Droga: sin odio, sin violencia, vote NO
Los que quieren legalizar la droga muestran información parcial y razonan como si estuvieran volados. ¿Dónde han disminuido las personas destruidas por esta causa?
Yo propongo la política islámica.
Alguien moderado, aquí, en El Mercurio, A2.
TribunaMartes 21 de mayo de 2013Legalización de la droga
Jaime Orpis Bouchon: "Más que legalización, lo que necesitamos son políticas públicas urgentes en los más diversos ámbitos, especialmente en el educacional, destinadas a cumplir ese objetivo y no asumir recetas para países que tienen otra realidad y que se nos trata de imponer..."
En términos públicos, la semana pasada fue especialmente activa y noticiosa en lo que se refiere a la legalización de las drogas. Pareciera que todos los actores, se hayan o no puesto de acuerdo, confluyeron con la marcha que por las calles de Santiago pedía legalización.
Desde la OEA, Insulza recibe un informe sobre la situación en América y aboga por despenalizar el consumo de marihuana para replantear las políticas antidrogas, como si el tema de la marihuana fuera a resolver los problemas de violencia de Centroamérica.
Con motivo de la detención del hermano de un conocido rostro de la televisión, se desarrollaron programas completamente sesgados en su formato en que solo se mostraban las bondades de la marihuana.
En el ámbito de las personalidades, Res Publica hace 95 propuestas a los candidatos presidenciales, en las que se incluye legalizar todas las drogas salvo la pasta base.
Lo que más me impactó en toda esta avalancha noticiosa es que jamás se haya ni siquiera nombrado, o se hizo de manera muy marginal, qué está pasando en Chile con los altos niveles de consumo. El cómo la tendencia actual de las drogas es ir hacia variedades cada vez más potentes incluyendo la marihuana. Los daños que genera pareciera que da lo mismo. La consigna es legalizar no importando el costo que debemos asumir como sociedad.
Históricamente he tenido diferencias con las políticas de drogas de los anteriores y del actual gobierno. Todos ellos han hecho cosas, algunas importantes como el Plan Frontera. Sin embargo, no han abordado lo esencial: cómo reducir el consumo especialmente a través de la prevención.
El gran problema de Chile es el consumo y curiosamente no se aborda. Esa es la paradoja. Tenemos los índices más altos de Latinoamérica en todas las drogas. En la última década, en consumo de marihuana en octavo básico hemos pasado del 3% al 10%, y más que se duplica al llegar a cuarto medio con cifras cercanas al 25%. Es decir, uno de cada cuatro estudiantes de cuarto medio reconoce haber consumido el último año. Esta cifra se mantiene casi inalterable hasta los 25 años en la población general; es decir, en plena etapa productiva o de enseñanza superior. Lo dramático es que en términos porcentuales, los mayores aumentos en todas las drogas (cocaína, pasta base, marihuana) se concentran en los cursos más bajos (entre octavo básico y segundo medio).
¿Qué estamos haciendo para reducir estos altos índices de consumo? Muy poco. ¿Está en las líneas editoriales de los medios de comunicación? Definitivamente no. No existen campañas comunicacionales. No existe un mensaje potente y unívoco. A nivel escolar se prefiere esconder la mugre bajo la alfombra en vez de hacer prevención de drogas en serio.
Estas cifras no son nuevas. Lo vengo advirtiendo desde el año 1997 y hace más de una década vengo luchando por una iniciativa legal para hacer obligatoria la prevención de drogas en todos los colegios desde muy temprana edad. Aun cuando ya fue aprobada por el Senado, no cuenta con dos elementos fundamentales: horas destinadas a la prevención y medición de impacto.
Simplemente planteo algunas reflexiones. La legalización va a aumentar o mantener los altísimos niveles de consumo, especialmente en los adolescentes. Para aquellos que promueven la legalización: ¿Es responsable dar este paso cuando poco o nada se ha hecho en materia de políticas públicas para reducir el consumo?
Entiendo, aunque no comparto, la realidad de los países centroamericanos que pretenden legalizar todas las drogas frente al serio problema de violencia que incluso ha llegado a desestabilizar sus instituciones. Para ellos es prioritario abordar la violencia. El consumo ocupa un lugar muy secundario.
El caso chileno es distinto. El eje nuestro es cómo reducir el consumo y, por lo tanto, más que legalización, lo que necesitamos son políticas públicas urgentes en los más diversos ámbitos, especialmente en el educacional, destinadas a cumplir ese objetivo, y no asumir recetas para países que tienen otra realidad y que se nos trata de imponer.
Jaime Orpis Bouchon
Senador
Pdte. Honorario de Corporación de la Esperanza
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