Aunque he escrito dos versiones más extensas, que quizás publicaré en el blog, hoy publiqué en El Mercurio esta breve carta sobre la polémica por las columnas sarcásticas de Carlos Peña.
Viernes 24 de abril de 2020
La razón del columnista
Señor Director:
Por mi parte, solo me cabe felicitar a Carlos Peña por sus últimas columnas. Con la hermenéutica adecuada, descontando las licencias retóricas, las he recibido como bocanadas de aire fresco, de racionalidad.
Cristóbal Orrego Sánchez
He recibido diversas reacciones, positivas en general.
Solo he aclarado que a mí me gusta el sarcasmo dentro del género literario, pero no todos los que ha usado el ilustre columnista. A veces se le pasa la mano. Por eso digo que "descontando las licencias retóricas".
Mandé una carta larga, argumentada, pero también esta brevísima, para por lo menos darle el apoyo ante tanta reacción histérica. Podrán suponer que, como digo, no comparto, y por eso "descuento", todas sus licencias retóricas (aunque algunas también las suscribo...). Pero el "principio de caridad" (una expresión de la filosofía analítica, aunque suena muy católica) exige descontar desacuerdos y malentendidos para comprender lo esencial de un discurso ajeno.