Un coloquio con Agustín Squella
El coloquio de presentación de mi libro salió muy bien. El objetivo principal para mí era que fuese un coloquio suelto en el que mi invitado, el profesor Agustín Squella, se sintiera muy a gusto. Y que el público también lo pasara de lo mejor.
Algunos estudiantes me dijeron, a la salida, que esperaban que yo hablara más tiempo y que diera mis argumentos sobre los diversos temas polémicos que aparecieron. Piensen ustedes que Agustín recorrió desde el poder del Vaticano hasta la píldora del día después, pasando por lo malo que es George Bush . . .
Pero yo les había dicho, a los que me habían preguntado ya antes del acto, y lo reiteré después a quienes se lamentaban por la brevedad de mis intervenciones, que mi intención no era intervenir en un debate -por eso lo denominé sencillamente "coloquio"-, sino ser un anfitrión de un colega y amigo, a quien me pareció de elemental elegancia conceder el rol protagónico.
Así que no tenía mucho sentido alargar el encuentro -ya eran como las 9 p.m.- solamente para que yo me diera el gusto de recorrer cada uno de esos temas. Cosa distinta sería sostener un verdadero debate.
Así que le estoy muy agradecido a Agustín por haberle dado realce al evento.
Además, me gustó mucho una de las cosas que afirmó: su idea sobre el pluralismo obligado de las universidades estatales. La libertad de enseñanza exige admitir la pluralidad de orientaciones entre las universidades no estatales, pero es obligado preservar el pluralismo al interior de las universidades estatales. Estoy 100% de acuerdo con eso y coincide con mi adopción de la tesis de Alasdair MacIntyre sobre el futuro de las universidades y de la investigación en filosofía práctica. Si ese ideal se consiguiera, habría más profesores que defendieran el derecho natural y la visión cristiana de la vida en las universidades estatales. Y habría más debate en ellas.
Algunos estudiantes me dijeron, a la salida, que esperaban que yo hablara más tiempo y que diera mis argumentos sobre los diversos temas polémicos que aparecieron. Piensen ustedes que Agustín recorrió desde el poder del Vaticano hasta la píldora del día después, pasando por lo malo que es George Bush . . .
Pero yo les había dicho, a los que me habían preguntado ya antes del acto, y lo reiteré después a quienes se lamentaban por la brevedad de mis intervenciones, que mi intención no era intervenir en un debate -por eso lo denominé sencillamente "coloquio"-, sino ser un anfitrión de un colega y amigo, a quien me pareció de elemental elegancia conceder el rol protagónico.
Así que no tenía mucho sentido alargar el encuentro -ya eran como las 9 p.m.- solamente para que yo me diera el gusto de recorrer cada uno de esos temas. Cosa distinta sería sostener un verdadero debate.
Así que le estoy muy agradecido a Agustín por haberle dado realce al evento.
Además, me gustó mucho una de las cosas que afirmó: su idea sobre el pluralismo obligado de las universidades estatales. La libertad de enseñanza exige admitir la pluralidad de orientaciones entre las universidades no estatales, pero es obligado preservar el pluralismo al interior de las universidades estatales. Estoy 100% de acuerdo con eso y coincide con mi adopción de la tesis de Alasdair MacIntyre sobre el futuro de las universidades y de la investigación en filosofía práctica. Si ese ideal se consiguiera, habría más profesores que defendieran el derecho natural y la visión cristiana de la vida en las universidades estatales. Y habría más debate en ellas.
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fantástico! gracias x contarnos!
ResponderBorraresperamos el video en YouTube!
un saludo grande!
Pues mire usté:
ResponderBorrarNi estoy de acuerdo con lo del pluralismo obligado (más derecho natural, sí. Pero no por pluralista, sino por verdadero. ¿Que no era para esto que existía la Universidad?). Porque deberá admitir que lo bueno para las universidades estatales debe ser bueno, también, para las privadas y, preguntase el pobre Mambrú: ¿Pondría usté al amigo Squella a hacer Filosofía del Derecho en la universidad suya de usté?
Ni me ha gustado que le dé usté tanta tribuna al bueno de Agustín, que él y los suyos ya tienen bastante, y usté y los suyos propios andan como pidiendo permiso y perdón por hablar un poquito (usté, últimamente, menos, hay que reconocerlo).
Espero que lo segundo (la tribuna de Agustín) no sea un ejercicio concreto de lo primero (pluralismo obligado).
Atte. y con encomio
Mambrú
Disiento con Mambrú:
ResponderBorrarFomentar el debate no es problema, de hecho, es ocasión para dejar en claro los puntos que se deben defender, y potenciar la luz con que la verdad debe iluminar a la razón.
