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jueves, diciembre 31, 2009

Una carta atrasada . . . sobre la memoria

En medio del debate sobre el sesgado museo de la memoria y del olvido, he intervenido para destacar que, al menos, será más fácil argumentar en el futuro que hay crímenes que jamás se justifican.

El Mercurio
Cartas

Sábado 12 de Diciembre de 2009

 
Verdad y memoria

Cristóbal Orrego Sánchez Señor Director:

Las verdades son todas compatibles entre sí. Solamente para mentir se requiere buena memoria. Es verdad que los crímenes que recordará el Museo de la Memoria deben ser condenados con independencia de sus circunstancias. También es verdad que los otros crímenes, los que no serán recordados por el Museo de la Memoria, deberían ser igualmente condenados con independencia de sus circunstancias. Y es verdad que una memoria nacional selectiva, usada con fines políticos partidistas, debe ser condenada con independencia de las circunstancias. Quizás es verdad que en el futuro el Museo de la Memoria será completado con otros recuerdos dignos de similar condena. Así nadie podrá decir que algunos fines justifican matar a algunos seres humanos inocentes e indefensos.

Cristóbal Orrego Sánchez

lunes, diciembre 28, 2009

Grande, JJ

El Mercurio
Tribuna
Lunes 28 de Diciembre de 2009
Dignidad humana y fecundación artificial


José Joaquín Ugarte Godoy
Profesor de Derecho Civil UC

Dos de nuestros obispos han recordado recientemente que la fecundación in vitro es moralmente ilícita por atentar contra la dignidad de los hijos así engendrados. Algunos médicos les han reprochado que considerarían entonces menos dignos a tales hijos que a los demás hombres, reproche que se funda en una evidente confusión, y que hace necesario examinar las razones de la ilicitud de la fecundación artificial y el alcance del atentado contra la dignidad humana que ella importa.

La generación de personas humanas necesita del concurso de un hombre y una mujer. El hijo es como una prolongación y parte de la personalidad de ambos, y requiere de ambos no sólo para su procreación, sino también para su crianza y educación. Esto sólo puede cumplirse adecuadamente viviendo ambos unidos en matrimonio monogámico e indisoluble; vida común que no puede sino fundarse en el amor de amistad entre los cónyuges, para cuya expresión y fomento hizo también la naturaleza las relaciones sexuales, que sirven así a la procreación y al amor conyugal, base de la unidad de la familia.

Nos dice Aristóteles al respecto que el ser humano no es sólo un animal político, sino también un animal familiar, y a diferencia de los demás animales no se aparea ocasionalmente y al azar con cualquier hembra o cualquier macho, "siendo capaz de asociarse con aquellos con quienes tiene un parentesco natural" (Ética Eudemia 1242 a).

De lo expuesto -que por lo demás es de sentido común- se sigue que todo hijo tiene un derecho natural a ser engendrado en el matrimonio monogámico indisoluble en el seno de una familia naturalmente unida, y por lo tanto como fruto de las relaciones sexuales de sus padres.

Atenta contra este derecho el engendrar hijos fuera del matrimonio, porque ellos no tendrán una familia y hogar normal, y atenta contra este derecho la fecundación con un gameto de un dador anónimo, dentro o fuera del matrimonio, porque el hijo no conocerá al respectivo padre, ni será criado y amado por él; y atenta contra este derecho la fecundación artificial dentro del matrimonio con gametos de los cónyuges, porque el hijo no provendrá de las relaciones sexuales de sus padres, expresión y garantía de su unión conyugal.

Además, la fecundación artificial tiene inconvenientes para la salud y la vida del hijo: aumenta la frecuencia de los embarazos múltiples, la que es de 1% en la población normal, de 4,5% en los casos de inseminación artificial con donante, y de más de 20% en los casos de fecundación in vitro y GIFT. Los embarazos múltiples acarrean aumento de abortos espontáneos, de recién nacidos de bajo peso, de partos prematuros, muertes fetales in utero, y síndromes vasculorrenales. La premadurez y bajo peso constituyen factores de riesgo neurológico y aumentan notablemente la mortalidad peri y neonatal. Los embarazos ectópicos -en lugar anómalo con respecto al útero- que aumentan también en caso de FIV del 3 al 8 por mil de la reproducción normal, de 5 a 7%. El embarazo ectópico causa la cuarta parte de la mortalidad materna en Estados Unidos. También la FIV hace aumentar la tasa de abortos espontáneos de un 10% a entre un 20% y 50%.

