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sábado, mayo 01, 2010

Sabias palabras

Carta del Doctor Fernando Orrego sobre la Iglesia. Me parece oír el eco de León Bloy.

Leed: 

Cartas 
Jueves 29 de Abril de 2010 
Iglesia Católica

Señor Director:

Nada más débil que la Iglesia Católica. Su fundador acabó mal, muy mal. Uno de sus discípulos lo entregó por dinero; otro lo negó varias veces; los demás, salvo uno, arrancaron a perderse. Sólo las mujeres fueron leales, fuertes. Y, sin embargo, como lo predijo el gran doctor de la ley hebrea, Gamaliel, si ella es de los hombres se acabará sola, pero si es de Dios no la podrán detener.
También Stalin preguntaba, con sorna, ¿cuántas divisiones tiene el Papa? La respuesta era obvia: ninguna. Y así, a lo largo de su historia, hubo papas licenciosos, gracias a Dios, muy pocos; obispos herejes o cismáticos; sacerdotes de mala vida, también pocos, poquísimos. Son como las sombras que usan los pintores para resaltar las formas y la belleza de los colores. En el caso de la Iglesia, el increíble esplendor de su santidad, la gloria de sus mártires, de sus vírgenes, de sus doctores, de sus grandes santos fundadores, de sus santos sin apellido, de la inmensa multitud de los santos desconocidos que sólo podremos ver en el Cielo. Además, toda la belleza que han creado sus hijos, que ha enriquecido a la humanidad entera. Los enfermos y los pobres que la Iglesia ha amparado por millones. Con razón, los lobos se han abalanzado contra ella. Hoy, con más fiereza que nunca, ya que ven a su reino, el del mal, amenazado.
Podría uno entonces preguntarse, ¿cómo es que de tanta debilidad ha salido tanta fuerza? La respuesta ya la dio Gamaliel: es Dios mismo quien la fortalece. Es la Resurrección de Cristo y el Espíritu Santo que no dejan de animarla.
Fernando Orrego Vicuña

2 comentarios:

  1. Buenísima la carta Cristóbal.
    Saludos.
    Álvaro P.

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  2. A propósito de León Bloy, que actual suena, con su dureza característica, hoy una de sus sentencias:

    "Yo estoy profundamente convencido de que el liberalismo religioso o político es lo más funesto al principio de obediencia, es decir, al principio mismo de la Fe. Pío IX dijo un día que los católicos liberales eran más peligrosos que los mismos comunistas. La afirmación es terrible, pero la creo justa".

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