Hago un matiz: Debe ser debate y no charla unilateral para esto. Es común que ciertas universidades se denominen "pluralistas", pero que dentro de ese supuesto pluralismo, se niegue absolutamente el disenso y la mera aproximación a palabras claras como Dios, Verdad, Objetivo, entre otras, sea causa de erradicación de la postura, arguyendo que son muestra de "medievalismo intelectual", que por ser objetivos no son compatibles con un diálogo sincero, cosa falsa, un diálogo sincero no es una sorda exposición del propio pensamiento, como a algunos "progres" les gusta, no sé si creer, pero al menos practicar, a su fuero interno le doy el beneficio de la duda.
Si los espacios de debate que se abran son bien utilizados, la verdad se impondrá, y su influencia se expandirá, tanto alcanzando a quienes antes no podía alcanzar, como reforzando su posición en quienes ya adherían a ella.
Por esta segunda razón, y confiando en la capacidad propia de defender la verdad, no hay problema en abrir espacio de debate con aquellos que defienden errores, se hará latente y reforzará nuestra posición entre los nuestros, y a medida que se consigan espacios de debate con un auditorio contrario, se podrá dar inicio a la entrega de información a mentes perdidas en el relativismo.
Por esto, dar opciones de debate al contrario, pero exigir que éste también las conceda, de modo de poder lograr algo con toda la labor intelectual realizada en los debates.
el profesor MambrUANDES. bueno,el que quiera hablar con él, puede encontrarlo cualquier día en la facultad de derecho de la Uandes. que de desconocido, nada.
ResponderBorrarEl "anónimo" tan enterado de la identidad de Mambrú podría tener la valentía de hacer dos cosas: una, dar su propio nombre; dos, dar el nombre de Mambrú. Así podremos preguntarle a ese tal si verdaderamente es Mambrú (por los principios de Mambrú, me parece que no mentiría). Pero mucho me temo que, si no da su propio nombre ni el de Mambrú, es porque no tiene la menor idea de lo que habla. Lo desafío.
ResponderBorrarSegundo: la idea de Squella que toma Cristóbal habla expresamente de "pluralismo obligado" en las universidades estatales, pues en un estado que no tiene ni filosofía ni religión oficial, mal se le puede negar el acceso a quien cumple con los requisitos académicos para postular al cargo. Tal vez a Mambrú le gustaría que el Estado sí tuviera una religión y filosofía oficial, y ahí la cosa sería distinta; pero, gracias a Dios, no es nuestra situación. En cambio, una institución privada, por su misma identidad institucional, si quiere, puede asumir una filosofía y/o una orientación religiosa, o ciertos límites de lo que sus profesores pueden defender o no; y esto, como bien dijo Squella, es una exigencia de la libertad educativa: verdadero liberalismo, verdadera tolerancia, que alcanza su perfección cuando tolera a los dogmáticos.
Aprovecho esta instancia para decir: QUE VUELVA MAMBRUUUUUUUUUUU!!!!!!!!
ResponderBorrarseñor santiago. no tengo problema en decir mi nombre esteban marín, lo que pasa es que se me fue ponerlo nomas.
ResponderBorrarpero por otro lado, una cuestion de prudencia minima me obliga a callar el nombre, porque no estoy cien por ciento seguro de quine es mabru, pero tengo mis fundadas sospechas. lo unico que le puedo decir, es que el no va a dar su nombre.
Sí, que prudente es Ud.
ResponderBorrarMe lo imagino pensando, "como lo que voy a decir puede ser mentira, callo mi nombre y me lavo las manos".
no, no cayo mi nombre: lo dije esteban marín. lo que callo es el de mambru. pero creo que es mejor que él lo diga porque me imagino que no va a tener problema en decirlo despues de todas las cosas que valientmente ha dicho. esperemos...
ResponderBorrarEstimado Esteban:
ResponderBorrarSiento haberme precipitado al juzgar intencionada la omisión de tu nombre. También me alegra que reconozcas que en realidad no sabes quién es Mambrú (¿seré yo, maestro?), y por lo mismo te digo también que fuiste poco prudente al alardear de saberlo e insinuar que es "algo sabido" ("De desconocido, nada"). Sobre esto, por último, añado que alguien puede tener muchos motivos -legítimos- para ocultar su identidad en este contexto, porque las circunstancias personales son variadísimas y complejas, por lo que yo dejaría tranquilo al pobre Mambrú (si lo pillamos y le preguntamos, ya es otra cosa; pero antes de divulgar el nombre, le preguntaría por qué lo ocultaba: no vayamos a cometer una injusticia). Así que la cosa está cobrando interés policial-farandulesco. ¿No será mejor volver a los temas centrales del blog? Porque con este bajón de nivel ya casi estamos como los trogloditas de los blogs de emol.
Saludos.
"lo malo que es George Bush" dice Squella , pero malo con respecto a quién?
ResponderBorrarGeorge Bush sabe que para derrotar al islam, se debe imponer la democracia y el capitalismo en medio oriente. Democracia y capitalismo son dos palabras que Squella y los seudo intelectuales como el desprecian. Ahora todo es "equidad" o "sueldo ético"...
