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miércoles, abril 11, 2012

Arde Troya

El problema de los homosexuales es que han llegado a ser intocables.

El Senador Horvath ha sufrido un incendio intencional de parte de criminales. Si fuera por homosexual, la prensa repudiaría el hecho. Si es por ser un simple senador de derechas, la prensa informa sobre el hecho.

Antes de ayer salió una columna cómica en La Segunda, a la que he respondido con la siguiente carta.

Ataque a homosexuales

Alfredo Joignant (columna de 9 de abril) afirma, para exigir respeto
al estilo de vida gay, que la homosexualidad es "una de las tantas
expresiones de la condición humana, en la que se confunden el amor y
la pasión, el desenfreno y la experiencia sin límites de la libertad".
Su calificación —quizás creyó que era poética— es fantástica desde mi
perspectiva, pero me imagino que habrá caído mal en el Movilh, porque
asocia a los homosexuales activos precisamente con lo que el lobby gay
procura por todos los medios negar: la confusión de amor y pasión, el
desenfreno, el libertinaje (bien definido como libertad sin límites),
la anormalidad en definitiva.

Seamos serios. Si debiéramos respetar las "expresiones de la condición
humana" donde "se confunden el amor y la pasión", tendríamos que
respetar a casi todos los delincuentes pasionales; si hay que respetar
"el desenfreno y la experiencia sin límites de la libertad",
deberíamos respetar también a quienes sienten otras inclinaciones
sexuales irrefrenables, cuya sola mención hace arder la ira de los
activistas gays.

Amigos del Movilh: búsquense otro abogado.


Cristóbal Orrego

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