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sábado, noviembre 18, 2017

Estrés postraumático postelectoral

He ido advirtiendo, con el paso de las semanas de esta campaña, la primera a la que contribuyo como francotirador o partisano (como me dijo un amigo), que a muchas personas se les va la vida con los resultados, las victorias y las derrotas. Sin ánimo de escandalizar a nadie, debo decir que le concedo tanta importancia a la vida eterna que relativizo bastante los éxitos y fracasos en este valle de lágrimas. Mi sereno optimismo no se basa en creer que todo saldrá bien, sino en la certeza de que ninguno de los predestinados se perderá para siempre.

En un nivel más pedestre, también puedo decir que estoy curtido no solo por las batallas, sino por las derrotas. Digámoslo más claramente: nunca he ganado una elección, desde que voté SÍ en el plebiscito de 1988. Exceptúo los casos de doblaje, donde no recuerdo si mi candidato arrastró o fue arrastrado, y el caso del concejal Carlos Larraín Peña (o sea: «don Carlos»), por el cual voté hace muchos años y obtuvimos —él y yo— la máxima minoría, pero él fue arrastrado por Joaquín Lavín, y yo mantuve mi récord.

O sea: que he perdido siempre y no me molesta demasiado perder. Es mi costumbre. Por eso, cuando se puso de moda, como sentencia fatal para denigrar a alguien o como grito para reprimir las ínfulas de grandeza de alguno, eso de «¡y tú a quién le has ganado!», o más a la chilena: «¡Y voh, hueón, que nunca le hai ganao nada a nadie!», siempre me pareció más una oración descriptiva que un insulto. Efectivamente, ¡si nunca le he ganado a nadie!

Con todo. Sin embargo. No obstante todo cuanto precede, amigos, la libertad de opinión liberal —que es compatible con ser harto idiota— me autoriza a seguir perdiendo y opinando. Por eso, amigos, os propongo algunos escenarios posibles postelectorales. Para que sepáis reaccionar con la serenidad que me caracteriza: la del que sabe perder porque ha ensayado mucho.

Escenario 1. El más probable, según los expertos. SP (45%) derrota a AG (25%) y al resto, y queda listo para ganar en segunda vuelta. Los otros: BS (15%), CG (6%), JAK (5%), MEO (5%), AN (1%) y JS (0,001%). Sé que esto da más del 100% (102,001%), en homenaje al programa económico del gobierno saliente.

En este escenario, corresponde enviar felicitaciones a SP y olvidarse del asunto. Ni siquiera es necesario votar por él como mal menor: va a salir con el voto cautivo que ya tiene. En cuanto a JAK, nos corresponde animar a las huestes y canalizar toda la mística a partir del 5% que ha servido durante años al Partido Comunista. Comenzar, con humildad, desde abajito.

Escenario 2. El más probable según los no expertos, es decir, «según yo» como dice ahora la gente joven, gracias a los programas de Lenguaje y Comunicación del Estado. SP (30%), JAK (23%), CG (15%), AG (12%), BS (10%), MEO (7%), AN (2%) y JS (1%). Esto creo que da el 100%. En realidad, la pelea entre SP y JAK será voto a voto, pero aquí le concedemos el «bono CEP». CG le ganará quizás por más a AG. BS y MEO pueden tener incluso menos. AN y JS, quién sabe. Adviertan, queridos lectores, que este pronóstico se basa no en análisis político, sino en la percepción de la rebelión desatada, con mucha mística, por cristianos decididos por sus valores (evangélicos y católicos), más militares activos y en retiro y el pinochetismo oculto (el que fue a los funerales del Presidente Pinochet), más la gente del pueblo, sin partidismo político, que comenzó a conocer y a admirar a JAK cuando nunca antes había tenido ganas de votar.

En este escenario, debemos preparar la segunda vuelta para derrotar a la centroizquierda aliada con SP. Aquí habrá que apelar al pueblo, quizás con ayuda de Artés (¡algún día le va a achuntar!).


Escenario 3. Muy improbable. SP (40%) seguido de CG (22%) y de JAK (18%), y luego el resto, que ya no interesa desglosar. En este caso, los momios medrosos verán lo cerca que estuvo JAK de pasar y que efectivamente al miedo se debió que quedara atrás. ¿Por qué confío tanto en que sube CG? Porque hay una masa de gente sencilla que siempre ha votado DC y lo seguirá haciendo, inconsciente de la rendición del partido al aborto y el homosexualismo, y porque el PDC sigue siendo una máquina de poder. Es superior a AG. Las últimas dos semanas han sido un desastre para la campaña de AG, mientras que las redes y las máquinas de la DC han ido activándose al máximo.

En fin, en este escenario JAK debe negociar el apoyo a SP, porque muchos no votaríamos por él en segunda vuelta si no hubiera una contraprestación importante: revertir el aborto, detener el avance LGBTI, indultar a los militares mayores de 70 años y detener la persecución por orden de lista. Aun así, no sabría qué hacer, porque no confío en la palabra dada por SP. Pero con algo así se acercaría a ser un mal menor elegible y no un simple candidato infumable.

Si los expertos tienen razón —los que han dado a JAK un 5% como concesión graciosa—, y JAK va realmente tan mal, mi aspiración es solamente que suba a más de 10%. Con eso, podemos cantar la derrota del corto plazo y la victoria en el largo.

Lo único que conspira contra mis esperanzas y contra mi optimismo es mi historia, mi biografía, que me grita desde el pasado: «¡Y voh, hueón, que nunca le hai ganao nada a nadie!».


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