Si están en juego los niños, el que calla es un cobarde. Chile... ¿estará lleno de... cobardes?
Leed un valiente.
El Mercurio -- CartasMartes 04 de noviembre de 2014
"Nicolás tiene dos papás"
Señor Director:En carta del 31 de octubre, la Dra. Sofía Salas responde al profesor de la Universidad de Valparaíso, señor Ricardo Salas, a propósito de los reparos legales planteados por este al libro "Nicolás tiene dos papás", destinado a los jardines infantiles. La Dra. Salas defiende con muy buenos argumentos el derecho que tiene el Estado de enseñar a los niños, desde pequeños, a no estigmatizar a otros por la conducta sexual de sus padres y menciona un estudio inglés que habría demostrado que no hay diferencias en el desarrollo psicológico entre los niños criados por familias homoparentales y heteroparentales, concluyendo que es necesario aceptar los "distintos tipos de familia" que se dan en el marco de "la riqueza de la diversidad humana".El problema de los distintos tipos de familia es, empero, un poco más complejo, porque si se quiere ser realmente inclusivo y no discriminatorio, habría que reconocer la existencia de muchas otras familias posibles e incorporarlas al libro "Nicolás tiene dos papás", y por cierto, también a una eventual legislación sobre la materia. Es el caso, por ejemplo, de un transexual H-M, vale decir, biológicamente varón y transformado en mujer, que se case con un varón heterosexual o, aunque menos probable, con una mujer heterosexual. A ello habría que agregar las familias que pueden derivar de la unión de un transexual M-H, vale decir, biológicamente mujer y transformado en hombre, con una mujer o con un hombre heterosexuales.Otros cuatro tipos de familias posibles, dentro de "la riqueza de la diversidad humana", resultarían de las uniones o matrimonios entre representantes de las dos formas de transexualismo (H-M y M-H) con varones o mujeres homosexuales. Por último, cabría la posibilidad de la unión de un transexual H-M con uno M-H, vale decir, de un hombre transformado en mujer con una mujer transformada en hombre, lo que vendría a remedar a la antigua familia -un tanto obsoleta a estas alturas- compuesta por un hombre y una mujer heterosexuales. Y todos estos tipos de familia deberían tener el mismo derecho que las parejas heterosexuales y las homosexuales de criar niños, ya sea que estos hayan sido concebidos por medio de algún artilugio de la medicina moderna o que fueran adoptados.Lo anterior no es producto de una mera pirotecnia verbal. En mi larga experiencia como psiquiatra he visto (en el hospital o como perito) varias de las combinaciones antes mencionadas. Recuerdo en este momento tres casos de uniones entre un transexual H-M (hombre transformado en mujer) y un varón heterosexual (dos en Chile y uno en Alemania), un caso del mismo tipo de transexualismo (H-M), pero que decía ser lesbiana y convivía felizmente con una mujer homosexual, y dos casos de transexuales M-H (mujer transformada en hombre) que vivían en una relación estable, respectivamente, con una mujer heterosexual y con una lesbiana.Ahora bien, ninguna de estas parejas que me tocó conocer se interesó en criar hijos propios o adoptados. Admito que puede haber sido una mera coincidencia el que todas estas personas tuvieran una mentalidad poco progresista y pensaran tal vez que para el sano desarrollo de un niño es fundamental el calor y el apego de una madre verdadera, y que bien podría no resultar justo el involucrar a un ser indefenso e inocente en los diversos e intrincados caminos de la sexualidad humana.Dr. Otto DörrAcademia de Medicina del Instituto de Chile
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