El capítulo precedente fue todo lo violento que tenía que ser, pues se trataba de decir la verdad sobre una injusticia. La verdad, que nunca podemos agotar por entero pero que nos hace ruines si no la acogemos, nos depara mil desagrados. ¿Acaso hay algo más agradable que vivir en la mentira? Solamente se me ocurre una cosa: ver a Dios cara a cara y dejar que la triste verdad sobre nosotros se transfigure en el dolor. Mientras eso no suceda, ¡es tan agradable vivir en la mentira! Es un placer como de sol y arena vivir creyéndonos tipos decentes y descubriendo a cada paso lo malos que han sido los otros, unos otros ya derrotados para siempre. Dolor y sufrimiento, en cambio, nos trae la verdad desnuda: que tras los crímenes de los otros estuvo siempre la complicidad de los buenos, la cobardía mía y tuya, el cansancio de oponerse al mal que, después de todo, no parece ser tan malo. Incluso debemos hablar —esto sí que duele— de la máxima victoria de Satanás: que las víctimas de la injusticia también hayan sido antes culpables de su suerte y sigan siendo, después, presa de todo tipo de males del alma.
Sé que es cruel decirlo, que incluso suena a argumento que suaviza las culpas de los victimarios, de los asesinos, de los totalitarios. Mas da igual cómo nos suena a nuestros oídos anestesiados por el placer de la mentira, porque es verdad: la culpa reside mil veces en las víctimas. No siempre, lo concedo, pero sí muy a menudo: cae bajo la violencia asesina quien ha provocado el odio; se hunde bajo las piernas de un toro desbocado y cruel, cegado por la lujuria violenta, la putilla —a veces, una chica fina— que ya hacía lo mismo a cambio de dinero o de palabras de amor; pierde unos billetes de nada, unas joyas, un automóvil, quien se había paseado durante años con sus riquezas bajo la mirada de los hambrientos, de los miserables, de los que nunca supieron de ideales más altos porque vieron la luz en medio del huracán de privaciones inicuas.
La culpa de las víctimas es una parte del misterium iniquitatis, la más dolorosa, la más inaceptable. Comprendo bien la tentación de escupirle en la cara a quien la descubre. Sin duda, sería culpa mía —aunque no totalmente— que algún lector, si me encontrase casualmente por estas calles calurosas del Sur, me pateara las costillas por mi atrevimiento. Sería culpa de mi falta de tacto, de mi pésima retórica, de la manera destemplada que tengo de decir la verdad. O quizás es que la verdad es desagradable y nada hay más placentero que vivir en la mentira, porque existe esa culpa de las víctimas.
Nos parece muy fuerte en algunos casos, pero todos razonamos así. No vale aceptar que una parte de la culpa está en las víctimas para algunos casos, pero no para otros. ¿Por qué el oligarca es culpable de la rebeldía popular, tantas veces violenta, y no ha de ser, la mujer sensual y casi desnuda, igualmente culpable del ataque violento de un bruto sediento de tomar por la fuerza los placeres del amor? “¡Es que no es lo mismo, no es lo mismo!”, oigo que chillan voces beatas. El problema de este griterío es que unos admiten la culpa de la mujer carnaza y no la del populacho sublevado, mientras que otros, por el contrario, reprochan la culpa del ricachón egoísta y no la de la hembra alzada.
Pensadlo con más calma. Veréis que la culpa nunca es solamente de los pecadores y de los delincuentes, sino que siempre se yergue detrás de cada historia de crueldad y de muerte una historia más amplia de sociedades asesinas y crueles. No soy, sin embargo, de esos que quieren exculpar a todos —comenzando por ellos mismos— para cargar las responsabilidades sobre la sociedad, porque si nadie es culpable tampoco puede serlo la sociedad. Si toda la responsabilidad —o la más importante— de ese chicuelo marginal que asaltó a una diva de la farándula reside en la sociedad que lo marginó y que lo malcrió, esa sociedad lo marginó y lo malcrió por medio de otros tantos individuos que tampoco son responsables, y así hasta el jardín del Edén. ¿Que acaso el único culpable es el diablo? No, amigos, somos todos culpables, sí, pero no porque, como por magia, no lo sea nadie, sino porque cada uno es responsable de sus actos y de cómo influye en los actos de los demás.
