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domingo, septiembre 28, 2014

Un recuerdo... sobre el fanatismo islámico

Así defendí al Papa hace años, a propósito del fanatismo islámico.

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JUEVES, SEPTIEMBRE 28, 2006

Fanáticos sin fronteras



La amabilidad de El Mercurio me ha permitido compartir, con un público más numeroso que el de los cien y tantos lectores de este blog, una opinión sobre la clase magistral del Papa en Regensburg. El texto es el siguiente.

El odio fanático a la religión ha asesinado a más personas que el fanatismo religioso. Todos los cristianos, los judíos y los musulmanes juntos hemos derramado menos sangre, en nombre de la fe, que las revoluciones y las guerras laicas, en nombre del oro, del prestigio, del poder, del territorio, y de la liberación de toda creencia religiosa. Sin embargo, las culpas que debemos reconocer los cristianos, con esa sana y obligada autocrítica promovida por Juan Pablo II y renovada hace unos días por Benedicto XVI, nos impiden detenernos en comparaciones. Además, la violencia cometida en nombre de Dios es cualitativamente más grave que aquella infligida en nombre de una ideología atea, laicista, que a fin de cuentas se remite solamente al hombre, una criatura falible, violenta, tantas veces perversa.

La violencia religiosa, aunque cuantitativamente haya sido menor, es sustancialmente peor porque corrompe lo más alto, es decir, la imagen humana del Dios de la Paz. Es una corrupción más grave vincular la ceguera irracional, que pretende controlar a sangre y fuego las conciencias, con el Logos primordial que se comunica suavemente a las mismas conciencias:corruptio optimi, pessima.

En ese marco se entienden las palabras del Papa en Regensburg. Su clase magistral no pretendía ser un insulto para ninguna religión, aunque así pudieran interpretarla los fanáticos. Sus palabras no querían ofender a los agnósticos y ateos, aunque podrían haberse ofendido también los fanáticos de tal orientación, si hubiesen tenido tiempo y ganas de escuchar al Sucesor de Pedro.

Pienso, con todo, que su conferencia, incluida la cita de la discordia, sí constituyó una provocación: intencional, efectiva, profunda.

Y saludable y necesaria.

Nadie que conozca mínimamente las reglas de la retórica —Joseph Ratizinger ha sido profesor, obispo, cardenal: no las desconoce— puede pensar que esta cita extensa, introducida en el tercer párrafo del texto, es decir, en el momento de máxima atención del auditorio, no desempeña un rol destacado, plenamente consciente e intencional, en el conjunto de todo el discurso: “Múestrame tan sólo qué trajo Mahoma que fuese nuevo, y ahí encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su mandato de extender mediante la espada la fe que él predicó” (Manuel II Paleólogo, citado por Benedicto XVI, citado ahora por mí: ¡desde ya pido perdón a los fanáticos!).

Podrá discutirse hasta qué extremo previó el Papa la violencia de la reacción de los seguidores del Profeta, o su extensión a escala planetaria; pero la intencionalidad provocadora no puede, a mi juicio, ponerse en duda.

Y la provocación fue, como se ha visto, efectiva. Hasta Al Jazeera se decidió a transmitir las palabras del Papa donde mostraba su dolor por las reacciones islámicas.

Benedicto XVI ha manifestado ya varias veces, por sí mismo o por medio de sus colaboradores, su pensamiento sobre el Islam: “La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes, que adoran al único Dios vivo y subsistente, misericordioso y omnipotente, Creador del cielo y de la tierra” (Concilio Vaticano II: Nostra aetate n. 3). El Papa afirmó que el diálogo entre cristianos y musulmanes “no puede reducirse a una opción temporal”, pues “las lecciones del pasado han de servirnos para evitar caer en los mismos errores. Nosotros queremos buscar las vías de la reconciliación y aprender a vivir respetando cada uno la identidad del otro” (Benedicto XVI: “Palabras en el encuentro con los representantes de algunas comunidades musulmanas en Colonia”, 20 de agosto de 2005).

Su intención era provocar, sí, pero no la violencia, sino el pensamiento, el diálogo franco y abierto con el Islam y con todas las religiones y con los herederos de la Ilustración. La provocación, en efecto, además de intencional y efectiva, es profunda: se ordena a asentar la absoluta incompatibilidad entre religión y violencia. “Las manifestaciones de violencia no pueden atribuirse a la religión en cuanto tal, sino a los límites culturales con que se vive y se desarrolla en el tiempo. (...) De hecho, en todas las grandes tradiciones religiosas se registran testimonios del íntimo vínculo que existe entre la relación con Dios y la ética del amor” (Benedicto XVI: “Mensaje conmemorativo del Encuentro interreligioso de oración por la paz en Asís”).

Por eso pienso que algunos musulmanes deben pedir perdón por haber causado, con sus reacciones violentas y fanáticas, ese dolor en el corazón manso del Santo Padre.

Si no lo hacen, los barreremos de la faz de la tierra.

¿Qué tal?

Mirad, queridos lectores: todos podemos convertirnos en fanáticos. El fanatismo es como un tornillo suelto, una enfermedad quizás, que puede adherirse a cualquier convicción. Quizás los católicos tenemos la tendencia a recordar el fanatismo laico, y los comecuras, el católico, como ese amigo que tanto nos divierte porque cada vez que abre la boca sobre estos temas delicados ya sabemos que recordará a la Santa Inquisición.

El discurso del Papa fue también una provocación para el pensamiento agnóstico ilustrado. Le recordó que, con su afán de rechazar el aporte religioso de la vida pública, pueden esos laiconazos terminar convertidos ellos mismos en una pequeña secta. Y ante los sectarios ateos, como demuestra la historia reciente, los muchachos de la Jihad son como niños de pecho.

Hasta ahí quod scripsi.

Os invito a opinar en el blog del diario.

Una persona me sugirió, en un correo privado, que sobra el párrafo irónico donde hablo del perdón que deben pedir los musulmanes, so pena de ser barridos de la faz de la tierra. Piensa que una proporción importante de los lectores no capta la ironía. Le respondí que lo tendré en cuenta para la próxima vez, pues el párrafo ciertamente es irónico; pero también le dije que me cuesta creer que haya quienes no entienden una ironía tan obvia.

Si supiera quiénes son, los mataría a todos.

viernes, septiembre 26, 2014

Plataforma K

Soy un tipo poco práctico: un intelectual, como se decía antes con admiración y ahora con desprecio. He propuesto desde hace años, a quienes quieran oírlo, formar una plataforma política (a la postre, con un partido o grupo de partidos), de alcance supranacional, que asuma desde dentro el compromiso con los principios católicos no-negociables (es decir, con todos ellos, pero comenzando con los más impopulares).

Algún Obispo piensa algo parecido, pero es una gota en el océano. La iniciativa nos corresponde a los laicos.

Leed.


LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE
Un verdadero reto para los católicos

Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares

1. El Presidente del Gobierno de España y del Partido Popular ha confirmado la retirada de lareforma de la ley del aborto que pretendía “limitar” cuantitativamente el “holocausto silencioso” que se está produciendo. Mantener el derecho al aborto quiebra y deslegitima el supuesto estado de derecho convirtiéndolo, en nombre de la democracia, en una dictadura que aplasta a los más débiles. Ninguna ley del aborto es buena. La muerte de un solo inocente es un horror, pero “parecía” que “algo” estaba cambiando en las conciencias de algunos políticos relevantes respecto del crimen abominable del aborto (Cf. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 51).

