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lunes, julio 21, 2014

Ateos dando catequesis a jesuitas

Hace algún tiempo me encontré con un amigo ateo y civilizadamente anticlerical. No diré quién, no diré cuándo, no diré dónde. Me preguntó por qué llevaba yo tanto tiempo sin intervenir en el debate público. "¿Será una retirada estratégica?", inquirió. Le respondí que no era eso, sino que estaba muy ocupado en discusiones intraeclesiales sobre la identidad de las universidades católicas y sobre su misión. De hecho, añadí, ya habíamos llegado al colmo del asunto cuando un amigo en común —el profesor Agustín Squella, también ateo y también educadamente anticlerical— enseñaba los deberes de sostener un pluralismo restringido de una Universidad Católica: restringido por la fe, obviamente, como en una Universidad liberal o marxista lo está por sus respectivas ideologías. Squella lo señalaba con más acierto que la plétora de curitas-pseudoteólogos y otros herejes que, en los últimos tiempos, se dedican a promover el liberalismo católico, el neomarxismo, la teología de la liberación y la sodomía (full pack).

Ahora resulta que el rector Carlos Peña, ateo y a su manera anticlerical, también nos da una catequesis más acertada que la de los herejes católicos de turno. 

Su columna dominical —qué gran día el Domingo para predicar a los fieles— es una obra maestra de anticlericalismo suave: decir que la Iglesia tiene que ser fiel a sí misma para "morir con las botas puestas", terminar de una vez por todas. Un católico diría solamente que la Iglesia debe ser fiel a Jesucristo y a la Verdad revelada, para llegar al fin de los tiempos como Esposa de Cristo y no como la Gran Ramera. Pero, en el fondo, estamos de acuerdo con la lógica del argumento. Y qué decir cabe que un católico anticlerical prefiere irse al Infierno con Carlos Peña que al Cielo con un idiota, aunque me temo que es más probable que termine yo por mis diatribas anticlericales excomulgado, y en el Infierno (con el idiota, para más remate), y Carlos Peña en el Cielo por ser fiel a la Santa Madre Iglesia y a la lógica aristotélico-tomista.

Fuera de eso, Carlos escribe con un colmillo delicioso, con la esperanza quizás del volteriano dieciochesco que ya ve cerca el final de la Iglesia católica —o su completa irrelevancia, incluso para sus supuestos "fieles"—; pero sus argumentos y su tesis son tan católicas como el Papa Francisco, quien en la JMJ llamaba a los jóvenes argentinos a "no licuar la fe".

Carlos Peña catequiza a los jesuitas como si fuera el Papa Francisco. Es el mundo al revés. Por culpa de esos correligionarios suyos, que son famosos aquí en Chile, ya me cuesta creer que el Papa sea jesuita. Aunque, pensándolo mejor, si Carlos Peña es Catequista, quizás un Papa también puede ser jesuita.

Leed, en El Mercurio del domingo 20 de julio.


Domingo 20 de julio de 2014

Defensa de la moral sexual católica

"Alguien dirá que la tarea de la Iglesia es proclamar la buena noticia (que la muerte fue derrotada y nuestros pecados perdonados por el sacrificio del Hijo de Dios) y que entonces eso es lo que importa y no lo otro..."

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