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martes, julio 02, 2013

Apostar fuerte

En La Tercera de hoy (con publicidad gratis para mi libro de cocina):


La victoria de Longueira

02/07/2013 - 04:00 
 
Señor director:

Mi alegría por la victoria de Pablo Longueira en las primarias no estriba en que haya derrotado a Andrés Allamand. Si hay alguien que sabe perder es, precisamente, Allamand. Lo agradable fue ver cómo el tesón y la mística de Longueira derrotaron a todas las encuestas y vaticinios, incluso de los derechistas.

¿Podrá derrotar a las encuestas en noviembre? Joaquín Lavín ha dicho bien: sería una sorpresa. Me atrevo a darle la misma receta que a los equipos de fútbol que van perdiendo 2-0 y necesitan ganar: apostar fuerte, aun a riesgo de perder 3-0. Apostar fuerte es, en dos palabras, no lavinizarse. Sobre Joaquín Lavín he dicho que es “un hombre fuera de serie” (en mi libro Las instrucciones del microondas) y, por eso mismo, espero que con tantas derrotas a cuestas, él mismo acepte este consejo no solicitado de este modesto deslavinizador.

Apostar fuerte significa apelar a los resortes más profundos de los electores, a la gran batalla entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte. Cualquier concesión en esta materia implica que para muchos conservadores el mal menor es quedarse en la casa. Y la razón es muy sencilla: una vez que se acepta el chantaje de votar por el menos malo, primero se vota por el que “solamente” aprueba el aborto terapéutico; después, por el que ofrece solamente aborto y no eutanasia; luego, por el que aprueba el aborto, la eutanasia y el matrimonio gay, pero no el infanticidio. Y así, hasta el infinito.

Por eso, y con respeto hacia quienes piensan lo contrario, me parece que lo menos malo es no votar por el mal menor cuando se trata de principios fundamentales. Esto no se aplica a pequeñeces como si tenemos nueva Constitución o no; si expropiamos los bancos o no; si subimos los impuestos al 40% o no. Todo eso es negociable.

Cristóbal Orrego Sánchez

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