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domingo, agosto 25, 2013

¿Demasiado exigente?

Un estudiante me pregunta, a propósito de la escena del óbolo de la viuda, si acaso Jesús no habrá sido demasiado exigente e imprudente al alabar un acto extremo —privarse de lo que ella tenía para su sustento— sin considerar sus consecuencias. ¿Qué le respondo, improvisando como idiota en un pasillo?

Que todo depende de si Jesús es efectivamente Dios o no. Si no lo es, reivindicamos nuestros criterios de razonabilidad mundana, la que critica la imprudencia de la viuda —o la de tener muchos hijos— y se solaza con los prudentes estímulos públicos del derroche y del consumo. Si Jesús es Dios, en cambio, seguramente son nuestros juicios mediocres los que se alejan de la verdad, de lo auténticamente razonable y prudente. Y añado para rematar la idiotez: ¡Qué peligroso es leer el Evangelio!

El Tweet del Papa recae en la misma estulticia divina. Mientras la prensa se forma la idea de un Papa bonachón y poco exigente, él viene y dice con toda calma: 
"Un inmejorable programa de vida para todos: Las Bienaventuranzas y Mateo 25" (Papa Francisco, Tweet de 21/08/2013).
 ¿Qué más exigente? Voy a copiar los textos para que veáis la locura pontificia en marcha:

Bienaventuranzas (va todo Mateo 5, para que vean el contexto y las consecuencias de las dichosas bienaventuranzas):

Capítulo 5
1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
3 «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
5 Felices los afligidos, porque serán consolados.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
17 No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
20 Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21 Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás", y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
22 Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
23 Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
24 deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
25 Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
27 Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio".
28 Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
30 Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti; es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
31 También se dijo: "El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio".
32 Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
33 Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: "No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor".
34 Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios,
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
36 No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
37 Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
38 Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente".
39 Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
40 Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
41 y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
42 Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
43 Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo.
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
45 así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
48 Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Mateo 25:
 
Capítulo 25
1 Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.
2 Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
3 Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,
4 mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
5 Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.
6 Pero a medianoche se oyó un grito: "¡Ya viene el esposo, salgan a su encuentro!".
7 Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.
8 Las necias dijeron a las prudentes: "¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?".
9 Pero estas les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado".
10 Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
11 Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: "Señor, señor, ábrenos",
12 pero él respondió: "Les aseguro que no las conozco".
13 Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
14 El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.
15 A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida,
16 el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco.
17 De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos,
18 pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
19 Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores.
20 El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado".
21 "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
22 Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado".
23 "Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
24 Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.
25 Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!".
26 Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,
27 tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
28 Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez,
29 porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.
30 Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes".
31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
37 Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".
40 Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo".
41 Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron".
44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?".
45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo".
46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».

Sí, el Papa nos anima con el Cielo y nos amenaza con las penas eternas del infierno: "Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". 

Salvo que sigamos su inmejorable programa de vida.


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