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domingo, junio 05, 2011

Todos se acobardan

Ante la presión del lobby gay, parece que hasta los atrevidos de Tolerancia Cero se acobardan. El cáustico Villegas, por ejemplo, tuvo que dedicar una página completa en La Tercera a defenderse de los ataques que recibió en Twitter. Se notaba su miedo a la turba. 

Yo envié una carta a ese diario, que no creo que vaya a publicarse. Sé que en el ambiente actual quizás hay que ser valiente para escribirla, pero no sé si se necesita tener tanta valentía solamente para publicarla. En cualquier caso, Villegas es el menos cobarde de los chicos de Tolerancia Cero.


Leed.


Su propia medicina


Señor Director:


Fernando Villegas (La Tercera, R30, 4 de junio) dedica toda una columna a defenderse de los twitteros que lo apalearon por no haber tratado a los homosexuales con la debida delicadeza y silencio con que los otros cobardes de Tolerancia Cero han tratado a sus últimos invitados de esa condición. Entremedio aprovecha de contarnos que ha padecido esa injusticia verbal una docena de veces. Solamente ahora, sin embargo, ha sentido la compulsión de dedicarle una página a denunciar a los hombres-masa y a quejarse de cómo lo maltratan en la red social. 

Olvida don Fernando, al parecer, que el ingrediente preferido de su propia actividad periodística ha sido esa misma desfachatez de los twitteros, ese herir y zaherir a los que no opinan igual. El chico terrible ha recibido una dosis de su propia medicina, y ahora llora desconsolado bajo la apariencia de una recia crítica del fenómeno twitter. 

La verdad, en cambio, es que ante el alud homosexual, ante la violencia de sus ataques verbales, hasta el temible Fernando Villegas simplemente se aterra. Y hasta la "tolerancia cero" se transforma en "tolerancia total", el miedo de los periodistas (Villegas y sus compañeros) a hacer las preguntas difíciles y a oponer la argumentación racional al desvarío ce unos pocos.



Cristóbal Orrego Sánchez 



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