Carta inaceptable no publicada.
Matrimonio y sodomía
Señor Director:
Las propuestas de Carlos Larraín (regular todo tipo de pactos de convivencia sin referencia a los afectos y a la sexualidad de las partes) y de Antonio Bascuñán y otros (regular el matrimonio como una "licencia" del Estado para tener relaciones afectivas y sexuales con reconocimiento público, una "licencia" al servicio de la autoestima de los homosexuales) son muestra suficiente, en mi opinión, de que necesitamos un debate abierto y argumentado sobre el matrimonio como bien público: su naturaleza, sus fines objetivos, la justificación de que el Estado deba o no intervenir en esta materia. Si se sigue a Bascuñán, se discrimina a los convivientes que no quieren instrumentalizar al Estado para servir a sus necesidades de aprobación social y de autoestima, como los hermanos y otras personas mencionadas por Larraín. Si se le hace caso a éste, en cambio, se deja insatisfecho el más fuerte anhelo de los grupos de presión gay: obligar a todos los demás a que los consideremos públicamente como iguales, revirtiendo así el juicio moral tradicionalmente aceptado sobre los actos homosexuales.
En lo personal, estimo que una ley que pretendiera obligarnos a dar ese reconocimiento sería totalmente ilegítima en su objeto, precisamente porque la sodomía es un acto inmoral que, a lo más, podría ser tolerado entre adultos y en privado. La tolerancia de un asunto meramente privado entre adultos fue la justificación de su despenalización hace veinte años. Si era una falsedad estratégica, ¿no será mejor volver a penalizar esa conducta y meter a los homosexuales en el clóset otra vez? ¿Acaso no está ya claro que, al salir del clóset, han terminado por corromper la percepción social del matrimonio, causando un daño quizás irreparable?
Cristóbal Orrego Sánchez
Abogado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario