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sábado, marzo 23, 2013

Santidad x 2 x Dios . . .

Benedicto XVI, frágil y humilde.

Francisco lo "fuerza" a estar a la par con él.

Conmovedor.



miércoles, marzo 20, 2013

Sobre el Papa Francisco

En El Mercurio, una opinión sobre el Papa Francisco I (o sencillamente el Papa Francisco):


Elección de Papa Francisco
Jueves 14 de marzo de 2013




 


Señor Director:

Del Cónclave del 2005 existe un relato según el cual el cardenal Jorge Mario Bergoglio suplicaba entre lágrimas que no votaran por él, para que fuese elegido el cardenal Ratzinger. Ahora no ha podido evitarlo. Debe asumir la carga del pontificado romano.

Lo hace con gestos y símbolos elocuentes. Francisco es el nombre de un santo que dedicó su existencia a "reparar" la Iglesia de Cristo, que estaba en ruinas -casi como hoy-, con singular amor por la Eucaristía; es el modelo más carismático de la pobreza cristiana, del amor universal -hasta por los animales y plantas- y de la paz.

Francisco I procede del Continente de la Esperanza. Aquí nació la Teología de la Liberación, principalmente de cuño marxista y neomarxista. Quizás ahora pueda impulsarse la Teología de la Liberación pedida por Juan Pablo II y Benedicto XVI, de la mano de un Papa americano.

El cardenal Bergoglio debió sufrir todos los ataques de la propaganda progresista en su país, por defender la vida humana, el matrimonio y la familia, y, en general, los principios no transables de la ley natural. Han intentado vincularlo con las violaciones a los derechos humanos en Argentina. Pero no lo han acallado.

Finalmente, también es muy significativo que sea el primer Papa jesuita de la historia. La Compañía de Jesús ha sido, durante siglos, un instrumento poderoso de evangelización en las manos del Vicario de Cristo. Un Romano Pontífice que la conozca bien, por dentro, quizás logre potenciar este rasgo fundamental.

Cristóbal Orrego Sánchez
Profesor de Derecho UC

martes, marzo 12, 2013

Al Papa lo querremos, sea quien sea

Tribuna sobre lo que le espera al Papa y por qué nadie quiere ser elegido.

El Mercurio, 12 de marzo 2013, A2.

Tribuna
Martes 12 de marzo de 2013

La elección del Romano Pontífice

Cristóbal Orrego: "...Algunos presentan a los cardenales divididos en bandos de carácter más o menos ideológico o político. Esta posibilidad se ha dado en la historia, en diversas ocasiones, pero ahora es casi unánime el testimonio de unidad espiritual...".


La prensa seria ha realizado un trabajo informativo de gran calidad, desde el mismo día 11 de febrero, cuando Benedicto XVI anunció su renuncia y fijó el 28 de febrero como inicio del período de Sede Vacante.

Algunas informaciones sensacionalistas y falsas han sido una excepción minúscula a esa sólida reseña periodística de los hechos básicos: la renuncia y sus remotos precedentes históricos (el más famoso, el de san Celestino V, a fines del siglo XIII); los cardenales y sus funciones de deliberar sobre los desafíos de la Iglesia y el perfil del futuro Papa, y de elegirlo luego de un discernimiento espiritual; los nombres y edades de todos ellos, y las principales cualidades de los mejor conocidos, entre los cuales suelen mencionarse los papables Scola, Ravasi, Ouellet, O'Malley, Ranjith, Braz de Aviz, Turkson, Burke, Scherer, Dolan, Erdö, Tagle; el procedimiento canónico -votaciones secretas en un ambiente de oración y de diálogo-; la obligación de secreto, reforzada por penas de excomunión latae sententiae (i.e., automática), etcétera.

Las opiniones de los no creyentes y de los católicos de las más diversas sensibilidades -desde esos teólogos disidentes, que no podían disimular su soterrada alegría por la renuncia, hasta los fieles que manifestaron su tristeza y su respetuoso y filial agradecimiento al Papa Benedicto XVI- también se han mantenido, en general, dentro de un clima de respeto y de legítima variedad de apreciaciones.

La actitud tradicional de un católico, en estos momentos, consiste en apoyar a los cardenales con la oración y la penitencia, en silencio. Sin embargo, me permito aportar un enfoque complementario.

Algunos presentan a los cardenales divididos en bandos de carácter más o menos ideológico o político. Esta posibilidad se ha dado en la historia, en distintas ocasiones -cardenales de diversas lealtades nacionales o de divergencias teológicas profundas-, pero ahora es casi unánime el testimonio de unidad espiritual y de profunda experiencia de fraternidad entre todos ellos.

Naturalmente, habrá algunos más dotados que otros: más valientes, más profundos en su teología, más carismáticos, más prudentes, más inteligentes, más virtuosos; pero se ha visto -por sus escritos y entrevistas recientes- que comparten un alto grado de espiritualidad personal, de consenso doctrinal en fiel adhesión al Magisterio católico y de preocupación por los problemas obvios que atraviesa la Iglesia, sumida en la crisis doctrinal, litúrgica, moral y disciplinar más profunda, grave y compleja de todos los tiempos.

Piénsese que nunca antes había habido sacerdotes y religiosos que difundieran al mismo tiempo todas las herejías acumuladas durante dos milenos: que contradijeran la fe en la Santísima Trinidad, en la divinidad de Jesucristo, en la inmortalidad del alma, en la esencia de los Sacramentos, en la presencia corporal de Cristo en la Eucaristía, en la necesidad de la Iglesia y de Cristo como único Mediador para la salvación eterna; o que se rebelaran contra la ética matrimonial más elemental; o que confundieran el reinado de Cristo con una determinada ideología política; o que convirtieran la Sagrada Liturgia en un adefesio arbitrariamente manipulable, contra lo que han luchado Juan Pablo II y Benedicto XVI denodadamente.

La crisis actual, de la que con tanta claridad ha hablado Benedicto XVI en su última reunión con el clero romano, es lo que espera al nuevo Papa. Frente a ella, los temas más mencionados por los vaticanistas, como la reforma de la Curia romana y el perfil del Papa, son los menos importantes, aunque sean instrumentalmente necesarios. Lo que me parece motivo de oración y de sacrificio por el nuevo Papa es que tendrá que seguir la tarea purificadora de Benedicto XVI y enfrentar el conflicto soterrado con esa especie de Iglesia paralela que se ha instalado en tantos lugares bajo el alero de un falso Concilio Vaticano II construido artificialmente por cierta propaganda.

Nada tiene de extraño que ninguno de los cardenales quiera ser elegido: les aterra la perspectiva, en palabras del cardenal Seàn O'Malley. Yo desearía que fuera elegido alguien tan valiente y que tanto se aterrara ante el cargo como este capuchino. Son muchos los que tienen ese perfil. Como para escoger por sorteo, como a San Matías.

Y al Papa que sea -italiano, americano, africano, asiático o indio; con barba o sin ella-, a ese lo obedeceremos y lo querremos con toda el alma.



Cristóbal Orrego


Profesor de Derecho UC

viernes, marzo 08, 2013

Excelente columna de Gonzalo Letelier

En ChileB

El reduccionismo liberal y la politicidad de la familia II

Publicado el 8 marzo 2013
Continuación del debate en Realidades en perspectiva: “Sujeto, familia y sociedad: el debate está abierto”.
Nadie puede sostener seriamente  que el liberalismo  niega la existencia de relaciones entre individuos (y no lo hicimos en la columna anterior). El liberalismo ciertamente es reduccionista, pero no es un disparate. Por eso lo suscribe y defiende gente sensata. El tema es pensar que las sociedades son sólo eso: relaciones libres entre individuos. Esto es falso por dos razones: porque hay sociedades naturales que (al menos en parte) no se constituyen mediante una elección individual (y son casi todas: nadie elige a sus hijos o a su país natal), y porque no todas las sociedades están hechas de individuos: algunas (casi todas) están hechas de sociedades.
Se trata de una simple falacia pars pro toto: como la sociedad siempre supone relaciones voluntarias entre hombres libres, la sociedad es eso. Y como es un requisito elemental de toda forma de justicia el respeto a la iniciativa personal y a los pactos, entonces la justicia se define así.
Las sociedades se forman y subsisten porque sus miembros quieren fines comunes, pero eso no significa que esa sociedad nació cuando un montón de salvajes aislados decidió elegir una misma cosa en común. Querer no es lo mismo que elegir. Las sociedades son lo que sus miembros quieren que sean, pero esta creatividad tiene sus límites. No todo es convencional. El matrimonio y la familia, como el famoso barco de Delfos, pueden asumir muchas formas y mucho en ellos puede ser modificado o sustituido. Pero cuando a punta de modificaciones el barco de Delfos ya ni siquiera flota podemos pensar que nos hemos excedido en nuestras elecciones.
El modo en que las sociedades son algo real se explica abordando la segunda objeción: las sociedades no tienen inteligencia ni voluntad. Es cierto. Pero tienen fines, y por eso es perfectamente sensato decir que (en cierto modo que pasamos a precisar) eligen y actúan. Las sociedades existen porque muchos quieren lo mismo y deben ponerse de acuerdo en cómo obtenerlo. Esos acuerdos no pertenecen a cada uno de los miembros en particular, sino al todo como tal. Es empíricamente falso que la mítica “voluntad general” es mi voluntad, pero no es falso que hay decisiones colectivas cuyo sujeto es la sociedad y que, por lo tanto, son vinculantes para todos sus miembros. Por eso, atribuirle “acciones” y “decisiones” a una sociedad no es sustancializarla, sino reconocerle su propia realidad. Es el Wanderers el que gana el partido, no cada uno de sus jugadores. Y quizás el Wanderers no es “más” que el conjunto de esos jugadores, pero ciertamente es algo distinto de su mera agregación.
Consecuencia evidente de esto es que hay cosas que se les son debidas a estos sujetos no en cuanto individuos, sino sólo en cuanto miembros de esa sociedad. Y es perfectamente congruente con la gramática de cualquier lengua occidental expresar esa realidad diciendo (no de modo impropio, sino analógico) que esa sociedad o su miembros son titulares de derechos. Es el caso de la familia.
El punto central de todas las objeciones, en el fondo, está en la idea liberal de que las sociedades no tienen fines (y por eso, obviamente, no pueden conocerlos ni quererlos): sólo los individuos los tienen, por lo tanto sólo ellos son racionales y libres, sólo ellos son agentes morales. El problema es que “en el orden práctico el fin es principio”. No hay acción, no hay praxis, sin un fin. No tener fines es lo mismo que no moverse. Una sociedad sin fines nunca llega a constituirse. Por eso, el problema de la neutralidad del Estado no es que no sea conveniente, sino que es rigurosamente imposible, como lo demuestra la experiencia. Ninguna sociedad puede ser realmente neutral respecto de los fines por lo que existe ni respecto de los medios necesarios para conseguirlos. Sobra demostrar que la familia es un medio necesario para todo fin realmente social. La familia interesa a todos no sólo porque le interesa a cada uno, sino porque es un tema público.
No se trata entonces de imponer desde arriba y por la fuerza una cierta visión de las cosas (y nadie sugirió esto). Se trata de proteger las familias reales y concretas tal como son. Protegerlas significa simplemente hacerles accesibles los medios necesarios para que ellas hagan lo que quieran, porque sólo la familia sabe qué es lo bueno para esa familia. El punto no tiene nada que ver con cuál familia es sana y cuál no (y nunca sostuvimos algo semejante); el punto es, sencillamente, que no todo es familia. La diferencia no es moral, es empírica. En primer lugar no es familia la persona que vive sola y nunca ha engendrado hijos. Tampoco lo es el grupo de amigos que arrienda un departamento para bajar costos ni la pareja (homosexual o no) que “se quiere mucho”. Es familia, de modo elemental y primario, lo que todo el mundo entiende por “su familia”: su padre, su madre y sus hermanos, en cualquiera de las infinitas formas que esto puede asumir. Todo lo demás será familia, y por lo tanto funcionará como tal y tendrá derecho a la protección de la sociedad y del Estado, en la medida en que se asemeje a esto.
Como se ve, y contra el comprensible prejuicio de nuestro interlocutor, en este discurso no hay alusión alguna a la religión o a una doctrina oficial del Estado o algo semejante. Esto es pura libertad; pero libertad de hombres que son precisamente eso: hombres. Por eso sí hay moral y, sobre todo, sí hay un discurso sobre la justicia. Porque, como recordaba un amigo, toda justicia es social.
En fin, y esto es quizás lo único importante, ninguna de las objeciones toca la tesis fundamental: toda política social, queramos o no, tiene por destinatario a la familia, y por lo tanto la “subsidiariedad negativa” no basta. Es necesario reconocer públicamente el bien social que constituyen los hijos y los padres que asumen de modo suficiente la responsabilidad de educarlos. Y como bienes sociales que son, es de justicia cuidarlos.
Gonzalo Letelier - @gletelierw
Licenciado en Filosofía, doctor en Derecho, Director del Centro de Estudios Tomistas de la UST y profesor de filosofía del Derecho en la PUC.

martes, marzo 05, 2013

Vida católica, vida saludable

La UC se pone en campaña de vida saludable.

Esto es fantástico: no a las drogas, moderar la comida chatarra y el alcohol, desincentivar el tabaco. Debo confesar que me he sentido bien: dejé de fumar, dejé casi del todo el alcohol y la comida chatarra, estoy libre de la droga. Así que remamos para el mismo lado. Yo podría ser un PES.

Qué bueno que la Universidad deje claro que no todos los estilos de vida son igualmente saludables.  Incluso se ayuda con la castidad (sexualidad y afectividad). Ya era hora.


Leed.