Dicho esto conviene denunciar, con todo respeto a su persona, que el Presidente del Gobierno ha actuado con deslealtad respecto a su electorado al no cumplir su palabra en esta materia, explicitada en su programa electoral; también ha actuado con insensatez pues ha afirmado que lo sensato es mantener el “derecho al aborto”, es decir, el derecho a matar a un inocente no-nacido, el crimen más execrable. Además ha faltado a la verdad, pues su partido tiene mayoría absoluta en el Parlamento y, sin embargo, afirma que no hay consenso, algo que no ha aplicado a otras leyes o reformas infinitamente menos importantes.

Ha llegado el momento de decir, con voz sosegada pero clara, que el Partido Popular es liberal, informado ideológicamente por el feminismo radical y la ideología de género, e “infectado” como el resto de los partidos políticos y sindicatos mayoritarios, por el lobby LGBTQ; siervos todos, a su vez, de instituciones internacionales (públicas y privadas) para la promoción de la llamada “gobernanza global” al servicio del imperialismo transnacional neocapitalista, que ha presionado fuerte para que España no sea ejemplo para Iberoamérica y para Europa de lo que ellos consideran un “retroceso”  inadmisible en materia abortista.

2. Respecto al Jefe de la Oposición en el Parlamento, también con todo respeto a su persona, hay que afirmar que se ha mostrado falto de rigor intelectual y con un déficit de sensibilidad ante la dignidad de la vida humana. Es asombroso comprobar cómo telefonea a un programa de televisión para denunciar la violencia contra los animales, y, sin embargo, olvida la violencia criminal contra dos millones de niños abortados: decapitados, troceados, envenenados, quemados… Desde la lógica del horror el Secretario General del PSOE ensalzó en la Estación de Atocha de Madrid el mal llamado “tren de la libertad” en el que algunas mujeres reclamaban “el derecho a decidir matar inocentes”; este tren, como los trenes de Auschwitz que conducían a un campo de muerte, debería llamarse, no el “tren de la libertad” sino, el “tren de la muerte”, del “holocausto” más infame: la muerte directa y deliberada de niños inocentes no-nacidos.

3. Como es verificable, el Partido Popular con esta decisión, se suma al resto de los partidos políticos que, además de promover el aborto, lo consideran un derecho de la mujer: una diabólica síntesis de individualismo liberal y marxismo. Dicho de otra manera, a fecha de hoy ‒ y sin juzgar a las personas ‒, los partidos políticos mayoritarios se han constituido en verdaderas “estructuras de pecado” (Cf. San Juan Pablo II, Encíclicas Sollicitudo rei socialis, 36-40 y Evangelium vitae, 24).

4. En el orden cultural, y bajo la presión del feminismo radical, se ha trasladado el punto de mira del aborto; se ha deslizado desde el tratamiento como un crimen (No matarás) a la consideración de la mujer como víctima. Es verdad que la mujer es también víctima, abandonada en muchas ocasiones ‒ cuando no presionada para que aborte ‒, por el padre de su hijo, por su entorno personal y laboral y por la sociedad; también es cierto que sufre con frecuencia el síndrome post-aborto, etc.; pero, si bien algunas circunstancias puede disminuir la imputabilidad de tan gravísimo acto, no justifican jamás moralmente la decisión de matar al hijo por nacer. Esto hay que denunciarlo al tiempo que hay que acompañar con misericordia  y «adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias» (Papa Francisco, Evangelii gaudium, 214).

Pero, como digo, lo específico del aborto es que se trata de un crimen abominable: «el que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo (Cf. Gn 4, 10)» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2268). No se puede justificar, apelando a la libertad, lo que de sí es una acción criminal que mata a un inocente, corrompe a la mujer, a quienes practican el aborto, a quienes inducen al mismo y a quienes, pudiendo con medios legítimos, no hacen nada para evitarlo. La Iglesia Católica, Madre y Maestra, en orden a proteger al inocente no-nacido e iluminar las conciencias oscurecidas «sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (CIC can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito” (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (Cf. CIC can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2272). Es necesario evidenciar que nos encontramos ante una verdadera crisis de civilización.

5. Por otra parte, diré más: se debe aclarar que no es justificable moralmente la postura de los católicos que han colaborado con el Partido Popular en la promoción de la reforma de la ley del aborto a la que ahora se renuncia. La Encíclica Evangelium vitae del Papa San Juan Pablo II no prevé la posibilidad de colaboración formal con el mal (ni mayor ni menor); no hay que confundir colaborar formalmente con el mal (ni siquiera el menor) con permitir ‒ si se dan las condiciones morales precisas ‒ el mal menor. Dicha Encíclica (n. 73) lo que afirma es: «un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación. […] En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos».

6. Con afecto hacia las personas y con dolor, también debo decir que, en ocasiones, algunas instancias de la Iglesia Católica que camina en España no han propiciado, más bien han obstaculizado, la posibilidad de que aparezcan nuevos partidos o plataformas que defiendan sin fisuras el derecho a la vida, el matrimonio indisoluble entre un solo hombre y una sola mujer, la libertad religiosa y de educación, la justicia social y la atención a los empobrecidos y a los que más sufren: en definitiva la Doctrina Social de la Iglesia. Gracias a Dios el Papa Francisco ha sido muy claro respecto del aborto en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (nn. 213 y 214).

7. Como en tantas otras ocasiones de nuestra historia, es momento de apelar a la conciencia de los católicos españoles. Ante nosotros, tal vez, se abre la posibilidad de “un nuevo inicio” y en todo caso un amplio abanico de acciones simultáneas, entre las que quiero destacar:

a) Hay que mantener firme el propósito de la evangelización, de la gestación de nuevos cristianos y de la atención en nuestros “hospitales de campaña” (Cáritas, Centros de Orientación Familiar, etc.) de tantas personas heridas (física, psíquica y espiritualmente) que esperan nuestro amor, nuestra misericordia y nuestra ayuda, siempre desde la verdad.

b) Insistir en la educación sexual y en la responsabilidad de las relaciones sexuales, es decir, educar para el amor.

c)  Insistir en la abolición total de toda ley que permita el aborto provocado directo y promover la aprobación de leyes que protejan al no-nacido, la maternidad y las familias.

d) Suscitar una respuesta civil organizada y capaz de movilizar las conciencias.

e) Hacer una llamada a promover iniciativas políticas que hagan suya, integralmente, la Doctrina Social de la Iglesia.

f) Estudiar por enésima vez la posibilidad de regenerar los partidos políticos mayoritarios, aunque hasta ahora estos intentos han sido siempre improductivos.

8.  El camino va a ser largo y difícil, ya sucedió con la abolición de la esclavitud. La maduración de las conciencias no es empresa fácil, pero nuestro horizonte, por la gracia de Dios, es el de la victoria del bien. Este es tiempo de conversión. Así pues, todos (mujeres y varones, profesionales de la sanidad y de los medios de comunicación, gobernantes, legisladores, jueces, fuerzas y cuerpos de seguridad, pastores y fieles, etc.) estamos obligados en conciencia a trabajar y defender con todos los medios legítimos “toda la vida” de “toda vida humana”, desde la concepción y hasta la muerte natural, empezando por los no-nacidos y sus madres; si no lo hacemos, la historia nos lo recriminará, las generaciones venideras nos lo reprocharán y, lo que es definitivo, Dios, el día del Juicio, nos lo reclamará: era pequeño, estaba desnudo e indefenso y no me acogisteis (Cf. Mt 25, 41-46). 

