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jueves, octubre 11, 2012

Debate sobre la homosexualidad en la Iglesia

La autoridad eclesiástica no podrá seguir guardando silencio.

Leed.



Seminario de la UC

La Tercera, Cartas, 11/10/2012 - 04:00
Señor director:

El catecismo de la Iglesia Católica enseña que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza, evitando respecto de ellos todo signo de discriminación injusta” (n° 2358).

Todo lo contrario fue lo que se vivió  en la Pontificia Universidad Católica de Chile en el marco de una jornada organizada por Isfem y el Centro de Estudios del Derecho y Ética Aplicada de la PUC, que incluyó la participación de un panel de “expertos” en terapias de reconversión para homosexuales.

Resulta inadmisible que en esta universidad se avalen terapias que operan bajo el supuesto de que la homosexualidad es síntoma de una enfermedad y no una condición sexual de igual dignidad que la heterosexualidad. Además, estas terapias han sido contraindicadas por la comunidad científica internacional debido a sus potenciales efectos perniciosos para la vida del ser humano.

Con este tipo de actividades la PUC se hace sierva de una “ideología homofóbica” que no duda en proponer como buenos medios terapéuticos que violan el principio de beneficencia en el  paciente, confiado en custodia a los profesionales de la salud y a los educadores.

Lamentamos que la ciudadanía perciba que la Iglesia Católica promueve esta mirada sobre la homosexualidad. Somos muchos los católicos que consideramos inaceptable lo ocurrido en esa jornada en la PUC. 

Bernardita Riesco (CVX), Tomás Ojeda (CVX), Hna. María Eugenia Valdés Rscj, Pedro Labrín SJ, Pablo Romero SJ

El mismo día, algo más sensato:


Seminario de la UC II

11/10/2012 - 04:00
Señor director:

Intolerancia a granel demostró la Fundación Iguales que intentó boicotear el seminario  de profesionales promotores de terapias que curan la homosexualidad. Dicha actitud, compartida por varios rostros emblemáticos del mundo gay criollo, revela que la discriminación es parte de la naturaleza humana, casi imposible de desarraigar. Es una realidad vinculada al derecho a la libertad de conciencia  y de expresión.

Así como muchos homosexuales sienten orgullo por su condición, y pese a ser minorías han logrado leyes especiales, quienes pensamos diferente tenemos el derecho a sentirnos orgullosos de ser heterosexuales. Y sólo por el hecho de ser personas podemos demandar el respeto de nuestros derechos y exigir por la vía pacífica que nuestros hijos crezcan y se formen en un ambiente que promueva la diferencia de los roles sexuales acordes con la naturaleza.

Samuel Comte Jeria

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