenta mostrar que existirían dos iglesias en Chile:
1) Una “Iglesia institucional” liderada por el Cardenal Ezzati y otros obispos “sin tacto” que prefieren defender su doctrina y que son sordos al diálogo y los lineamientos del Papa Francisco.
2) Una Iglesia sin doctrina, sin verdad ni autoridad. Una Iglesia que es democrática, igualitaria, fraterna y completamente permisiva con cualquier expresión de la sexualidad. Una iglesia, al final de cuentas, que nunca comete errores y que siempre será superior en sus ideas a la “Iglesia institucional”.
Cabe preguntar: ¿Quién gana con una Iglesia más débil, una Iglesia con menos influencia en Chile?
Fase cinco: Generar miedo y silenciar opiniones contrarias
Esta campaña contra la Iglesia ha sido feroz y muy bien coordinada. Aunque presentan una “iglesia paralela” de diálogo e inclusión, en realidad ese diálogo simplemente no existe. Ni nada parecido. En vez de eso hay persecución en las redes sociales, intimidación y engaños.
Si uno no comparte el sueño de la “iglesia paralela” dentro de sus coordenadas, entonces será intimidado. Si no se reinterpreta al Papa Francisco de acuerdo a su estrecha perspectiva, entonces el que ose hacer eso será silenciado.
Hay que preguntar: ¿Y esto no suena a dictadora? ¿Dónde está el respeto a la libre expresión de los que critican las opiniones de estos tres sacerdotes?
¿Por qué debe actuar la Congregación para la Doctrina de la Fe?
Berríos, Aldunate y Puga pueden tener muchas virtudes, pero su clara y repetida oposición al Magisterio de la Iglesia y las herejías que presentan están causando confusión y división entre los fieles. Los están guiando, al fin y al cabo, al infierno. Por eso la Congregación para la Doctrina de la Fe ya está actuando: es su deber proteger y salvaguardar las enseñanzas de Jesucristo y guiar a las almas al cielo.
Este puede ser un buen momento para recordar que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.
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