Testigos vs. ideólogos
Reconozco que me estoy lateando un poco con el tema, pero hay demasiada cobardía ambiental como para callarse a la primera. Quizás haya que dar vuelta esta página también, pero no sin defender una verdad sencillamente fáctica.
Leed.
Seminario de la UC
La Tercera, 21/10/2012 - 09:00
Señor director:
El mismo día que Pablo Simonetti publica una columna contra el seminario en la UC, donde niega que los activistas hayan ejercido violencia, tres testigos afirman lo contrario y apoyan la columna de Jorge Navarrete. Este columnista nunca atacó el movimiento gay, sino que hizo lo que casi ningún liberal hace: aplicar sus principios en defensa de los conservadores.
Simonetti confirma que su grupo de presión intentó manipular una actividad académica desde el exterior, imponiendo lo que a ninguna otra actividad se le impone: incorporar a quienes exponen lo contrario. Por otra parte, incurre en dos falacias notorias.
Primero, propone la distinción entre “una verdad científica”, sujeta a discusión, y “una conclusión de la praxis”, según la cual ya no cabe discutir que las terapias reparativas de la homosexualidad son dañinas para la salud. La distinción es un simple cambio de nombre, porque la ciencia busca la verdad de los hechos y, como quiera que los llamemos, la universidad reivindica el derecho a examinarlos críticamente. La victoria política del lobby gay al interior de los grupos científicos y médicos, como las sociedades de psicólogos; que hayan expulsado a los disidentes -en la UC, al parecer, no queda nadie que disienta-; que un grupo externo a la UC se arrogue la facultad de imponer la consulta a nuestros psicólogos y expertos en DD.HH.; todos son hechos irrelevantes y no sirven para negar que se ejerció una presión ilegítima. ¿Desde cuándo Fundación Iguales puede decidir que Isfem puede organizar sus eventos fuera de la UC, pero no dentro de ella, mientras que quienes difunden doctrina contraria a la católica, como ellos, sí son acogidos?
Simonetti argumenta que el que los miembros de Fundación Iguales, que estaban dentro de la sala, no hicieron nada violento probaría que la protesta que ocurría afuera fue pacífica. ¿Cómo puede ser prueba de lo que sucede afuera un hecho acaecido adentro? Parece claro que quienes estaban adentro, en silencio, no vieron, quizás no oyeron, lo que sucedía afuera. Los alumnos de Derecho, en cambio, confirman valientemente que hubo violencia verbal expresa contra una persona determinada, aparte de los gritos ofensivos que yo mismo podía oír desde mi oficina.
Cristóbal Orrego Sánchez
Profesor de Derecho UC
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