Infovaticana: otra vez para la firma invitada
Entrada de blog para la fiesta de hoy.
Leed.
La leyenda del “Quo Vadis?” es verdadera, como todas las historias bellas. La recoge la novela del premio Nobel Henryk Sienkiewicz. Me ha impactado desde cuando yo era casi un niño, porque la historia de amor, que es el centro dramático de la narración, se parece a muchas otras historias de amor, pero el martirio innecesario e imprudente de san Pedro desafiaba mi inteligencia. ¿Por qué volver a Roma, a una muerte cierta, si se podía evitar sin mayores complicaciones?Pedro le pregunta a Jesús, que se le aparece en su camino de huida: “¿A dónde vas, Señor?”. Y el Maestro le responde: “Voy a ser crucificado en Roma por segunda vez, porque mis propios discípulos me abandonan”.¿Y qué tiene de poco razonable huir de la persecución, ponerse a salvo?Sin embargo, Pedro, que fue Papa y cobarde hasta su muerte, comprendió la lógica de Dios. La muerte es la suprema garantía de la verdad. Jesús está siendo crucificado en Roma porque la Roma de los mártires ha olvidado que para eso vino Él al mundo: para dar testimonio de la verdad.El Papa Francisco se ha dado cuenta. Por eso, en su visita a Turín, les ha dicho a los jóvenes que, como Papa, debe decir cosas que no son aceptadas por la sociedad, y los ha llamado a ser castos. Antes, en una de sus entrevistas, ha dicho que el mundo se ha hecho de él unas expectativas desmesuradas. Y nos ha enviado una Encíclica donde condena todo lo que el mundo contemporáneo alaba: el ecologismo extremo —que odia al hombre y a Dios—, la cultura relativista y hedonista, la tiranía de los sistemas financieros globales, los estilos de vida contrarios al Evangelio, las ideologías antropocéntricas y tecnocráticas, derivadas de la Ilustración, que explotan la tierra como parte de un programa de explotación del hombre.El Papa Francisco se ha encontrado con Jesús y va camino del martirio.El Crucificado no está solo.Quo vadis, Domine?
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