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martes, abril 20, 2010

Proyecto de carta . . .

Aunque no suelo comentar en El Mercurio las ocurrencias del rector de la UDP, esta vez hice una excepción por amor al Papa. La envié pero no ha sido publicada. Al parecer, de momento les pareció más interesante la queja de un señor por la falta de respeto. Como si lo central no fuese la feroz calumnia.

Leed:

Calumnia de Carlos Peña

Señor Director:

Calos Peña calumnia a Joseph Ratzinger de manera grosera e
inaceptable. En efecto, presenta erróneamente una decisión que deniega
la pronta dispensa a un sacerdote como si consistiera en no castigarlo
con la expulsión. Hasta ahí, podría ser una mala interpretación de los
hechos, excusable por la ignorancia del rector en asuntos de derecho
canónico. Pero el terrible calumnista califica el hecho como
encubrimiento de un delito por parte de la Iglesia, lo cual es
imposible, porque el referido sacerdote ya había sido condenado
penalmente.

La decisión de Ratzinger de 1985 no tenía nada que ver con no aplicar
una sanción, ni menos con encubrir algo. Invito a los lectores a leer
los documentos originales. Verán que el asunto no se sustrajo a la
autoridad civil, ni a la sanción eclesiástica. La ignorancia ha
interpretado como favorable al sacerdote, quien pedía ser liberado de
sus obligaciones, lo que en realidad era una medida adversa para él,
de mayor exigencia y no de más permisividad. Esta mayor exigencia, que
añade el retraso de la dispensa (concedida finalmente en 1987) a los
castigos penales y canónicos, es lo que, según Ratzinger, exigía el
bien universal de la Iglesia. Nada tiene que ver con evitar las
consecuencias supuestamente adversas de denunciar el delito, pues
Ratzinger, hoy Benedicto XVI, siempre ha afirmado que se debe seguir
la legislación de cada país, cooperando con las autoridades civiles. Y
fue lo que se hizo en el caso citado por Carlos Peña.

Los errores de juicio, las imprudencias, y, sobre todo, los delitos e
infamias al interior de la Iglesia hieren y hieden, apenan y apestan.
Sí, sin duda, y la crítica externa, cuando está bien fundada, nos hace
bien a los católicos.

Joseph Ratzinger ha sido quien, desde siempre, ha combatido con más
rigor la batalla por la purificación. Es injusto y supone ignorancia o
mala fe calumniarlo de esta manera. Protesto.



Cristóbal Orrego Sánchez
Profesor de Derecho Natural
Universidad de los Andes

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