En Alcalá de Henares, a 24 de septiembre del Año del Señor de 2014
Ntra. Sra. de la Merced

domingo, septiembre 21, 2014

El valor de la sinceridad

Habla uno que vio las cosas de cerca. Está claro que estos tipos eran gente realmente mala y peligrosa, contra las que la defensa armada era legítima y necesaria.

Los dos cobardes de los que trata el autor aprobaban la revolución armada, aunque Allende pensaba que era innecesaria en Chile. Murieron en su ley, con la diferencia de que el Che fue un asesino de verdad y finalmente se rindió cobardemente (sus seguidores pelearon hasta morir), mientras que Salvador Allende no fue un asesino, sino un sembrador del odio y la lucha de clases, y murió por su propia mano.

Leed, de El Mostrador.


16 de septiembre de 2014

41 aniversario: las muertes cruzadas de Allende y el Che

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Periodista y escritor. Autor del libro Salvador Allende. Biografia Sentimental
Allende y el Che se hermanan en el panteón revolucionario del siglo XX y en los estandartes del siglo XXI, pero es difícil hallar dos personajes históricos que a pesar de coincidir en ciertos objetivos generales hayan sido más opuestos por temperamento, por el tipo de revolución que propiciaban, por los valores que los guiaban. En el primer encuentro que tuvieron en La Habana, el Che marcó el terreno en la conocida dedicatoria que estampó en su libro La guerra de guerrillas: “A Salvador Allende, que por otros medios trata de obtener lo mismo. Afectuosamente, Che”. Las muertes de ambos, acaecidas en una época de polarización extrema y guerra fría, se contraponen.
A partir del momento en que el sargento Mario Terán disparó en la escuela del pueblito boliviano de La Higuera dos ráfagas de ametralladora al prisionero Ernesto Guevara de la Serna, a la 13.10 del 9 de octubre de 1967, las guerrillas latinoamericanas entraron en cuarto menguante, con excepción del sandinismo nicaragüense, en cuyas filas combatirán jóvenes chilenos entrenados en Cuba. Allende, que todavía no era presidente, al enterarse de la muerte de su amigo Che Guevara se conmovió dolorosamente. Su hija Beatriz, Tati, que hacía una práctica en el hospital San Juan de Dios, corrió desesperada por las calles con su delantal blanco a llorar la muerte del Che a casa de una familia amiga.
Transcurridos cinco años, once meses y 28 días desde la muerte del Che, Salvador Allende rendirá su vida en el Salón Independencia de La Moneda un 11 de septiembre, hace 41 años. Esa derrota marcará el ocaso por tiempo indefinido de la vía pacífica de la revolución latinoamericana.
Médicos ambos, Salvador Allende se esforzó hasta el último instante en evitar a Chile el espanto de una guerra civil, aunque la dictadura que vino después estará entre las más crueles y sanguinarias del continente. Presionado desde su partido, el Socialista, desde el MIR y otros grupos que propiciaban un giro armado, e incluso por su propia hija Beatriz, Allende nunca se apartó de su posición. El estrecho contacto que mantuvo con Fidel Castro y los cubanos –Allende disfrutaba impresionándolos– tampoco lo llevó a modificar su postura. Cuando el MIR le pidió armas a Fidel Castro, éste respondió que para entregarles necesitaba la autorización del presidente: Allende dijo no.
A los pocos días de iniciada la lucha en Cuba, el Che mostró su fibra definitiva cuando, en un momento en que sus compañeros, incluso Fidel Castro, se preguntaban cómo debían proceder frente al campesino Eutimio Guerra, que los había traicionado y al que tenían prisionero, el Che solucionó el problema llevándoselo a un lado y matándolo fríamente de un balazo en la cabeza, sin juicio revolucionario ni pelotón de fusilamiento: fue su bautismo de sangre.
El Che, en cambio, se empeñó hasta el final en desencadenar una guerra planetaria contra el imperialismo, como lo precisó en suMensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental – Crear dos, tres… muchos Vietnam. Con su prosa incisiva, el Che cantó un espeluznante himno de odio y muerte cuyo lenguaje supera al de Piotr Stepanovich, el tremebundo personaje de Los endemoniados de Dostoievski. En ese mensaje el Che escribió: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”… ¡Fría máquina de matar!
En enero de 1966 yo, autor de esta nota, formé parte de la delegación chilena, presidida por el escritor Manuel Rojas pero de la que el senador Salvador Allende era la figura principal, a la Conferencia Tricontinental de La Habana. El Hotel Habana Libre era un hormiguero donde sesionaban y alojaban –Fidel Castro en el piso 21, Allende en el 19, Clodomiro Almeyda y yo en una habitación del 4º– los representantes de los movimientos de Asia, África y América Latina que luchaban por la independencia y el socialismo, como los de Vietnam, Angola o Guatemala, o que ya habían triunfado, como los de Cuba y China. El Che Guevara, cuya carta de despedida Fidel Castro había leído tres meses antes, era el ausente omnipresente y corrían estrambóticos rumores acerca de los países donde podía estar combatiendo. Un año y medio más tarde integré también la delegación chilena, esta vez presidida por el propio Allende, a la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, la OLAS, realizada en el mismo hotel de La Habana dos meses antes de la muerte del Che. En ambos casos, entre una multitud de delegados que hablaban de armas, explosivos y tácticas militares, un Allende de impecable guayabera era visto por muchos como un “burgués” exótico, con el que por curiosidad querían entrevistarse. Una y otra vez el senador chileno reiteraba sin inmutarse que en nuestro país existían posibilidades de una revolución pacífica en hombros de la lucha de las masas y la unidad del pueblo, a la vez que expresaba su solidaridad hacia quienes en diferentes latitudes combatían por otros medios.
Las trayectorias de Allende y el Che habían discurrido por caminos muy distintos. El Che había salido en moto de su Rosario natal a recorrer el continente y en ese peregrinaje se había encontrado en México con Fidel Castro, que organizaba su desembarco armado en Cuba. ¿Quién habría sido Guevara sin ese encuentro casual “en casa de María Antonia” que definió su destino, según reza su carta de despedida? ¿Un motoquero vagabundo de regreso en Argentina? ¿Un médico dedicado a curar la lepra en lejanos parajes, como en un momento él mismo había anunciado? Su inteligencia, don de mando y fuerte carácter sedujeron a Fidel Castro. A los pocos días de iniciada la lucha en Cuba, el Che mostró su fibra definitiva cuando, en un momento en que sus compañeros, incluso Fidel Castro, se preguntaban cómo debían proceder frente al campesino Eutimio Guerra, que los había traicionado y al que tenían prisionero, el Che solucionó el problema llevándoselo a un lado y matándolo fríamente de un balazo en la cabeza, sin juicio revolucionario ni pelotón de fusilamiento: fue su bautismo de sangre. Al final de la guerra, como comandante de la columna 8 se destacó en la toma de la ciudad de Santa Clara. Después de entrar en La Habana, ciudad que no conocía, y nombrado por Castro comandante de la fortaleza de La Cabaña, donde Allende lo visitó en ese primer encuentro, al Che le corresponderá supervigilar los juicios revolucionarios sumarísimos que allí se efectuaban contra los “esbirros” de la dictadura de Batista y disponer el fusilamiento in situ de más de 50 condenados. A Guevara lo embrujaba la muerte.