Entonces se entiende que hasta las víctimas pueden ser culpables, aun cuando muchas nunca lo sean en ningún sentido. ¿De qué es culpable un niño escarnecido, abusado o abortado? ¿De qué, un enfermo terminal que tarda demasiado en morir? En cambio, por la matanza de Santa María de Iquique, en parte lo fueron esos anarquistas que usaron la vida de los obreros como escudo en una lucha por exigencias justas, sí, pero no tan justas que ameritaran oponer la sangre de los inocentes a las fuerzas del orden liberal. Cien años después, seguimos luchando por la justicia, o por nuestros ideales, o por nuestros intereses: ¡muy bien, pero no a cualquier costo!
Así también sucede que la sociedad oligárquica —en América Latina, todas lo son, aun cuando no lleguen al extremo venezolano— es en parte culpable de la violencia que los grupos subversivos han hecho estallar por más de un siglo, enrolando ya a los miserables ya a los jóvenes ricos, indignados y atribulados por la injusticia que les rodea, con sus olores mezcla de caros perfumes y orines de pobres.
Sí, el burgués asaltado en su casa no carece de culpa. Y la mujer de escaparate violada en la playa, o cuando caminaba semidesnuda por el parque, que encendía los ojos exorbitados de los monstruosos hijos de la sociedad permisiva, esa mujer es, sobre todo, una víctima.
Mas no olvidemos jamás las culpas de las víctimas.
Uh, que fuertes y que verdaderas palabras, profe... lo he pensado parecido por annos, pero no lo había visto expresado tan claramente. Felicitaciones y un fructífero 2008
ResponderBorrarSupongo que está es en parte una respuesta a mi interpelación con respecto a Santa María de Iquique.
ResponderBorrarDebo decir, que me parece inadecuado intentar confundir victímas y victimarios en medio de tanta retórica, a base de un ejercicio casi dialéctico, para responder a lo afirmado en cuanto a lo que ocurrió en esa escuela al norte de nuestro país.
La fórmula: Todas las víctimas son culpables de lo que les ocurre, y así se eleva con fuerza el justificativo de que todos los culpables también son víctimas.
¿Cómo entonces dirimimos lo justo de lo injusto?
Me pregunto, y con todo el respeto que merece: ¿Cristo, como víctima, fue culpable de su calvario a manos de los déspotas romanos?
Saludos
A Sebastián: creo que confundes lo que es proponer una razón -y proponerla con convicción- con imponer una visión; decirle a alguien que crees que está equivocado, o proponerle otra manera de ver las cosas, no sólo no es una falta de respeto, sino que muchas veces es una exigencia del verdadero amor. Y puede hacerse con mucho respeto y cariño, como creo que fue la columna de Cristóbal en El Mercurio del domingo. Si el propio Cristián W. escribe una columna en un medio público sobre la triste muerte de su hijo, y si en ese mismo medio público se publican miles de comentarios, el tema se ha convertido en un tema público, y otro columnista tiene perfecto derecho a referirse a eso, incluso para pronerle al afectado una visión distinta de lo que es la muerte de un niño, con todo respeto y cariño. En cambio, decirle a alguien a quien que no sabe nada de hijos ni de familia, eso sí es una falta de respeto.
ResponderBorrarA Jorge A. Gómez: al leer tus comentarios, sólo me queda decirte, también con todo respeto, que debes intentar leer con más cuidado. El texto de Cristóbal dice claramente que también hay víctimas que no son culpables de ningún modo. Y decirte que tomes un curso de lógica: no lees bien y no razonas bien; creo que por eso el blogger ni siquiera responde tus intervenciones. Si no entiendes lo que tan claramente dice en sus posteos, no veo por qué va a tener esperanzas de que entiendas sus respuestas.
Santiago, me parece que esa es la forma más fácil y simple de responder (en realidad no responder), recurriendo a falacias ad hominem, y deslegitimando los planteamientos por suponerlos irracionales e ilógicos.
ResponderBorrarSi según usted, la frase "las víctimas pueden ser culpables, aun cuando muchas nunca lo sean en ningún sentido" es la clave que derriba mis cuestionamientos previos,entonces le pregunto, ¿y quién o quiénes son los capacitados para determinar cuándo y por qué en algunos casos sí son culpables las víctimas y cuándo no?
Por otro lado, no sabía que usted era el relacionador público del autor de éste blog, puesto que ha respondido dos veces por él.
Estimado Jorge A. Gómez Arismendi:
ResponderBorrarNo, no debe entenderse lo escrito en el sentido en que usted lo interpreta, ni tampoco como respuesta a su intervención anterior.
Un cordial saludo,
C
P.S.: Borré un comentario que iba dirigido al blog de El Mercurio. No sé cómo fue a traspapelarse hasta este indigno lugar.
En mis tiempos de activo participante de una ONG provida en Stgo., cuando hablaba de uno de los casos extremos en que la gente que es primeramente provida, suele aprobar el aborto, el del embarazo por violación, señalaba como uno de los absurdos que contiene el abortar a un niño concebido en violación, el hecho de que al único que con total seguridad podemos considerar inocente, que es el nonato, se le condena a MUERTE y, peor aún, a una muerte cruel e indigna.
ResponderBorrarEn cambio, al culpable absoluto, que es el violador, a lo más se le dan cerca de 10 años de cárcel. Y a la mujer, que EVENTUALMENTE, podía tener algún grado de culpabilidad relativa, ya fuera por vestir provocativamente, por pasar por un lugar peligroso en forma desaprensiva o cualquiera otra razón, solo se la cataloga como víctima.
Mi argumento, que en ningún caso intentaba acusar a la mujer, sino que solo acentuar el absurdo del aborto como "solución", y que se enmarca precisamente en el sentido de su artículo de hoy, solía recibir tal grado de incomprensión y rechazo, que finalmente tuve que optar por no mencionarlo, pues perdía más tiempo tratando de explicar su sentido, que lo que ganaba en el sentido de demostrar que el aborto es absurdo como respuesta para estos casos.
Pero mi argumento, lo repito, se enmarca precisamente en el sentido de su artículo, pues aún siendo víctimas, a veces tenemos un grado de responsabilidad-culpabilidad, en lo que nos ocurre.
Un saludo
Cristian Muñoz Poblete
dios sabra quienes son culpables. como nosotros no podemos meternos en las conciencias individuales, seamos humildes, pero por sobre todo, tratemonos con más respeto y algo de cariño. que de falta de amor esta enfermo el mundo.
ResponderBorrarLa monstruosidad de las ideas del autor de este artículo no puede cubrirse con palabras complicadas, PhDs o profesorados. Pareciera que Cristóbal Orrego sería feliz viviendo en un estado teocrático al estilo de Arabia Saudita (pero en versión opus dei), donde mostrar una pierna, un brazo e incluso socializar con gente del sexo opuesto está prohibido para las mujeres. Hasbún y Medina parecen niños de pecho al lado de Cristóbal Orrego.
ResponderBorrarbueno y cual es el problema que cristobal piense eso crsitián. son sus ideas y no creo que lo hagan una mala persona. porque tanto ataque personal?
ResponderBorraresteban marín
Esteban,
ResponderBorrarEl ataque no es personal, el ataque es a sus ideas que insultan mi dignidad, inteligencia y humanidad (y las de mi madre, mi hermana y mi esposa)
CRISTIAN
ResponderBorrarLa verdad es que no puedo entender esa reacción tan visceral (misma que sufrí yo en otro foro, donde se copio mi opinión de acá, aunque sacándola de su contexto).