Estudiantes UC promueven estilos de vida saludable entre sus compañeros Print E-mail
Tuesday, 05 March 2013 00:00


El programa de Pares Educadores en Salud, que funciona con alumnos voluntarios, difunde el autocuidado entre los universitarios en temas tan diversos como alimentación, deporte, primeros auxilios, sexualidad, sueño y relajación.   

20130305 PES Entre los diferentes talleres que realizan los Pares Educadores en Salud (PES), destaca el de primeros auxilios.
El equipo de Pares Educadores en Salud (PES) de la universidad Católica ya cuenta con 46 estudiantes de distintas carreras de esta Casa de Estudios  que trabajan por incentivar a los estudiantes para que sean protagonistas de su propio cuidado y conozcan las ventajas de tener estilos de vida saludable.
La iniciativa forma parte del programa de Salud Estudiantil de la Dirección de Asuntos Estudiantiles, Campus Saludable, y consta de 6 equipos de trabajo: Primeros Auxilios, Sueño y Relajación, Deporte y Alimentación, Sexualidad y Afectividad, Alcohol y otras Drogas, y Prevención de Enfermedades Crónicas. Los pares educadores trabajan junto a profesionales de cada ámbito, bajo la coordinación de la directora de Salud Estudiantil, María Soledad Zuzulich, junto a la enfermera de Campus Saludable, Náyade Rodríguez,  y la psicóloga del Programa de Autocuidado en Alcohol y Otras Drogas (PADEU), Lorena Contreras.
La enfermera Náyade Rodríguez explica el fundamento de crear este programa de promoción de salud: “La educación entre pares es muy efectiva para promover la salud física y mental, pues los jóvenes ven en sus compañeros-tutores un modelo a seguir más cercano que los profesionales, que conocen sus necesidades e intereses. Así, los pares tienen más posibilidades de lograr cambios en su entorno”.
Los PES realizan talleres, charlas y consejerías a sus compañeros. También realizan algunas intervenciones en el entorno, como las que realiza el grupo que desincentiva el consumo de tabaco, llamando la atención de sus compañeros de las formas más creativas.
El año pasado las intervenciones llegaron a 1500 estudiantes, destacando las capacitaciones de primeros auxilios que hicieron a 350 alumnos; la campaña Ponle Pijamas a tus Neuronas orientada a informar sobre las ventajas de dormir un número adecuado de horas, y su participación en la feria Vive Sano Vive la UC, donde los PES medían la glicemia y presión arterial de los asistentes y entregaron consejos sobre nutrición inteligente.
Los postulantes a PES se capacitan durante meses sobre entrevista motivacional, salud mental, modelos de cambios de conducta y otras herramientas de manejo grupal, además de alguna de las seis temáticas específicas de trabajo. Y finalmente, deben rendir y aprobar pruebas, para convertirse en PES.
El estudiante de Medicina, Gonzalo Ibarra, además es ayudante de Deportes y coordina el grupo PES Deporte y Alimentación. Su mejor consejo es combinar la alimentación saludable con  deporte: “No decimos ‘adiós a la comida rápida’. Hay que compartir con los amigos, pero la idea es privilegiar la comida saludable. Nosotros promovemos el balance energético: lo que comes debes gastarlo con actividad física”.
Durante marzo se realizará una nueva convocatoria para formar parte del equipo Pares educadores en salud UC.

  
 INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
 Antonieta Laporte, periodista,



lunes, marzo 04, 2013

Yo, ¿tolerante? Indeed!

En La Tercera, el grito de uno que no fuma.

Ley antitabaco

04/03/2013 - 04:00
Señor director:

La notablemente represiva ley antitabaco nos ofrece varias lecciones.

Primera, que la censura es perfectamente posible y aceptada contra lo que realmente se considera malo, y que toda sociedad necesita algo que censurar.

Segunda, que un grupo bien decidido, aunque sea minoritario, puede cambiar las leyes y, a la larga, la mentalidad de todo un país y del mundo: antes era bien visto fumar; ahora, hasta los adolescentes más rebeldes se quejan blandamente ante el humo (del tabaco).

Tercera, que la hipocresía siempre logra abrirse camino en la sociedad: los que cuelan el mosquito y se tragan el camello son una legión.

Cuarta, que el Estado moderno efectivamente posee un poder temible y un exceso de funcionarios: ¡Ojalá que en esto tuvieran éxito los verdaderos liberales, en ponerle coto al Leviatán!

Quinta, que donde no hay dogmas sobre asuntos espirituales -de los que depende salvar el alma- necesariamente emergen los dogmas sobre asuntos materiales.

Y sexta, que quienes no fumamos podremos darnos el lujo, de vez en cuando, de demostrar que somos libres.


Cristóbal Orrego Sánchez
Abogado