A diferencia del Che, la trayectoria de Salvador Allende no se inició por azar. A los ocho años, cuando la familia vivía en Tacna, ciudad peruana ocupada por los chilenos, Chichito se paraba en una silla de la cocina y dirigía discursos de “presidente” a su madre, su niñera y sus hermanas. Y según contará a la colombiana Gloria Gaitán, confidente de sus últimos siete meses de vida, al terminar sus estudios en el liceo de Valparaíso, donde obtuvo notas mediocres, el joven Salvador, antes de hacer como voluntario el servicio militar, se despidió de sus compañeros de curso anunciando que sería presidente de Chile. Toda la vida política de Allende estuvo guiada por su decisión de transformar a Chile y acabar con las injusticias y desigualdades, y su gobierno fue la culminación de las luchas sociales iniciadas a comienzos del siglo XX e incluso antes. El gobierno de Allende, a pesar de las dificultades y la sedición opositora, movilizó a amplias masas y tuvo hasta el final apoyo multitudinario.
Sin contar a Cuba, donde la victoria fue obra de Fidel Castro, el Che fracasó en todas sus empresas alucinadas. El proyecto de Allende y la izquierda chilena, enraizado en una larga tradición, tuvo un aterrizaje en la realidad y llegó a plasmarse en un gobierno, aunque no alcanzó a prolongarse en el tiempo. Los proyectos del Che, en cambio, nunca bajaron de las nubes. En el Congo, acompañado por un contingente de militares afrocubanos de piel oscura, pretendió revertir el descalabro de una revolución que estaba en desbandada y hubo de emprender la retirada prontamente. Trasladándose a Bolivia, instaló en parajes casi deshabitados su guerrilla formada por él, 15 cubanos y dos docenas de bolivianos reclutados a las apuradas, sin coordiación con las organizaciones obreras o indígenas, soñando con extender desde allí su cruzada triunfante hacia Perú, Argentina y el resto del continente. Sus hombres iban siendo exterminados y el Che fue el único capturado con vida. Fidel Castro trató de explicarlo diciendo que su fusil había sido inutilizado por una bala y que “la pistola que portaba estaba sin magazine”. Félix Rodríguez, el cubano agente de la CIA que habló con el Che prisionero, acaba de declarar una vez más que “la pistola la tenía llena de balas, era una Browning a la que no le faltaba un tiro. El fusil sí tenía un balazo y estaba inoperable”. Los militares bolivianos afirmaron que al ser encañonado habría clamado: “No disparen, soy el Che. Valgo más vivo que muerto”. ¿Quién dice la verdad? Como en el caso de Allende, respecto de la muerte del Che es difícil distinguir la realidad de la leyenda, y de la propaganda. Lo cierto es que, según muestran las fotos y afirma Félix Rodríguez, al caer prisionero el Che “parecía un pordiosero, sucio, no tenía ni siquiera botas, unos pedazos de cuero era lo que tenía amarrados a los pies”.
Yo, el autor de esta nota, asistía en Camiri al juicio militar contra el francés Régis Debray y el argentino Ciro Bustos, apresados tras haber estado con la guerrilla del Che. Llegué a Vallegrande al dia siguiente de la muerte del Che. El cuerpo del guerrillero argentino-cubano había sido retirado durante la noche de la “morgue” del hospital, en realidad el lavadero de cemento, donde lo habían exhibido y yacía ahora el cadáver de Willy, otro de sus compañeros. El capitán Gary Prado, que derrotó al Che en la batalla del Yuro, me aseguró que en un momento soltó las manos al prisionero y le dio de beber de su propia cantimplora; la maestra Julia Vallejos me dijo llorando que ella le dio de comer en La Higuera cuando lo tenían amarrado; Elida, la hija del telegrafista, me aseguró que le llevó un plato de sopa de maní que cocinó su madre. Los soldaditos Julio Robles y Ciro Paco, en conversación exclusiva, me contaron que mientras trasladaban al Che herido en la pantorrilla derecha desde el Yuro a La Higuera, el prisionero les iba diciendo que un día ellos tendrían que luchar por la libertad de su país. Cuando el mayor Niño de Guzmán trasladó de La Higuera a Valle Grande el cuerpo del Che atado al esquí derecho de su helicóptero, la sangre del guerrillero iba goteando sobre la selva…
Una vez instalado en La Moneda, Salvador Allende percibió muy pronto que el futuro de su gobierno se iba estrechando y ya en marzo de 1971, antes de cumplir cinco meses de presidente, clamaba ante sus amigos “infarto ven, infarto ven”, convocando a la muerte para no vivir el fracaso. Un día, ante su amigo Víctor Pey, hizo la mímica de quien se dispara a sí mismo con una metralleta, y muchas veces repitió que en caso de golpe solo saldría de La Moneda “en piyama de madera”. Observando los cerezos cargados de botones, dirá a Gloria Gaitán: “Yo no veré esas flores. Me sentaré en el sillón presidencial, me terciaré la banda y esperaré la muerte… Soy un hombre a quien no le restan sino dos horas de vida, una semana, tal vez un mes, quién sabe si seis meses.”
Durante la batalla de La Moneda y consciente de que el golpe militar había triunfado, Salvador Allende se empeñó a toda costa en salvar vidas. En su último, memorable discurso llamó a la cautela diciendo que “el pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse”. El Che prohibió a sus hombres que cayeran prisioneros y les ordenó que murieran luchando. Con excepción de tres sobrevivientes que lograron huir a Chile, todos los que lo acompañaron en sus últimos combates murieron… menos el Che: el capitán sobrevivió al naufragio y fue hecho prisionero, aunque al día siguiente lo asesinaron. En La Moneda, la conducta de Salvador Allende fue diametralmente opuesta: empeñado en salvarlas, exigió a sus hijas y a las personas que no tenían armas que salieran y al término de la batalla ordenó la rendición general. El periodista Augusto Olivares, que se quitó la vida, fue el único muerto dentro de La Moneda… además de Allende, que no estuvo dispuesto a caer prisionero como el Che Guevara y ser asesinado en un rincón oscuro o exhibido en una jaula o enviado al exilio.
Entonces, a las dos de la tarde, Salvador Allende se dispuso a morir.

jueves, septiembre 18, 2014

Guerra de Cardenales, la Iglesia llora

Es necesario abrir los ojos. Cuando los cardenales luchan entre sí, cuando uno de ellos atribuye al Papa su propio error doctrinal, cuando el que atacó la unidad ahora se presenta como víctima.


Leed, de El Sismógrafo.


GIOVEDÌ 18 SETTEMBRE 2014

Vaticano 
Il cardinale Kasper: «Si attacca me per colpire il Papa». «Alcuni al prossimo Sinodo vogliono una guerra ideologica, non ci sto». «La dottrina della Chiesa non può essere cristalizzata»

Il Mattino

(Antonio Manzo) «Alcuni al prossimo Sinodo vogliono una guerra  ideologica. La dottrina della Chiesa è aperta, loro vogliono una verità cristallizzata. Il bersaglio delle polemiche non sono io, ma il Papa». Parla il cardinale  Walter Kasper, il teologo che Francesco ha elevato a teorico contemporaneo della «teologia in ginocchio», capace di ascoltare la società e, soprattutto, i drammi esistenziali dell’uomo, «non per condannarlo ma per camminare insieme a lui». 
È lui che a febbraio scorso, al Concistoro straordinario, ha scritto e letto il documento introduttivo sulla famiglia che apre alla comunione per i divorziati e che ora ha indotto cinque cardinali a esprimere, in un libro, una netta chiusura all’appello. No, no all’accoglienza nella Chiesa «con fedeltà e  misericordia» dei divorziati, anche quelli risposati solo con rito civile. «Non si può», dicono cinque cardinali di rango della Chiesa cattolica, autori di un libro, «Permanere nella verità di Cristo». Le firme sono quelle di Gerhard Ludwig Muller, il prefetto della Congregazione per la dottrina della fede, cioè il «custode» della Dottrina nel palazzo dell’ex Sant’Uffizio dove sedette anche Ratzinger; Raymond Leo Burke, prefetto della Segnatura apostolica, il capo di una sorta di Cassazione dell’interpretazione dottrinale della Chiesa; Walter Brandmuller, presidente emerito del Pontificio comitato di scienze storiche; Velasio De Paolis, presidente emerito della prefettura degli affari  economici. Infine Carlo Caffarra, arcivescovo di Bologna, uno dei teologici più ascoltati da Papa Giovanni Paolo II  proprio sul tema della famiglia. Il cardinale Kasper non lo ha ancora letto il libro, ma ne desume i contenuti dal dibattito acceso contro di  lui fin nelle giornate successive al documento di febbraio scorso. Kasper è accusato di aver stravolto la dottrina sul matrimonio «indissolubile» nella relazione al Concistoro di febbraio scorso e, a mano a mano che si avvicina la data del Sinodo (5 ottobre),  il suo nome ricorrerà sempre più spesso nel dibattito, non solo teologico ma anche sociale. Perché è lui che ha promosso il tema dei divorziati risposati, la possibilità che possano tornare ad accostarsi al  sacramento della Comunione. È lui che ha aperto a questioni inedite rimaste inesplorate nell’esortazione apostolica Familiaris Consortio di papa Wojtyla. È lui, infine, che ha giudicato la famiglia come «cellula centrale», e non più naturale, della Chiesa e della società: la famiglia come soggetto della condizione umana, fondata sull’amore umano che, scrisse nella relazione di base al Sinodo, «è qualcosa di grande e di bello, ma non è  di per sé divino».  
Cardinale Kasper, come sarà il Sinodo di ottobre, che si aprirà anche sui fondamenti teologici contenuti nella relazione di apertura da lei svolta al Concistoro  straordinario sulla famiglia?
«Io spero che nel Sinodo si dia vita a uno scambio serio e tranquillo di opinioni e riflessioni». Secondo gli oppositori, le sue riflessioni hanno messo in discussione la Dottrina della Chiesa. «Non è in discussione la Dottrina della Chiesa che, invece, può essere approfondita. Ma la Dottrina non è chiusa. Si tratta di discutere dell’applicazione della Dottrina in situazioni complesse».  
Ha letto il libro, considerato una replica alle sue tesi dottrinali e pastorali? 
«Non ho visto il dibattito in corso, il documento lo hanno mandato ai giornalisti, ma non a me. È un po’ strano, i giornalisti ce l’hanno e io no».   
Lei interverrà ai lavori del Sinodo? 
«Sì, ma io sono un membro normale del Sinodo».  
Ma perché alcuni suoi colleghi cardinali la contestano? 
«Mi contestano perché dicono che il documento base è contro la Verità».  
E lei come replica? 
«Noi siamo tutti per la Verità».
Anche quelli che la contestano?
«Loro pretendono di sapere da soli cosa è la Verità. Ma la Dottrina Cattolica non è un sistema chiuso, ma una tradizione viva che si sviluppa, come ci ha insegnato il Concilio Vaticano II. Loro vogliono cristalizzare la Verità in certe formule». 
Cristalizzare la verità, lei dice. Ad esempio? 
«Le formule della tradizione».
E quale potrebbe essere la formula che, secondo lei, potrebbe essere cristallizzata?  
«L'indissolubilità del matrimonio. Bisogna verificarla in situazioni complesse. Io, nella relazione al Concistoro straordinario, ho detto chiaramente che dobbiamo essere onesti. Tra la dottrina della Chiesa sul matrimonio e sulla famiglia e le convinzioni vissute di molti cristiani si è creato un abisso. Il compito del Sinodo sarà quello di parlare nuovamente della bellezza e della gioia della famiglia che è sempre la stessa e tuttavia sempre nuova, come ci insegna la Evangelii Gaudium»
La Chiesa ha il dovere di vedere le situazioni complesse, sostiene lei. Perché allora questo libro di cinque cardinali che contestano le sue aperture sui temi della famiglia? 
«Voglio prima leggere il libro». 
Lei utilizza molto il criterio della misericordia che, a volte, dai suoi contestatori spesso viene retrocesso a resa nei confronti dell'uomo da giudicare dopo che ha commesso il peccato. Ne ha fatto un libro, è stato perfino citato da Papa Francesco nel primo Angelus del pontificato a piazza San Pietro, subito dopo l'elezione. Perché lei insiste in questa teologia della misericordia? 
«Perché la misericordia è il tema centrale del messaggio di Gesù. È il termine chiave del Nuovo Testamento. È il punto centrale del messaggio evangelico. La misericordia non cancella gli altri comandamenti». 
La famiglia resta cellula naturale della società?
«La famiglia è cellula centrale della società e della Chiesa»
Ma resta intatto il principio della Creazione uomo-donna?  
«Certo, nessun dubbio su questo principio» 
Uno dei temi di maggiore accusa nei suoi confronti, da parte dei colleghi cardinali, è quello della possibilità della Comunione ai divorziati. Come ribatte? 
«Anche nei fallimenti dei matrimoni ci sono situazioni che sono molto diverse tra loro. Ci vuole un discenimento su ogni situazione, un conto è una persona che distrugge deliberatamente una famiglia, altro è quando uno dei coniugi si allontana dall'altro. Di qui, la necessità del discernimento. Sì, discernimento pastorale sulle situazioni. Io non sono per un'apertura acritica, generalizzata, ma invito a valutare le situazioni singole. L'individualismo e il consumismo contemporaneo, ho sempre detto ai fratelli cardinali nel Concistoro di febbraio scorso, hanno messo in discussione la cultura tradizionale della famiglia. E la  Chiesa viene sfidata da queste nuove situazioni» 
Al Sinodo prevarranno i difensori a oltranza della Dottrina o i teologi della pastorale?
«Io spero che il Sinodo sia uno scambio serio e tranquillo sulle esperienze pastorali. I vescovi sono pastori delle loro Chiese e non sono lì per una guerra ideologica».
Quindi, non una guerra ideologica? Secondo lo schema classico conservatori-progressisti? 
«Spero che non ci sia. Il Sinodo deve domandarsi, innanzitutto, come la Chiesa può aiutare il cammino nella storia dell'uomo contemporaneo. La Chiesa deve condividere gioie e speranze degli uomini, le tristezze e le angosce del mondo
Alcuni, secondo lei, vogliono una guerra dottrinale?
 
