Simpático, el día del Papa
08/23/2011
La jornada del Papa
La jornada de Benedicto XVI en el Vaticano empieza a partir de las seis, cuando el Papa se levanta. Hacia las 6.50 Ratzinger sale de su habitación y recorre los casi veinte metros de distancia que separan su habitación de la capilla.
Cuando entra en la capilla, el Papa se detiene algunos instantes para rezar, apoya sus gafas sobre el altar y se dirige a la pequeña sacristía para vestirse con los paramentos litúrgicos. En ese instante, los dos secretarios, el alemán Georg Gänswein y el maltés Alfred Xuereb, ya están listos para la celebración de la misa. Participan en el rito Loredana, Carmela, Cristina y Rossella, las memores Domini de Comunión y Liberación que asisten al Papa en la vida cotidiana. También está presente el ayudante de cámara, Paolo Gabriele. Una vez terminada la misa, Benedicto XVI se queda en la capilla para recitar el Breviario. El desayuno se sirve en el comedor a las ocho. Ratzinger, toma un café con leche, pan, mantequilla y mermelada; alguna vez se concede un dulce – bollos o galletas – obsequiados por alguno de sus visitantes. Una vez terminado el desayuno el Papa se retira a su habitación. Hacia las 9.00, normalmente, entra en su despacho privado, adyacente a su habitación, dónde hay un escritorio y una librería: es la misma sala desde donde se asoma el domingo para recitar el Ángelus. Benedicto XVI inicia su jornada de trabajo, se reúne con otra laica consagrada, del movimiento Schoenstatt, la señorita Birgit, mecanógrafa que descifra mejor que nadie su menuda caligrafía. Después de ella, entra en el despacho don Georg Gänswein, para tratar la agenda del día y organizar el trabajo. El trabajo del Pontífice prosigue hasta las 11, cuando inician las audiencias. Benedicto XVI baja al piso inferior, en el apartamento de representación. Allí recibe a los Obispos, jefes de Estado y grupos de fieles.
Después de las audiencias, el Papa, junto con sus secretarios y el ayudante de cámara, sube al piso superior, a su apartamento privado. Se sirve la comida a las 13.15. Si no hay invitados, lo acompañan los secretarios y las memores, mientras que el ayudante de cámara sirve la comida. Antes de las 14 se levantan de la mesa. Benedicto XVI y sus secretarios dan un breve paseo por el jardín pénsil que hizo construir Pablo VI sobre el techo del palacio apostólico. Por la tarde, Ratzinger baja a los jardines vaticanos para recitar el Rosario, deteniéndose ante la reproducción de la gruta de Lourdes. Más tarde, hacia las 18, tienen lugar las llamadas “audiencias de tabla”, es decir, audiencias regulares para algunos de los colaboradores más estrechos, como el cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone. Después dedica un largo tiempo a la oración: y es en este momento que el Papa, arrodillado en el reclinatorio de su capilla privada, se dirige a Dios según las intenciones o las súplicas de parte de los fieles.
La cena se sirve a las 19.30. A las 20 en punto, el Papa y sus familiares se trasladan al salón adyacente, con poltronas verdes, y ven las noticias del Tg1. A las 20 en punto, el Papa da un breve paseo, si es posible, por el jardín pénsil; si no, por el interior del apartamento. A las 21 saluda a todos y se retira, siguiendo su trabajo durante una hora o dos en su biblioteca, antes de acostarse.
De los cuatro “ángeles de la guarda” del Papa Ratzinger, las memores, Loredana es la responsable de la espaciosa cocina pontificia, que fue renovada en el verano de 2005 con muebles de color metálico y repisas grises. Sobre la gran mesa de mármol se elaboran los platos servidos cotidianamente al Pontífice y a sus eventuales invitados. Loredana se encarga de la compra y mantiene el contacto con el supermercado vaticano, además de seleccionar las verduras que llegan, cada mañana, de las huertas de Casatelgandolfo.
También Carmela trabaja en la cocina y su especialidad son los postres (strudel, tartas, tiramisú de fruta), que son exquisistos pero ligeros. Carmela también se encarga de la habitación del Pontífice y de su armario. Cristina, en cambio, se ocupa de la capilla del apartamento papal. Pero, de vez en cuando, también lleva a cabo trabajos de secretaría. A Rossella, que llegó recientemente a la casa del Papa, en sustitución de Emanuela Camagni, muerta trágicamente en noviembre de 2010 en un accidente de tráfico, se ha encomendado el cuidado de los apartamentos de los dos secretarios. Además se encarga del almacén de obsequios de género alimenticio y de su redistribución, ya que Ratzinger y sus “familiares” no pueden consumir todos los presentes recibidos.