Además, aumenta con la fecundación artificial el riesgo de alteraciones cromosómicas por la edad de los pacientes que suelen acudir a ella y porque crece el porcentaje de fecundación por espermatozoides anormales, los que en la fecundación natural son en muchos casos eliminados al pasar por el tracto genital femenino (Luisa Vega y otros, Reproducción Asistida en la Comunidad Europea. Ediciones Universidad de Valladolid, 1993).

Por último, está el desecho de embriones. La fecundación artificial perjudica, pues, la vida y la salud de los hijos.

La conclusión es que la generación fuera del matrimonio, y la que se hace mediante fecundación artificial, atenta contra los derechos del hijo, respecto del cual los padres y quienes los asisten actúan como si fueran sus dueños, es decir, como si el hijo fuera objeto y no sujeto de derechos, desconociendo así y atropellando su dignidad de persona. ¿Qué duda cabe?

Pero esto no significa que el hijo así engendrado sea menos digno que los demás hombres. Se confunde aquí atentado contra la dignidad con privación de dignidad: la víctima del atentado no pierde dignidad, como no la pierde el que es injuriado; lo que ocurre es que su dignidad no ha sido respetada, lo que es muy distinto.

domingo, diciembre 27, 2009

Dignidad e Iglesia

Este domingo solamente puedo ofrecerles una carta, en defensa de la Iglesia, que está siendo atacada con argumentos cada día más babosos.



El Mercurio
Cartas 
Domingo 27 de Diciembre de 2009 
Dignidad e Iglesia



Señor Director:

Don Fernando Zegers Hochschild hace tres preguntas a la jerarquía católica. Pienso que cualquier cristiano puede responderlas, porque son falaces.
Él pregunta, primero, por qué los miles de niños nacidos fuera del matrimonio "son menos dignos" que los que nacen de parejas casadas. Respuesta: Nunca la jerarquía de la Iglesia ha sostenido eso. Ha afirmado exactamente lo contrario: que son igualmente dignos. Por eso mismo, merecían haber nacido bajo la protección del matrimonio.
En seguida, dice que la Iglesia aísla de los sacramentos a los padres de esos niños "y los estigmatiza como seres inmorales". Nuevamente se equivoca. Los padres de esos niños pueden participar en la vida de la Iglesia y en sus sacramentos. Como en el caso de cualquier otra falta, muchas veces tenemos que empezar por el sacramento de la penitencia.
Por último, el doctor Zegers exige que la Iglesia "les explique a los miles de parejas que en Chile se han embarazado mediante gametos donados, con qué autoridad cataloga sus actos de inmorales y a sus hijos como el resultado de una dignidad que está dañada por los actos de sus padres". Respuesta: La Iglesia califica como inmorales ésos y muchos otros actos como parte de su defensa positiva del matrimonio, de la familia y de la dignidad de la persona. Lo hace con una autoridad que los católicos reconocemos como divinamente otorgada por Cristo (Concilio Vaticano II, "Lumen pentium", n. 25). Nadie obliga al doctor Zegers a aceptar esa autoridad, pero, aunque le moleste, sabe que los católicos, incluidos los obispos, tenemos el derecho a expresar libremente lo que pensamos sobre estos asuntos. Es falso, sin embargo, que la Iglesia afirme que la dignidad de los hijos está dañada por el pecado de los padres. Los hijos han sido procreados de una manera contraria a su dignidad, y, por lo tanto, denunciar el pecado en el modo de procrearlos supone afirmar la dignidad de esos niños, y la de sus padres y madres.
Cristóbal Orrego

domingo, diciembre 20, 2009

Por pocos votos, por poca plata

Los cálculos de las personas serias, en distintos medios, arrojan un resultado alarmante para quienes ya dan por corrida, y ganada, la carrera presidencial. Salvo que haya una gran concurrencia de esos que siempre apuestan a ganador, Sebastián Piñera solamente podría ganar por pocos votos.