«Sì, alcuni vogliono una guerra dottrinale, ma non è questo il compito del Sinodo. La Dottrina è chiara. Non si cambia, si approfondisce e si applica alle situazioni complesse dell'uomo contemporaneo».
Come si approfondiscono le situazioni complesse? Ad esempio, il dramma di una famiglia divorziata che ha violato il sacramento del matrimonio indissolubile?

«Si approfondiscono una ad una, le situazioni complesse. Nessuno deve giudicare ma discernere. La luce del Vangelo ci aiuta al discernimento di ogni situazione concreta, alla luce della misericordia».
Torniamo al pericolo di una guerra dottrinale nel Sinodo. 

«Io, di certo non la voglio. Loro, forse, la vogliono. Io Penso ad un Sinodo pastorale».
È quello che vuole anche il Papa? 
«È chiaro. Anche il Papa vuole un Sinodo pastorale».
Si aspettava questa polemica sulla sua relazione di base al Concistoro?
«Non sono un ingenuo. Sapevo che ci sono altre posizioni ma non ho pensato che il dibattito si trasformasse e ora si mostra anche senza stile. Nessuno dei miei confratelli cardinali ha mai parlato con me. Io, invece, due volte con il Santo Padre. Ho concordato tutto con lui. Era d'accordo. Cosa può fare un cardinale, che non essere con il Papa? Non sono io il bersaglio, il bersaglio è un altro». 
È Papa Francesco?
«Probabilmente si». 
Cosa dice, in ultimo, ai suoi oppositori? 
«Loro sanno che non ho fatto da me queste cose. Ho concordato con il Papa, ho parlato due volte con lui. Si è mostrato contento. Ora fanno questa polemica. Un cardinale deve stare accanto al Papa, al suo fianco. I cardinali sono cooperatori del Papa».
fonte

domingo, septiembre 14, 2014

La Resistencia


Resistir contra el Islam y contra el totalitarismo liberal (financiado por las grandes fortunas de Occidente).


De Infocatólica


Leed.


ADVIERTE DE TOTALITARISMO

La socióloga G. Kuby revela por qué desde la ONU buscan globalizar una revolución sexual

Entrevista a la influyente socióloga alemana, escritora y conferencista Gabriele Kuby, que revela el rostro oculto de líderes políticos, feministas radicales que desde gobiernos, la ONU y otros organismos promueven la atea ideología de género.
13/09/14 8:41 PM | Imprimir | Enviar
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(Portaluz/infoCatólica) Portaluz tuvo el privilegio de publicar a comienzos de este año una entrevista a esta influyente intelectual. Ahora gracias al periodista Benjamín Vail (ofs) accedemos a un nuevo diálogo -difundido en inglés por CWR- que ocurrió durante la visita de Gabriele Kuby a la República Checa.
Apoyándose en el nuevo libro de Kuby (ya traducido a varios idiomas) «La Revolución Sexual Global: La destrucción de la libertad en nombre de la libertad», Benjamín se adentra en pedirle que devele las intenciones finales de quienes buscan globalizar la ideología de género…

Para poner al día a nuestros lectores, ¿Podría por favor resumir la tesis principal de su nuevo libro?

Después de mi conversión a la fe católica, dada mi experiencia en el estudio de la sociología y el interés por los acontecimientos políticos y sociales, comencé a darme cuenta que la sexualidad es el tema de nuestro tiempo. Vivimos en una época en que las normas sexuales -como nunca antes en la historia de la humanidad- están siendo transformadas poniéndolas completamente de revés. Ninguna sociedad había hecho esto. Ninguna sociedad había dicho alguna vez: «Vive tu impulso sexual como quieras». Pero nuestra sociedad lo hace. Creo que este enfoque de la sexualidad es un ataque medular contra la dignidad del ser humano y la sociedad en su conjunto, ya que si una sociedad abandona su moralidad en general -especialmente en el área de la sexualidad-, cae en la anarquía, en el caos y esto puede dar lugar a un nuevo régimen totalitario liderado por el Estado.

Un tema principal en su libro es la «transversalidad de género» (mainstreaming de género) ¿Puede usted educar a nuestros lectores sobre este concepto y explicar por qué lo califica de dañino?

«Gender» era un término gramatical usado para diferenciar el género, antes de que fuera utilizado en la agenda política. Las feministas radicales descubrieron esta palabra y la usaron para crear una nueva ideología. Me maravilla la estratégica visión de futuro... saber que usted necesita un término para promover una nueva idea, y este término que eligieron es: «género». Género ahora significa que hay un «sexo social», que puede diferir del sexo biológico. Por supuesto existen diferencias culturales e históricas en las formas en que pueden vivirse la masculinidad y feminidad. Pero la teoría feminista refiere que el sexo es una construcción social que puede ser diferente del sexo biológico y que de hecho, no tiene por qué ser idéntica al sexo biológico. Sucede que si renunciamos a nuestra identidad como hombre o mujer, y decimos que no hay tal identidad, entonces, como consecuencia, todo el orden sexual se derrumba y cualquiera puede tener sexo con cualquiera. Porque este movimiento no reclama sólo que se respete un planteamiento teórico, sino una práctica: No hay dos sexos, o dos géneros -dicen-, sino muchos géneros… hombres y mujeres heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgénero, intersexuales y personas queer («queer» es un término que usan para cualquier tipo de desviación sexual de la heterosexualidad).
La teoría de género dice en definitiva que nuestra orientación sexual es el principal criterio para nuestra identidad. Y el valor principal por el cual se promueve esa teoría, es la libertad. Nuestra sociedad hiper-individualizada reivindica que somos libres para elegir nuestro sexo, ser hombre o mujer, pues esta sería nuestra libertad para elegir la orientación sexual que deseemos. La teoría de género nos dice que la sociedad no sólo debe tolerar, sino aceptar positivamente cualquier tipo de orientación sexual. Pero, en realidad, la heterosexualidad es la condición natural de la existencia humana, y más del 97 por ciento de la población de esta tierra es heterosexual y tiene un rechazo instintivo a la homosexualidad. Por ello las personas que impulsan la agenda de género en todo el mundo, buscan por supuesto empezar con los niños muy pequeños y enseñarles que cualquier tipo de orientación sexual es igualmente válida.
Todo el asunto está «vendido», por así decirlo, como siempre, en un discurso que habla de más derechos para las mujeres. Si la gente no ha oído nada al respecto, piensan que incorporar la perspectiva de género se trata de más derechos para las mujeres. Pero si los hombres y las mujeres ya no son vistos como diferentes, entonces ¿cuál es el punto de lucha por los derechos de las mujeres? Es una contradicción interna.
Después de 150 años de feminismo -que fue un movimiento social importante y necesario porque las mujeres no tenían los mismos derechos- el movimiento se ha radicalizado y hoy en la sociedad occidental estamos en una lucha de poder de las mujeres sobre los hombres. Los hombres son discriminados y son los hombres quienes están siendo desfavorecidos. Por ejemplo, en el sistema educativo alemán, las mujeres y las niñas son las ganadoras, mientras que los niños cada vez son más desestimados. Las mujeres son privilegiadas en la adquisición de trabajo por cuotas y las mujeres son privilegiadas en pleitos de divorcio. Detrás de todo esto está la queja constante por parte de las organizaciones feministas diciendo que los hombres son básicamente los violadores agresivos y las mujeres son las víctimas.

