I Confess, Hitchcock también
Ahora me explico algunas cosas.
San Pietro e Dintorni
de Marco Tosatti
12/ 9/2012
El último truco de Hitchcock
Alfred Hitchcock se alejó de la Iglesia católica y no quiso recibir visitas de sacerdotes durante sus últimos días, segúnun biógrafo del famoso genio del cine
Marco Tosatti Roma Alfred Hitchcock se alejó de la Iglesia católica y no quiso recibir visitas de sacerdotes durante sus últimos días, segúnun biógrafo del famoso genio del cine. Pero no fue así. Lo escribió en un interesante artículo del Wall Street Journal un sacerdote jesuita que le vio a menudo durante esa última etapa de su vida y que pudo atestiguar su fe. El padre Mark Henninger es el jesuita en cuestión (profesor de filosofía en la Georgetown University). Según Henninger: «Entonces yo era un estudiante de la UCLA y era (como lo soy ahora) un sacerdote jesuita. Otro sacerdote, Tom Sullivan, que conocía a Hitchcock, me dijo un jueves que al día siguiente iba a ir a confesar a Hitchcock. Y me preguntó si quería ir con él a celebrar la misa el sábado a casa de Hitchcock. Me quedé sorprendido, pero respondí que sí. El sábado llegamos a su casa y encontramos a Hitchcock adormilado en su salón. Tom le sacudió con suavidad. Hitchcock se despertó, alzó la mirada y besó la mano de Tom mientras le agradecía. Tom dijo: “Hitch, este es Mark Henninger, un joven sacerdote de Cleveland”. “¿ Cleveland?”, dijo Hitchcock, “¡Pobre!”».Después de platicar un rato, pasando por un pasaje cubierto, llegaron a su estudio y allí, con la esposa de Hitchcock, Alma, celebraron la misa. «Tom y yo volvimos varios sábados por la tarde; a veces íbamos juntos, pero también recuerdo haber ido solo. Siempre me he avergonzado cuando me encuentro con personas famosas, y me sentía así cuando charlaba con Alfred Hitchcock, pero lo hacíamos, muy agradablemente, en el salón. De repente decía: “Vamos a misa”. ».
Henninger cuenta que el director tenía 81 años y algunas dificultades motrices, por lo que le ayudaba a levantarse y a caminar hacia su estudio. Mientras caminaban lentamente, el jesuita preguntó: «¿Ha visto alguna buena película últimamente?». Hitchcock se detuvo y dijo, con énfasis: «No. Cuando yo hacía películas, eran sobre la gente, no sobre los robots. Los robots son aburridos. Anda, vamos a misa».
«Murió poco después de esta visita y el funeral fue celebrado en la Iglesia católica del Buen Pastor en Beverly Hills. Uno de los biógrafos de Hitchcock, Donald Spoto, escribió que Hitchcock había indicado que “se negaba a aceptar la sugerencia de que un sacerdote fuera a encontrarle, o que se celebrara una misa tranquila y poco formal por él”». Por ello, Henninger concluye el artículo diciendo: «Que durante los últimos días de su vida él mismo haya logrado, con éxito, hacer creer a los estraños exactamente lo contrario de lo que sucedía, es puro Hitchcock».
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