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viernes, junio 12, 2009

Un elemento más de juicio: profesores de moral

Copio la declaración de profesores de Filosofía (de la) Moral, que, según las bromas inocentes de los niños, también se llama Filosofía del Amoral.
Es interesante, matizada, y, en lo que se refiere a la publicación del libro fotocopiado . . . uf, lamentablemente es verdadera. Este se acerca a ser mi destino: estoy en contra de todos.
Leed.
Declaración Profesores Filosofía de la Moral

Enviado por fcoarellano el Jue, 11/06/2009 - 15:21.

A los profesores titulares de la Universidad señores D. Humberto Giannini, Dr. D. Eduardo Rosselot y Dr. D. Igor Saavedra:

Enviamos a ustedes el texto de una declaración que fue redactada pensando en que la haríamos pública a la comunidad universitaria. Con el ánimo de apoyar la misión que les encomendó ayer lunes el señor Rector, los abajo firmantes hemos acordado darles a conocer el siguiente análisis de manera reservada.

Luego de un movimiento estudiantil y peticiones individuales de académicos que por años y de distintas maneras representaron a las autoridades de la Facultad de Derecho la urgencia de diseñar y consolidar un proyecto académico de excelencia orientado a la formación profesional en la Escuela de Derecho; a la luz de las gravísimas circunstancias que se revelaron después de iniciada la toma de mayo de 2009; y cuando, luego de transcurrido ya más de un mes de la interrupción de las tareas habituales, pareciera al fin vislumbrarse una solución a esta crisis, venimos en manifestar lo siguiente:

1. Hace más de una década que concluyó la última crisis de profundidad y dimensiones comparables a la que hoy vivimos en la Facultad de Derecho. Sin pronunciarnos respecto a cómo evolucionó desde entonces en ella la formación profesional, consideramos evidente la elevación de los estándares del claustro académico. Sin embargo, la dotación de planta y con dedicación completa a la Universidad es aún ínfima (cerca de una decena de personas), la mayoría de las cuales desempeña además funciones administrativas.

2. Tenemos hoy muchos más académicos que hace diez años (aunque la inmensa mayoría siga siendo solo de dedicación menos que parcial a la Universidad) potenciados por la experiencia de haber obtenido grados de magíster o de doctor en derecho y en disciplinas afines. Ellas y ellos conocen cuán duro y subyugante es el trabajo académico universitario, cuando la docencia se nutre de la investigación abstracta y esta última es realizada según los estándares vigentes hoy para la producción de conocimiento en las mejores universidades británicas, españolas, estadounidenses, francesas y holandesas.

3. Estos académicos muchas veces trabajan de cerca con sus alumnos ayudantes ad honorem y constituyen equipos docentes que los primeros lideran y supervisan, impulsando nuevas y mejores formas de colaboración entre los maestros y sus discípulos. En años recientes, varios alumnos han sido incluidos como memoristas a cargo de investigar aspectos nuevos de un problema mayor en diversos proyectos de investigación, incluso con financiamiento del Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico. Estos son logros del trabajo realizado por académicos individuales bajo los últimos dos decanos. Sumados a las excepcionales capacidades intelectuales y morales de sus alumnos, estos factores permiten un optimismo cauteloso respecto a qué ocurrirá cuando se haya superado la situación presente.

4. En parte debido a las circunstancias recién mencionadas, los actuales estudiantes de la Escuela de Derecho están familiarizados con los valores que hoy inspiran e impulsan la producción de conocimiento en la cultura moderna: a. el respeto por la verdad, la evidencia y el rigor argumentativo; b. la valoración de las contribuciones de quienes aumentan el conocimiento y, por último, c. el reconocimiento que es debido a los autores de los distintos trabajos. Nuestros estudiantes de pregrado entienden a cabalidad por qué la presentación como propios de trabajos ajenos, en la vida académica y profesional, es siempre reprochable. Reciben formación respecto de estos valores a partir del primer semestre, cuando el curso obligatorio de Filosofía (de la) Moral les exige redactar su primera monografía universitaria. Gracias a esta experiencia, los alumnos entienden por qué la conducta antes mencionada merece y, cuando es detectada, recibe sanciones de severidad creciente, según aumenta la proporción del trabajo ajeno que es presentado como propio y, también, a medida que se eleva el nivel formativo en el cual ella tiene lugar. Así llegamos a las preguntas de fondo: ¿Qué corresponde que ocurra cuando se descubre que un académico presentó como propio un trabajo ajeno? ¿Depende acaso la respuesta de si ese trabajo fue supervisado, patrocinado y evaluado por ese mismo profesor con la nota máxima como trabajo de memoria de un estudiante el cual, por ese y otros méritos, recibió de la Universidad el grado de licenciado? ¿Qué sanción procede para el académico que presenta un trabajo ajeno, la memoria de un estudiante, como si fuera un libro suyo a las comisiones que patrocinan y evalúan las postulaciones a la titularidad de la Universidad, máxima jerarquía de la carrera académica y que habilita para postular al decanato y la rectoría?

5. Desde comienzos del mes de mayo, muchos académicos y alumnos han podido comprobar por sí mismos que tal situación ocurrió, hace una década, con el profesor de la Facultad de Derecho que hoy está en el último año de su segundo período como decano elegido, con amplísimo respaldo, por sus pares. Los antecedentes, el supuesto libro del profesor y la memoria del estudiante, están hace semanas disponibles para inspección en una notaría pública. Las explicaciones ofrecidas por el imputado y algunos académicos que lo apoyan no niegan los hechos. Pero argumentan que el trabajo del estudiante, su memoria de prueba, pertenecería al profesor porque él “la guió” o porque el trabajo del estudiante “se basó en” su curso del profesor; que, en todo caso, el profesor usó el trabajo del estudiante “con su autorización”; que, por lo demás, la conducta del profesor “no fue ilegal”; y que, si hubiera constituido una falta reglamentaria, argumentan con abuso evidente de la paciencia, ésta “ya habría prescrito”. Ninguna de estas consideraciones, como es público y notorio entre quienes están familiarizados con los actuales estándares de la academia mundial, sería siquiera esgrimida en una universidad seria como excusa de la presentación de un trabajo ajeno como propio. Aquí radica, en nuestro concepto, el desacuerdo entre los académicos respecto a la valoración de los hechos, que se menciona en el informe del profesor señor D. Mario Garrido Montt al señor Rector. Zanjar este asunto es definir la identidad de una comunidad académica y estudiantil, que trabaja en colaboración con un claustro de funcionarios, dedicada a la producción y difusión de conocimiento normativo así como a la formación para el desempeño en las profesiones jurídicas y otras áreas del servicio público y privado.

6. Al imputársele el haber presentado como propio un trabajo ajeno, el académico en cuestión procedió a justificar su acto con los argumentos recién mencionados. Estimamos que, al sostener esta reacción inicial a lo largo de más de un mes, este profesor ha causado un daño gravísimo al prestigio de la Universidad. En el caso de un decano, hacerlo constituye un notable abandono de sus deberes, el primero de los cuales es, más allá de toda circunstancia personal, velar siempre por la reputación académica de la Facultad y de la Universidad. Estos actos empañan, aunque no borran, la memoria de las múltiples contribuciones que él hizo a lo largo de una vida universitaria y en muy diversos frentes. Tampoco anulan la estima que como persona se ganó entre sus colegas y sus alumnos. Sin embargo, a no dudar, la suya ha sido una conducta inhabilitante para el desempeño en un claustro académico.

7. Celebramos la decisión del último Consejo de Facultad presidido por el señor Decano e informada a la comunidad el 27 de abril de 2009, en el sentido de no acoger la propuesta formulada por la Comisión Técnica de Análisis de Planes y Programas (Comisión Perazzo) de eliminar el curso obligatorio de Filosofía (de la) Moral. Si la actual crisis hubiera tenido como antecedente tal supresión, el espectáculo que estamos dando hubiera resultado aún más penoso. Haciendo votos por el florecimiento de la Universidad, saluda con toda atención a cada uno de ustedes,

El Claustro Académico de Filosofía (de la) Moral

Departamento de Ciencias del Derecho

Facultad de Derecho

Dr. MIGUEL ORELLANA BENADO y D. FERNANDO QUINTANA BRAVO (profesores asociados); Dr. ANDRÉS BOBENRIETH MISERDA (desde la Universidad de Valparaíso), Dr. (c) JUAN ORMEÑO KARZULOVIC y Dr. ERICK VALDÉS MEZA (profesores asistentes); Mag. PABLO AGUAYO WESTWOOD (ayudante académico); Dra. (c) CAROLINA BRUNA CASTRO (instructora, desde la Universidad de Murcia).
Martes, 2 de junio de 2009

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