Te expondré acá el mismo ejemplo que puse allá y que parece haber logrado matizar un poco los ataques.
Si un transeunte camina por la calle y es atropellado por un vehículo cuyo conductor maneja ebrio, sin duda alguna el conductor es culpable y el transeunte víctima. Pero si el mismo hecho sucede con el transeunte caminando por el borde de la calzada, en vez de en la vereda que es donde le corresponde estar, sin quitarle una pizca de responsabilidad al conductor ebrio, el transeunte que continúa siendo la víctima, tiene un grado de responsabilidad-culpabilidad consigo mismo, por haberse puesto innecesariamente en una situación de mayor riesgo.
Y eso es todo, es algo absolutamente racional, el reconocer que en las cosas que nos ocurren, sin perjuicio de la responsabilidad de quien nos afecta, nosotros mismos tenemos un grado de responsabilidad por el riesgo al que nos sometemos por nuestras propias acciones.
Honestamente no veo que tenga eso que ver con estados teocráticos, el Opus Dei, Hasbún, Medina, tampoco veo que el escrito del Profesor Orrego sea específicamente antimujer ni que deba ofender a tu madre, tu hermana o tu esposa.
Te puedo admitir que las palabras de Orrego en algunos acápites en que se refiere específicamente a la mujer, sean quizás demasiados duras y hasta probablemente faltas de tacto, pero superando ese probable derrape del autor y no dejándose enceguecer por esa parte, hay que observar que el escrito va mucho más allá, que no se centra exclusivamente allí y que hace hincapié en un aspecto de la responsabilidad que puede resultar algo difícil de digerir (la culpabilidad de la víctima), pero que racionalmente hablando, no es menos real.
Critica si lo deseas la parte en que se refiere específicamente a la mujer, y probablemente pueda estar de acuerdo contigo, pero no centres todo allí para hacer una crítica que también derrapa por la exageración y lo visceral.
Un saludo
Cristian Muñoz P.
por si acaso cristóbal el 22 de diciembre fue sábado, no domingo
ResponderBorrarEstimado Profesor:
ResponderBorrarMuchas gracias!!!
Espero poder visitarlo a la Universidad. Tengo que despedirme de tantos profesores, auxiliares y amigos de esta Universidad que tanto me entregó.
El día Domingo 13 entro en Bellavista la Florida, para luego partir a Paraguay el 8 de Marzo al Noviciado. Dentro de ese tiempo las salidas son escasas, pero haré lo posible para ir a despedirme como se debe.
Un abrazo;
Benja Ulloa
me pareció muy interesante el artículo de Cristóbal, gracias x darte el tiempo de participar en la blogósfera! ... provocando, claro.
ResponderBorrarinteresantísimo el argumento en torno al aborto seguido a violación de Cristián!
generalmente no digo que una mujer se hizo un aborto, sino que los médicos abortaron al nino;
en fin, interesante discusión.
Cristián: deberías tener un blog, es más, te propongo que abras un blog, te ayudo si quieres!
Saludos a todos, a mis amigos y colegas bloguers que me visitan con frecuencia y a Jorge,ahora que ya no leo tus comentarios en Hoy me interesa después de que lamentablemente, L.A. cerró el blog, snif! uno de los mejores blogs chilenos!
MARTA SALAZAR
ResponderBorrarLa verdad es que cree un blog en los meses finales del año pasado y específicamente en torno al tema de la defensa de la vida del niño en el vientre materno, pero . . . por desgraia no le he podido dar el tiempo ni la dedicación necesaria para que obtenga el nivel adecuado como para darle mayor publicidad.
Además, también me falta un dominio mayor del trabajo en blogs para poder darle el realce que yo deseo.
Hasta el momento he puesto allí un par de escritos que son más que nada mi presentación personal y motivación con el tema, tras lo cual pensaba comenzar a ingresar la muchísima información que yo manejo al respecto del aborto. Pero siendo honesto, hace ya un tiempo que no he vuelto a retomar el compromiso de darle continudad.