La promoción de su libro la lleva a muchos países a cuyos idiomas ha sido traducido, siendo así testigo de diferentes culturas en Europa. ¿Notas alguna diferencia entre la situación de género en Europa Occidental y los países post-comunistas?

Definitivamente hay una diferencia. Los países de Europa del Este estaban, por así decirlo, protegidos de la revolución cultural de 1968 en Occidente, por el totalitarismo comunista. Ellos practicaban el aborto a una escala enorme y todavía lo hacen, pero no tenían la revolución sexual. No había un ataque directo a la familia a través de la revolución sexual y el feminismo radical. El comunismo fue un ataque a la familia, pero no tan profundo como el que hoy plantea la revolución sexual promovida por el concepto «mainstreaming de género» que ya hemos analizado.
Cuando el Muro de Berlín cayó en 1989 todos teníamos esa esperanza de la libertad... que entraríamos en una era más allá de la ideología. Pero mientras nos deleitamos con esa esperanza, fuerzas poderosas preparaban el siguiente paso: la revolución sexual global. No me preguntes quienes son estas fuerzas, pero veo que esta revolución está desarrollándose a escala mundial, con una clara intención de destruir la base social, la familia. La destrucción de la familia desarraiga a cada ser humano. Nos convertimos en seres humanos atomizados que se pueden manipular para hacer cualquier cosa.
Un nuevo totalitarismo se está desarrollando oculto bajo el manto de la libertad. Pero ahora los países del este de Europa se están dando cuenta de esta tendencia y mi libro parece estar ayudando a la gente a despertar. La destrucción no ha llegado tan lejos aquí y la gente está motivada para resistirlo. Mi gran esperanza es que estos países del este de Europa se convertirán en un bastión de la resistencia en la Unión Europea. Hay señales de que esto ocurra.

¿Es cierto que al menos en algunas partes de la Europa de hoy, un hombre puede ir a su oficina de gobierno local para redefinir su género y salir con una nueva tarjeta de identidad que indica que es una mujer?

En Alemania la Izquierda y los Verdes están trabajando para ello. Ellos sugieren que en su pasaporte no debería haber ninguna indicación sobre si se es hombre o mujer. Están luchando por esto. Si ya tenemos un estado alemán donde esto está sucediendo, no sé. Se están moviendo en esa dirección, sin duda. En mi país hubo una iniciativa legislativa en el Parlamento para retirar la categoría de sexo de la tarjeta de identidad.

¿Qué significaría para la sociedad? ¿Cuáles serían las consecuencias?

La idea que defienden detrás de estas iniciativas es que se trata de una expresión máxima de la «libertad» el poder «elegir» si soy un hombre o una mujer. ¡Pero esto es una locura! La verdad es que esta confusión hace que una persona enferme. Si alguien no se identifica con su sexo como un hombre o una mujer -una situación así se llama transexualidad- y esto es reconocido oficialmente como un desorden psicológico. Desde un punto de vista criminológico, si se puede cambiar entre ser hombre y mujer, será muy difícil identificar a las personas.
La idea de cambiar nuestro sexo altera la noción de lo que significa ser humano. Es la rebelión más profunda contra las condiciones de nuestra existencia humana que se pueda imaginar. Hace que la gente enferme, sin raíces, sin saber quiénes son. Estamos perdiendo nuestras raíces en la fe, la nación, la familia; y ahora incluso la propia identidad como hombre o mujer es atacada para crear una nueva visión de la humanidad. ¿Qué hará esto en nosotros? Toda una masa de consumidores sexualizados que se pueden manipular para hacer cualquier cosa. Al mismo tiempo, la división entre ricos y pobres es cada vez mayor a nivel mundial, por lo que tienes una concentración de la riqueza y el poder en una minoría y masas de personas que no tienen raíces. Eso es a lo que la agenda de integración de la perspectiva de género está aparentemente apuntando.

¿Así que hay una élite y esta confusión de género es una de las herramientas que utilizan para manipular a las masas?

Sólo observo lo que puedo ver: una estrategia en las Naciones Unidas, en la Unión Europea y los gobiernos de izquierda para promulgar una política de la desregulación de las normas sexuales, destruyendo así la base de la familia.
Si usted va más allá y se pregunta: «¿Quiénes son las personas que quieren esto?, ¿Quién se beneficia de esto exactamente?» Entonces llegará por supuesto a considerar las llamadas teorías de la conspiración. En realidad no entro en analizar eso porque no nos ayuda a hacer lo que podemos en el lugar donde estamos. Pero si puedo identificar, digamos, los cientos de familias que controlan la riqueza de este planeta y ¿a quienes apoyan? No puedo hacer nada en contra de los Rockefeller y Bill Gates y George Soros y Warren Buffet. Sabemos que están financiando la agenda LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual) y la industria del aborto, pero no tenemos ninguna influencia sobre ese nivel.
Pero aún no estamos derrotados. ¿Qué pueden ellos hacer si surge una rebelión en contra de su agenda, si los padres dicen: «No queremos esta sexualización de nuestros hijos en la escuela»? En Francia, los padres han ido a la huelga y no envían a sus hijos a la escuela una vez al mes, ya que no quieren la educación de género. ¿Qué pueden hacer las élites ante esta reacción?
Hay muchas iniciativas y muchas personas despiertan, muchos y muy buenos cristianos que tienen una percepción de los signos de los tiempos. Ellos escuchan el sonido de la campana y trabajan contra el «mainstreaming de género». Hay resistencia ahora creciente en muchos países. Así que, yo trabajo para eso.

¿Cuál es su objetivo? ¿Qué es lo que quiere lograr, y cuál es su motivación?

Personalmente la motivación más profunda en mi vida es la verdad. Esto alimentó mi búsqueda durante mucho tiempo y finalmente me llevó a la fe católica en una etapa tardía de mi vida. Tuve una fuerte experiencia de Dios en 1973. Luego hubo más de 20 años de búsqueda en el esoterismo, la psicología y mucho más. Todo esto llevó a una crisis de mi vida en la que mi matrimonio se rompió. Cuando estaba sola con mis tres hijos adolescentes un vecino vino a mi puerta y dijo: «¡Orad!» Lo hice y de repente estaba claro que iba a entrar en la Iglesia Católica aunque a la vez fue un tiempo en que me planteé muchas razones para rechazar a la Iglesia Católica.
Hoy tuve una reunión con el obispo de Brno y me dijo que puede usar mi material. Es una alegría para mí. Porque mi intención no era, «¿Cómo puedo escribir algo que sea útil para los obispos?» Sólo tengo que decir la verdad y aquí algo está pasando con esto. Tuve la maravillosa oportunidad de visitar al Papa emérito Benedicto y me dijo que la re-educación sexual no sólo está lavando el cerebro, también es «el lavado de alma». Si los niños están sexualizados destruyen su sentido de la vergüenza, su relación con sus padres, su relación en general a la autoridad y destruyen su relación con Dios. Nos dicen que la «transversalidad de género» (mainstreaming de género) se trata de «tolerancia», pero en realidad es acerca de cambiarnos como seres humanos.