¿Cuarenta mil? ¿Setenta mil? ¿Cien mil? Todos están al alcance de la mano de una máquina bien montada, como lo sería la Concertación con Bachellet a la cabeza, pero también de una máquina bien aceitada, como lo sería la campaña de SP si se decidiera a quemar todos los cartuchos, y a gastar sin remilgos por ganarse a esos que votan a ganador, que votan a quienes más les prometen y algo le adelantan.

Sí, porque SP no ganará por el entusiasmo de nadie, sino por esos votos de esos indecisos que realmente casi hay que comprarlos. Y si de comprar se trata, hacen falta millones.

O perderá por pocos votos, por poca plata.

martes, diciembre 15, 2009

El dilema o los consejos de la izquierda liberal


El Mercurio, Cartas


Martes 15 de Diciembre de 2009

La misma piedra

Señor Director:

Estamos a un tris de echar a la Concertación. No sabe usted cuánto lo deseamos tantos en Chile. El precio, sin embargo, no puede ser claudicar de los principios y valores que han llevado a muchos a intervenir en la política: el respeto a la vida, la defensa de la familia, un orden público fundado en la moral y las buenas costumbres: no en el “todo vale” de la autonomía liberal.

Por eso, espero que Sebastián Piñera, en el titánico esfuerzo de la recta final, no cometa el error que cometió Joaquín Lavín cuando, por ceder a las presiones de apertura liberal, perdió los votos de los entusiastas e idealistas.

Quizás el peor error de la derecha es seguir porfiadamente los consejos de la izquierda.



Cristóbal Orrego

domingo, diciembre 06, 2009

Brevemente: no existe el mal menor universal

Sobre Sebastián Piñera plantean algunos que puede ser un mal menor, por el que habría que votar para desalojar a una coalición corrupta. Propongo yo, por mi parte, que no existe tal cosa como un mal menor en relación con todos y cada uno de los votantes. Si en el candidato hubiera algún mal que hiciera absolutamente ilícito votar por él —por ejemplo, si en todos los ámbitos estuviera guiado por una ideología totalitaria—, entonces para todos sería un mal mayor darle el voto. Esto no sucede prácticamente nunca en política. Entonces cualquiera puede votar por él por lo que tenga de bueno, pero eso no significa que se esté eligiendo un mal menor, sino que el votante respectivo piensa que con su voto contribuye, y desde su posición en la sociedad puede ayudar, a realizar los buenos fines que el nuevo gobierno se propone. Mas esta esperanza no es válida con independencia de la posición que cada uno tenga. Así, por ejemplo, un cristiano más comprometido con la izquierda no podría pensar que su voto por la derecha le vaya a proporcionar ninguna oportunidad de influir en el futuro gobierno. Un cristiano más comprometido con la derecha, en cambio, puede abrigar la esperanza de que, desde su posición de colaborador con el nuevo régimen, sea capaz de minimizar el daño de las propuestas más anticristianas del candidato, como la adhesión al lobby gay o su aceptación poco crítica del capitalismo (que es la versión económica de la ideología liberal: uno se extraña de que tantos liberales en lo moral no sean más rudos en lo económico).

Yo personalmente, respetando a quienes piensan que en el futuro pueden hacer algo bueno tras apoyar a Sebatián Piñera, no votaré por él. Estaré en la oposición desde el primer día, porque no estoy dispuesto a disimular mi crítica —así no sea capaz de manifestarla más que en este humilde foro— ni a colaborar con quien representa lo peor de la derecha de siempre: ambición personalísima, acumulación de riquezas, insensibilidad hacia los principios morales intransables, adhesión a lo políticamente correcto, materialismo práctico por donde se lo mire; es decir: la derecha atea que se cree cristiana, pero no es más que esclava del dinero y del placer y de la risa.