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lunes, diciembre 06, 2010

Libros viejos, jóvenes pobres: ¡qué maravilla!

Hojeo libros en una librería de libros viejos en Oxford. Un joven —parece de 20 años, aunque los ingleses a veces engañan— mira, remira, y toma un libro. Va donde el librero. Le dice: "Me pagan el viernes . . . ¿Me lo puede reservar?". 

Le toman los datos. Se lo reservan en un rincón oscuro. 

Me emociono. 

Son los libros viejos, los jóvenes pobres, los tesoros de gente humana.


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