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domingo, diciembre 09, 2012

Hablar sobre aborto

Hoy en El Mercurio. Donde dice "harta" yo escribí "harto" (creo que es adverbio).


El Mercurio Cartas
Domingo 09 de Diciembre de 2012

Aborto y pluralismo


Señor Director:

También soy partidario de hablar del aborto, pero sin restricciones ni al pluralismo argumentativo ni a los otros temas sobre los que debemos hablar con claridad. Así, por ejemplo, en lugar de dar por sentado que las cosas mejorarían con más anticoncepción, recordemos que la difusión de la anticoncepción en el mundo ha provocado el aumento de los abortos, porque los dos fenómenos, como recordaba Juan Pablo II en su Encíclica "Evangelium Vitae" (1995), son fruto de la misma mentalidad contraria a la vida. Quizás cabe sugerir, entonces, que el Estado se retire de la vida privada de las personas y deje de financiar la anticoncepción.

Además, no se puede imponer, en condiciones igualitarias de diálogo, que dejemos de llamar al aborto por su nombre genérico: "asesinato"; ni que aceptemos que el debate se centre, con harta poca sinceridad, en los casos de malformaciones y peligros para la salud materna, cuando el progresismo mundial promueve el aborto libre, que alcanza a decenas de millones de víctimas inocentes cada año.

Los argumentos religiosos, por otra parte, también tienen cabida en el debate. Es irracional exigir que solamente se enarbolen argumentos supuestamente "aceptables para todos", so pretexto de pluralismo. Quizás "de facto" no existen, aunque en principio los haya, precisamente porque vivimos en una era de profunda crisis de la racionalidad. En consecuencia, debe haber plena libertad argumentativa, verdadero pluralismo, y que cada participante en el debate discierna entre los diversos argumentos.

Finalmente, deben considerarse todas las cuestiones abiertas, y no solamente la posibilidad de legalizar este delito. Hace años he propuesto, por ejemplo, que se derogue totalmente el tipo penal del aborto, y que los seres humanos no nacidos sean protegidos en igualdad de condiciones mediante el tipo penal del homicidio, sin perjuicio de mantener las otras medidas legales favorables a los más débiles. El no nacido es cada vez más visible y ya nada justifica, ni excusa, este tratamiento discriminador de una ley penal que lo protege menos solamente porque no ha nacido.

Cristóbal Orrego Sánchez
Profesor de Derecho UC

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