Las fuerzas que usted describe, por ejemplo, el sistema de educación y también la cultura del consumo y de la política, son muy poderosos y quiero preguntarle cuál es su sentido del futuro. ¿Es usted optimista o pesimista sobre la lucha contra estas fuerzas? ¿Cuál cree usted que es la dirección actual?

Yo no soy ni optimista ni pesimista. Espero ser realista. Quiero ver la realidad tal como es. Puedo ver que las fuerzas son muy poderosas, el dinero y el poder están en el otro lado y tienen victorias cada día que me asombran. Por otro lado, hay resistencia que se acumula en muchos países. En Croacia hubo un referéndum para definir el matrimonio en la constitución como entre un hombre y una mujer. Esto se logró en contra de la influencia de los medios de comunicación y el gobierno socialista. En Hungría hay una constitución cristiana y el gobierno de Viktor Orbán acaba de ser reelegido con una mayoría de dos tercios. Dondequiera que ocurre esta resistencia, la Unión Europea se pone muy emocionada y amenaza: «¡Vamos a utilizar nuestro poder para ir en contra de esto! ¡No es democrático y va en contra de nuestros valores!» Sus valores son «matrimonio igualitario» y educación sexual para los niños «sin tabúes».
Recientemente en París y en Francia un gran movimiento ha surgido, llamado «Manif pou tous». El año pasado, más de un millón de personas -entre ellos 20.000 alcaldes- estaban en las calles protestando contra el «matrimonio homosexual». La ley que legaliza el «matrimonio» homosexual se va imponiendo, pero mucha gente ha despertado y no parece que el gobierno del presidente François Hollande esté muy estable.
En Alemania la resistencia está creciendo. Actualmente hay un movimiento en contra de la llamada Bildungsplan -plan de educación- en el estado de Baden-Württemberg, donde recientemente un gobierno Verde Rojo llegó al poder. Este plan dice que lo LGBTTIQ (lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, intersexual, qeer) debe estar incorporado en los programas de educación en las escuelas para los niños de todas las edades y en todas las materias. ¡Es demencial!
Bajo ese plan, todo el sistema educativo se permea por la agenda sexual. Pero un maestro (que también es un padre) dijo: «Ok, vamos a empezar una petición en contra de esto.» ¡Una persona! Y 200.000 personas se inscribieron, lo cual fue una gran sorpresa para todo el mundo. Los que promueven la «transversalidad de género» (mainstreaming de género) se alteraron.»¡Esto va en contra de la democracia!», dijeron. Pero una petición es un instrumento perfectamente democrático. Ahora tenemos manifestaciones en Stuttgart y más organizaciones están participando, así que ya veremos a dónde va esto.
También hay resistencia en la Unión Europea. Al principio todos estos temas de «transversalidad de género» (mainstreaming de género) fueron promulgados por la Unión Europea con facilidad, sin resistencia alguna. Pero ahora tenemos resistencia.
El movimiento «One of Us» es una iniciativa de este tipo. Es increíblemente exitosa… 1,8 millones de personas en Europa se inscribieron, aunque sólo 1 millón era necesario, indicando que no quieren que se utilice el dinero de la Unión Europea para la destrucción de la vida, ya sea por la investigación con células madre embrionarias o aborto. La audiencia tuvo lugar el 10 de abril de 2014 y ahora la Comisión tiene que responder a eso.
Otro ejemplo es el reciente rechazo del Informe Estrela. El miembro socialista del Parlamento Europeo, Edite Estrela había propuesto una resolución al Parlamento Europeo que exigía la educación sexual «sin tabúes» y la eliminación de la libertad de conciencia para el personal médico, por lo que debían estar dispuestos a participar en la provisión de abortos. Esta agenda fue rechazada por sólo siete votos. Muchas personas se movilizaron por esa pelea y se nota que la agenda de integración de la perspectiva de género está tambaleante.

El debate público sobre la integración de la perspectiva de género se enmarca en términos de derechos humanos, la libertad, la tolerancia y la discriminación. Una etiqueta común utilizada contra personas como usted, en los medios y por los activistas, es «homófobo» o «fundamentalista». ¿Cómo pueden los católicos evitar ser etiquetados como fanáticos u homófobos?

Recibimos todo tipo de etiquetas. Somos llamados «homófobos» e incluso «transfobos». Lo peor en Alemania es ser calificado del «ala derecha» porque quedas completamente expulsado de la discusión. Este es el estigma número uno en Alemania.
Por el contrario, todo se te permite si eres de «izquierda». Yo pegunto a las personas ¿Por qué «izquierda» es bueno? No es tan fácil de explicar, porque la verdad es que cientos de millones de personas han muerto bajo la ideología de izquierda y su terror. ¿Por qué estas víctimas no cuentan? ¿Por qué que si usted es de «izquierda» estás bien considerado en lo público, pero si tiene el más mínimo toque de «derecha» es expulsado?
El término «homofobia» es interesante. Fue creado por un psicoanalista norteamericano llamado Weinberg en la década de 1970. La teoría de Weinberg es que cualquiera que está en contra de la homosexualidad rechaza sus propias inclinaciones homosexuales inherentes, y esta es la razón de su homofobia. Es un término para afirmar que cualquiera que se oponga a la homosexualidad tiene un miedo neurótico. ¡Así que nosotros somos quienes necesitamos un psiquiatra! Las cosas son al revés. El libro de Isaías dice: «¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que dan oscuridad por luz y luz por oscuridad». Vivimos en una época en que esto está sucediendo.
No podemos protegernos de estas acusaciones. Creo que hay sólo una manera de tratar con esto: vivir de acuerdo con la propia conciencia. Como cristiana yo no odio. Si un homosexual estuviere sentado aquí a mi lado, me gustaría hablar con él, de la misma manera que yo hablo contigo. Pero yo no estaría tranquila sin expresar lo que pienso. Yo diría: «Usted puede optar por vivir ese estilo de vida, pero no voy a llamar a la relación que tiene con un hombre, matrimonio. Yo me opondría si comienza a adoptar niños, ya que cada niño tiene derecho a un padre y a su madre».
Jesús dice, sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Tenemos que ser sabios y entrenarnos en pedir orientación a través del Espíritu Santo. ¿Es el momento de hablar o un tiempo para el silencio? Cada uno de nosotros tenemos que hacer esto de acuerdo con nuestra posición en la vida.

Parece que hoy estamos viviendo en una época de grandes cambios y la fe es esencial. Tenemos que luchar por lo que es correcto.

Eso es, exactamente eso. Incluso si no tenemos éxito, debemos utilizar nuestra vida para luchar por la causa justa. Como cristianos, nuestra esperanza básica no puede ser destruida y esta es nuestra esperanza: Jesucristo. Creemos que Él volverá y mientras estemos verdaderamente cimentados en esa esperanza tendremos nuestras raíces en la verdad y en la eternidad, no seremos barridos. Podemos morir, sí, pero sabemos que la victoria final es nuestra. Y a partir de esa esperanza tenemos que trabajar.
Podemos crecer en una relación viva con Jesucristo. Tal fe será la embarcación para llevarnos a través de este tiempo y nos dará la energía para trabajar, para aceptar los sacrificios, sean los que sean. Jesús no nos da ilusiones al respecto. Sólo podemos rezar para que por la gracia de Dios seamos lo suficientemente fuertes.