En todo caso, no abandono la idea de seguir haciendo crecer ese espacio y, por supuesto, toda ayuda que se me pueda dar, será muy bien recibida. Por ello le agradezco desde ya su generoso ofrecimiento.
Sería cosa de ponerse de auerdo omo comunicarnos, pues la verdad, yo prefiero no hacer públicas mis coordenadas por ahora. Si Ud. me indica como tomar contacto, podemos continuar conversando al respecto.
Un saludo muy grato
Cristian Muñoz P.
nunca lo había mirado desde este punto de vista pero siento ( es percepción ) que ud. está equivocado. hay victimas culposas en el sentido mostrado en uno de los comentarios..si un transeunte va caminando por la calle y es atropellado por un conductor ebrio la culpa es compartida..uno por imprudente el otro por irresponsable...pero me parece que estamos hablando de otro tipo de victimas..en el caso de una violación señor que una joven ande con minifalda y peto no la transforma en provocadora..el que viola acá es un enfermo y ese debe estar en prisión y bajo tratamiento psiquiatrico..en el caso de la pedofilia¿ qué niño es culpable' culpable de qué..de inocencia? en el caso de un genocidio como el judio..¿qué culpa tuvieron las victimas en este caso de la persecución?creo que hay que diferenciar los argumentos porque si debe tener razón en el caso de los soldados victimas de mutilaciones en guerra..en enfrentamientos puedes salir herido y victimas y culpables se confunden.Que el caso de un movimiento como el que dsembocó en la matanza de santa maría halla dirigentes anarquistas no transforma en delincuentes a sus victimas..se disparo sobre gente desarmada..hombres,mujeres y niños..qué culpa hay en ellos? son culpables los que luchan marchando por su dignidad y derechos? tiene ud . razón al sostener que los lideres deben ser responsabilizados cuando se da inicio a un movimiento irresponsable donde las probabilidades son escasas y donde la muerte es cierta...tengo mis dudas pero acepto esa re4sponsabilidad moral..pero siendo mujer la victima de violación no es culpable ..es culpable el hombre que no siendo capaz de seducir y tener sexo consentido debe recurrir a la fuerza para obtenerlo..y lo hace con quien esté al alcanze..no necesariamente con quien lo provoque utilizando su vocabulario. Si hay provocadores de todo tipo..si insulto a diestra y siniestra lo mas probable es que em llegue un derechazo..no puedo alegar nada..pero si vebalizo mi intolerancia podría esperar que se me respondiera con batería de palabras y no a escopetazo limpio..hay victimas y victimarios de acuerdo a mi forma de pensar. Por otro lado siempre he pensado en torno al ejercicio de la abogacía y sobre todo, en el cómo se puede defender y buscar la exculpación de asesinos,violadores,pedofilos..cómo se puede tener la osadía (digo yo)
ResponderBorrarde transformar a la victima en culpable para ganar un caso y de paso unos pesos. lo digo como mujer y madre de una niña..para mi la vilación comprobada debe tener una sola pena...la muerte.
Estimada Nery: En realidad, comparto las distinciones que usted traza, asì como la manera tan serena y racional de discrepar del tono provocador de mi artículo. Pienso que en todos los casos, así como también en cada caso particular, habrá que estudiar si hay o no culpa en la víctima, a veces por imprudencia. Por ejemplo, si Ud. verbaliza su insulto contra un matón de barrio . . ., en fin, en parte, por su temeridad, es culpa suya si se lleva una golpiza, tal como puede ser culpa de un turista el ser devorado por un león si se baja del auto en un safari. Y lo mismo se aplica a los demás casos, que obviamente incluyen los casos en que no hay ninguna culpa por parte de las víctimas, como he dicho en el artículo. Con todos los matices que Ud. quiera.
ResponderBorrarY por lo menos por prudencia recomiendo que las niñitas no transiten cerca de lugares donde abundan los depravados, ni aunque vayan vestidas hasta el cuello.