Nosotros somos culpables de no preguntarle más seguido a la izquierda qué pasó con la obsesión que tenían por la "democracia" durante el régimen militar. Cómo es que aceptamos que Inzulsa vete declaraciones contra Cuba en la OEA???
El problema de nuestro sector es que cuando se nos presenta la oportunidad de ganar un debate, no nos presentamos, por lo que la izquierda gana de todas maneras, con o sin Transantiago.
mambru dice que el objetivo de la universidad es decir la verdad. para pensarlo...
ResponderBorraresteban
Cristóbal:
ResponderBorrar¿Y crees que son necesarias las universidades estatales en Chile, que no cumplen ningún tipo de principio de subsidiaridad?
Te creo si el Estado las mantuviera para educar a gente aislada, por ejemplo en Punta Arenas, pero no se justifican en Santiago, donde hay privadas muy buenas, especialmente la PUC, pero también otras como la Portales, la de los Andes, etc.
El Estado está para hacer las cosas que las personas no pueden hacer por sí mismas, como ayudar a que los pobres accedan a la educación, y para eso ya tiene becas y sistemas de incentivo.
Saludos,
Álvaro P.
Estimado Álvaro: Le reconozco al Estado la misma libertad que a cualquier actor para crear universidades. Y la voluntad del Estado, ya sabemos, se gana en las elecciones: por eso, si ganara una mayoría que quisiera eliminar las universidades estatales, también lo aceptaría. Sin embargo, mi opinión sobre el pluralismo obligado no se refiere al ideal supremo (el cielo), sino a lo que sería mejor aquí y ahora con las universidades que tenemos y en la sociedad que tenemos. Y en ese contexto creo que es bueno un ámbito de encuentro entre los chilenos de diversas convicciones, dejando además a cada uno la libertad para promover sus instituciones con idearios propios.
ResponderBorrarPues fíjese que estoy de acuerdo con usté, pero fíjese que no. Desde luego que el pobre Mambrú quisiera que en nuestra excelentísima Universidad de Chile se enseñasen las cosas que, usté y yo, sabemos y creemos verdaderas.
ResponderBorrarEspero que no crea usté tan estúpido al pobre Mambrú como para afirmar que el único modo de alcanzar semejante bien para nuestros universitarios estatales sea restaurar un orden político medieval con unas universidades igualmente medievales (aunque, hay que decirlo, cómo gozaría el pobre Mambrú ante semejante panorama)
Mambrú está muy de acuerdo con la opinión suya de usté de que hay rebuscarse el modo de enseñar la verdad ¡sobre todo en la universidades estatales!
Los problemas de Mambrú no son con sus conclusiones, sino con las razones que las sustentan.
Si se tratase sólo de reducir al absurdo las inevitables contradicciones de los amigos pluralistas, pase. Pero con usté la cosa parece más peor porque, al menos en apariencia, asume verdaderamente sus argumentos como si fueran válidos y suficientes para defender la enseñanza de las cosas verdaderas. Si piensa usté como el bueno de su hermano (el de Compostela, ¿o del Estero? ¿o de Cuba? ¿o del Nuevo Extremo?), entonces no hay manera de que nos entendamos:
¿Un Estado sin filosofía? Pues fíjese que no existe. Si no es la una, es la otra. Pregúntele a los amigos Rousseau, o Kant, o Habermas, o Rawls. Y puestos a tener filosofía, el pobre Mambrú prefiere la verdadera. No un sistema filosófico, pero sí una filosofía verdadera ¿cómo, si no, harán las leyes nuestros legisladores, y juzgarán nuestros jueces, y educarán nuestros profesores y etcétera?
¿Un Estado sin religión? Pues fíjese que tampoco existe. Si no es a Dios, es al hombre, o al mismo Estado, o a Mamón, o a los arbolitos. Y puestos a tener religión, Mambrú prefiere la verdadera. No un totalitarismo religioso, pero sí un Estado que reconozca el “deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo”.
Perdóneme usté la lata, pero es que, de tanto en tanto, me toca usté los huevos con algunas de sus afirmaciones (el lenguaje suyo de usté -que va de mal en peor- mueve al pobre Mambrú a tomarse estas licencias en el suyo propio. Si le ofende a usté, avise no más, que Mambrú se disculpa)
Atte. y con encomio
Mambrú
PD: ¿Cuál es el problema sicológico que tiene algunos de sus lectores con el nombre del pobre Mambrú? ¿Alguna vez le han preguntado a usté si es Sánchez Münster? ¿verdad que no? ¿no sería absurdo? Nadie va y le pregunta: “oye Sánchez Münster ¿quién eres tú?” ¿Cómo es que vienen y le dicen al pobre Mambrú: “oye Mambrú ¿quién eres tú?”. Pues Mambrú es Mambrú, y harto difícil que es llevarse a uno mismo como para que, además, tuviese que ser otro.