Libros viejos, jóvenes pobres: ¡qué maravilla!
Hojeo libros en una librería de libros viejos en Oxford. Un joven —parece de 20 años, aunque los ingleses a veces engañan— mira, remira, y toma un libro. Va donde el librero. Le dice: "Me pagan el viernes . . . ¿Me lo puede reservar?".
Le toman los datos. Se lo reservan en un rincón oscuro.
Me emociono.
Son los libros viejos, los jóvenes pobres, los tesoros de gente humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario