Dan Brown chatea conmigo.
—Chris, haz caído en la tentación, al dejar de lado tu rigurosidad argumentativa . . . Haz caído en el juego, ya no podrás criticarlo.
—Dan, recuerda tus lecciones de español, se escribe “has caído”, no con zeta sino con ese.
—Ya poh, Chris, ponte serio de una vez poh ho —chateó en chileno, el desgraciado, para emocionarme, siempre lo hace—.
—No puedo, si cada vez que oigo sobre tu Código me baja la risa, más cuando reconstruyo la historia oculta, tú sabes, la que comenzó en Frankfurt.
—Look, Chris, look —replicó, se notaba impaciente—: be reasonable! Te sugiero que dejes de escribir sobre esto. Sé que tienes cosas mucho mejores para aportar, tal como se ve en posts anteriores.
Sentí un secreto orgullo antes de responder: ¡Dan Brown ha leído mis posts anteriores!
—¿Y por qué había de reírme de la Concertación de Partidos por el Poder y del humanismo cristiano, y de nada más? Oye, a propósito, tu consejo suena un poco como a amenaza.
—I will sue you, man, if you do not stop this bullshit —confirmó mis sospechas—.
—Anda, Dan, be nice, déjame terminar con lo prometido nada más —supliqué—. Después me autocensuro, me dedico a la fe, con fuerza y amor, que a los códigos se los llevará el viento. Mira que María Magdalena quiere saber más secretos, y a Cambiaelmundo le gusta la reducción al absurdo, y Marta me pone un enlace de inmediato (un enlace virtual, se entiende, que ella es tan casta como tú).
—O.K., Chris, go on, man (léase meeeaaannn), publica el resto de la historia, pero que sea breve —terminó Dan, y remató con un dejo de ironía—: al fin y al cabo, a ti te van a leer cuatro gatos y no cien millones de almas como a mí.
Frankfurt, noviembre de 1989, según los documentos de la CIA en Google premium.
Bouillon recibió a Mr. Brown en el salón VIP del aeropuerto internacional. Le presentó a un negro como de dos metros, negro-negro de veras.
—Mr. Gnchucu, éste es nuestro hombre —dijo el Merovingio—.
—Dan, Mr. Amín Gnchucu es Cooperador. Él es el único dueño del Grupo Bertelsmann, a través de diversas sociedades, por cierto, que no te imaginas la que se arma aquí si se enteran de que el dueño es negro (perdone, Herr Gnchucu, mi realismo), aunque peor sería que supieran que es Cooperador del Opus Dei.
—Mr. Brown, el negocio es muy sencillo —comenzó Herr Gnchucu—. Nuestra empresa ha adquirido las más importantes editoriales del mundo, entre ellas Doubleday. Posee también parte principal de Sony Inc. Hemos diseñado un plan para rescatar al Opus Dei de la campaña difamatoria iniciada en Alemania. Usted ha sido elegido para escribir un libro, que luego será llevado al cine. Su lema será el consabido “lo importante es que hablen de ti, aunque sea bien”.
Dan entendió, entonces, que debía hablar mal. ¡Genial! ¡Qué mejor que una polémica para vender y aparecer en todos los diarios y hacernos famosos! De inmediato expuso un bosquejo de su idea, lo que sería El Código Da Vinci. Al negro le pareció un poco herético, sí, pero, en fin, el creativo no era él, sino Brown. Además era obvio que era broma.
—Eso no es todo, Mr. Brown —continuó Amín Gnchucu—. Se trasladará usted a Hollywood dentro de un par de años. Ahí conocerá a su futura esposa, Blythe Newlon, una Cooperadora experta en marketing, que se encargará de todo. Usted solamente debe obedecer, y escribir, sobre todo escribir.
—But, but . . . —tartamudeó Dan—: I am a Numerary, I am a virgin! This is impossible!
—No se preocupe, Mr. Brown, su integridad está ga-ran-ti-za-da —sentenció Gnchucu solemne—. Ella es doce años mayor que usted. Será solamente un matrimonio de conveniencia, totalmente nulo. Solamente compartirán el escritorio.
—But . . . who the hell will believe that?
—Hombre, que si llegan a creer que Jesucristo, que ha otorgado a tantos el don del celibato por el Reino de los Cielos, se casó y tuvo descendencia, al final también creerán que Dan Brown fue un Numerario virgen.
—O, that’s a good point. My novel is a joke, my marriage is a joke, only my virginity is real. And the Father, does he agree with all this mad plan?
—Él no conoce los detalles —intervino Bouillon—. Ha dicho que actuemos con libertad y responsabilidad.
—Pero la carta —Dan cambió al castellano— decía que me reuniría aquí con él.
En ese preciso momento entró Aringarosa. Se dirigió de inmediato a Dan:
—Tienes una misión clave.
—Yes, Father.
—Hazlo lo mejor que puedas, con libertad, que yo no me meto; sigue el plan de nuestro amigo, el negro de Bertelsmann.
—Yes, Father.
—Y no dejes de usar tus disciplinas y tu cilicio, ni de dormir en el suelo.
—Yes Father. Pero —otra vez cambió al castellano—, ¿por qué yo, humilde servidor inútil?
—Sí, hijo mío, tendrás que ser humilde. He leído tus cartas, trata de no mancharlas con sangre; he leído tus cartas y me he reído mucho. Eso es lo que necesitamos: una buena comedia, en un inglés para las masas. Tú sabrás hacerlo.
—Yes, Father —respondió Dan con un dejo de orgullo—. Y todo esto será secreto, ¿verdad?
—No lo creo, hijo mío —respondió Aringarosa—. No habéis limpiado los micrófonos ocultos: hay uno bajo mi asiento, otro en ese macetero, dos en la punta de la mesa, y ese cuadro de los delfines es un solo gran micrófono.
Bouillon se abalanzó sobre el cuadro y lo dio vuelta. Todos leyeron en grandes letras rojas: “This secret microphone belongs to the C.I.A. If you find it, please return it to P.O. Box 45789, Florida”.
No había nada que hacer.
—No os preocupéis —terminó Aringarosa—: en el Opus Dei no tenemos secretos.
Solamente amor a la libertad y buen humor.
Se te pasó la mano . . . vuelve a tus comentarios politicos . . . la novela no es tu fuerte . . . ofendiste a todos tus comentaristas cuando los citaste en esta entrega . . . pobre marta qué va a decir . . .
ResponderBorrarhola! yo? me he muerto de la risa! sé que el humor de Cristóbal no es del gusto de todos... pero a mí sí me gusta mucho.
ResponderBorrarLa verdad es que, lamentablemente no tengo el placer de conocer a Cristóbal personalmente y nuestra amistad bloguística es sólo una amistad digital, internética.
Le avisaré a Maria Magdalena (que, como es alemana no capta mucho de los blogs en castellano) que se dé una vueltecita por aquí, a ver qué le parece... porque los alemanes tienen indudablemente, otro humor, diferente al nuestro.
Y gracias usuario anónimo por querer defenderme, pero no te preocupes, "no le hallo" nada de malo a los dichos de Criz... perdón Cris.
Cristóbal:
ResponderBorrar¿Hasta cuándo perderás el tiempo?, escribe algo útil.
me gusto. Tengo un articulo sobre la homosexualidad y el opus dei en mi blog
ResponderBorrarhttp://davinci-ssakrileg.blogspirit.com/archive/2006/06/11/opus-dei-und-homosexualitat-jack-valero-pink-news.html
Don Cristobal, excelente post, que manera de reirme... esta pintado para guionista de Hoyllwood o al menos de una sitcom. By the way, un Codigo Orrego, seria un exitazo!!!!
ResponderBorrarsaludos,
Paz
¡Qué manera de escribir pelotudeces!
ResponderBorrarY los boludos que se ríen de esto. Son más boludos que el que lo escribió.
Chris, I´m sorry but I don´t soy Dan Brown, and I see that you don´t have the same sense of humour(o cómo se diga) when they laugh at you!jaja. And calm down Chris, I´wont sue you meeeaan! Sólo quise(¿o es con zeta?)hacer más patente la ironía envuelta en tu comentario, para los que no entendían nada. Creo que sí tienes talento, dedícate a la novela y en un par de años le compramos el know-how a Dan Brown.
ResponderBorrar¡Eh,eh! que si esto acaba en beseler yo quiero mi parte, me pido el papel del negro de Bertelsmann, ahora mismo comienzo a tomar el sol, aunque agarre un melanoma, lo de los dos metros se puede arreglar con unos retoques digitales...
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