Al parecer, Jaime Guzmán está hoy más muerto que nunca. Sus discípulos defienden las uniones civiles, incluidas las homosexuales, con argumentos típicamente liberales, a los que Guzmán siempre supo responder. Sorprende sobremanera que Chadwick, Chahuán, Dittborn, y tantos otros, llamados a dirigir con ideas y con ideales, sean arrastrados por la marea de la deformación, incapaces de articular los rudimentos de las exigencias de la ley natural y de la visión cristiana del matrimonio y de la familia.
A los jóvenes que suelen preguntarme qué hacer ante este desmoronamiento moral tan palmario quiero insistirles, ahora con mejores pruebas, en que es imperativo fundar un partido político —o una organización equivalente— que realmente represente a la mayoría pro-vida y pro-familia de nuestro país. Quienes no entienden los principios que dicen defender no podrán representarla jamás.
El problema es que los partidos políticos ya no son lo que eran: antes tenían declaraciones de principios, y quien las compartía podía golpear la puerta y ofrecer su colaboración; hoy funcionan como clubes de amigos, donde no importan las ideas sino las lealtades.
ResponderBorrarTal vez, habría que intentar replicar organizaciones como la española, que logró reunir miles de personas para una manifestación contra el aborto.
Chahuán no pertenece a la UDI. Él se define 'moderado y centrista'. Para mí es socialista. La prueba es que siendo abogado quiere eliminar el principio del Derecho de cosa juzgada.
ResponderBorrarMencionas al final 'principios'. Pero,¿Qué entiende Chahuán por principios, si se ufana por decir que él tenía 5 años para el pronunciamiento y que no participó en el plebiscito? O sea, no es capaz de rebatirle a la izquierda y decir que ellos se portaron mal.
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