Hay dos opiniones sobre este tema.
Una quiere evitar el escándalo de los débiles, y silencia, por esa razón, la información sobre el humo de Satanás que penetra incluso en El Vaticano.
También por eso se ocultaban los delitos de los sacerdotes, enviándolos a rehabilitarse. Sabemos que las instrucciones a los obispos de no denunciar a los sacerdotes procedieron directamente de la Congregación para los Obispos. El cambio de política vino a partir de los escándalos del año 2002.
Pero ese cambio no ha llegado a todos los temas.
La visión que prefiere airear las cosas, para dispersar el humo, sigue siendo minoritaria. En relación con los sacerdotes que abusaban de niños, gracias a la valiente denuncia de los laicos, se impuso esta opinión.
Pero no ha sucedido así en los demás temas. Basta que alguien denuncie alguna otra barbaridad para que se estime que va contra la unidad de la Iglesia, o la buena fama, o el bien de las almas.
Recientemente, en temas de matrimonio y familia, por desgracia el humo de Satanás ha emanado desde ahí al mundo.
No doy links. Para no escandalizar.
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