Confesión de asesinos
Me parecen verosímiles las declaraciones de Mauricio Hernández Norambuena sobre una posible complicidad o aquiescencia de funcionarios públicos con los terroristas que asesinaron a Jaime Guzmán y que tenían a otras eventuales víctimas en la mira.
Aunque no puedo verificar la exactitud de los hechos, todavía recuerdo, y ruego a los periodistas confirmarlo, que, a mediados de los años 90, la ministra a cargo del caso Guzmán, doña Raquel Campusano, sometió a proceso a varios funcionarios por obstruir a la justicia.
El entonces ministro Ricardo Lagos encabezó una marcha de protesta hacia el palacio de los tribunales, y declaró que una resolución injusta no debía ser acatada. La Justicia, entonces, le dio la razón a Lagos. La señora Campusano se retiró al poco tiempo; su actuación le costó, sin duda, el ascenso a la Corte Suprema.
Y los asesinos huyeron en espectacular fuga no muchos meses más tarde. No recuerdo los detalles, pero la sospecha de que la muerte de Guzmán fue moneda de cambio en la lucha antiterrorista de los años 90 debería investigarse.
Es sabido que altos personeros de la Iglesia Católica chilena sabían del atentado al general Pinochet, y no hicieron nada. Supongo que serán cómplices.
ResponderBorrarEstimado Javier:
ResponderBorrar"Es sabido que . . . " . . . Yo no lo sabía. Primera vez que lo oigo. Lo estimo una calumnia, mientras no tenga pruebas de personas confiables. Y digo pruebas, no declaraciones de fe del tipo "todos sabemos que . . .".
Por ejemplo, podrías dar los nombres de los eclesiásticos que sabían que iba a atentarse contra el general.
Javier Bazan: Tu comentario del tipo "empate" es totalmente impropio por la sencilla razón que lo que dice CO del Gbno no es complicidad en el sentido de la participación penal, sino como falta en su deber de asegurar el orden y la seguridad interior del estado. Dicha función no la tiene la Iglesia, así es que -aún en el caso de ser cierto aquello que citas con una falacia ad populum- no le es imputable objetivamente, porque no es su deber tener aparatos de inteligencia, ni manejar las policías etc.
ResponderBorrarGracias por tu post Cristóbal!
ResponderBorrara propósito de asesinato, sabes en qué estamos por acá? qué piensas tu de la gezielte Tötung o targeted killing que practican las tropas norteamericanas (y quién sabe cuántas más) en Afganistán (y quién sabe en qué otros países)?
se trata de matar a un jefe enemigo que se ha determinado como "blanco", sin juicio previo ni nada (para mayores antecedente, el artículo "gezielte Tötung" en Wiki),
muchos saludos
Estimada Marta:
ResponderBorrarLa política de muertes selectivas comenzó en la lucha del Estado de Israel contra los terroristas árabes. Si es legítima o no depende de si hay o no efectivamente guerra (la guerra autoriza a matar a los enemigos combatientes) o aplicación de la pena de muerte tras un juicio que identifique adecuadamente al culpable, aunque las circunstancias no permitan por razones obvias darle aviso anticipado para que participe en su propio juicio. Así es como fue condenado a muerte Adolf Hitler, aunque la ejecución de la sentencia falló, en julio de 1944.
No me es posible saber si se reúnen esas condiciones de legitimidad de la muerte de los enemigos en guerra o de la condena "en ausencia" a la pena capital en los casos de Israel o de Afganistán. Estoy convencido de que en el caso de Hitler se reunían las condiciones de legitimidad, y por eso pienso que no se trata de un caso meramente hipotético.