Estrés postraumático postelectoral
He ido advirtiendo, con el paso
de las semanas de esta campaña, la primera a la que contribuyo como
francotirador o partisano (como me dijo un amigo), que a muchas personas se les va la vida con los resultados, las victorias
y las derrotas. Sin ánimo de escandalizar a nadie, debo decir que le concedo
tanta importancia a la vida eterna que relativizo bastante los éxitos y
fracasos en este valle de lágrimas. Mi sereno optimismo no se basa en creer que
todo saldrá bien, sino en la certeza de que ninguno de los predestinados se
perderá para siempre.
En un nivel más pedestre,
también puedo decir que estoy curtido no solo por las batallas, sino por las
derrotas. Digámoslo más claramente: nunca he ganado una elección, desde que
voté SÍ en el plebiscito de 1988. Exceptúo los casos de doblaje, donde no
recuerdo si mi candidato arrastró o fue arrastrado, y el caso del concejal
Carlos Larraín Peña (o sea: «don Carlos»), por el cual voté hace muchos años y
obtuvimos —él y yo— la máxima minoría, pero él fue arrastrado por Joaquín Lavín, y yo mantuve mi récord.
O sea: que he perdido siempre y
no me molesta demasiado perder. Es mi costumbre. Por eso, cuando se puso de
moda, como sentencia fatal para denigrar a alguien o como grito para reprimir
las ínfulas de grandeza de alguno, eso de «¡y
tú a quién le has ganado!», o más a la chilena: «¡Y voh, hueón, que nunca le hai ganao nada a nadie!», siempre me
pareció más una oración descriptiva que un insulto. Efectivamente, ¡si nunca le
he ganado a nadie!
Con todo. Sin embargo. No
obstante todo cuanto precede, amigos, la libertad de opinión liberal —que es
compatible con ser harto idiota— me autoriza a seguir perdiendo y opinando. Por
eso, amigos, os propongo algunos escenarios posibles postelectorales. Para que
sepáis reaccionar con la serenidad que me caracteriza: la del que sabe perder
porque ha ensayado mucho.
Escenario 1. El más probable, según los expertos. SP (45%) derrota a AG (25%) y al
resto, y queda listo para ganar en segunda vuelta. Los otros: BS (15%), CG (6%),
JAK (5%), MEO (5%), AN (1%) y JS (0,001%). Sé que esto da más del 100%
(102,001%), en homenaje al programa económico del gobierno saliente.
En este escenario, corresponde
enviar felicitaciones a SP y olvidarse del asunto. Ni siquiera es necesario
votar por él como mal menor: va a salir con el voto cautivo que ya tiene. En cuanto a
JAK, nos corresponde animar a las huestes y canalizar toda la mística a partir
del 5% que ha servido durante años al Partido Comunista. Comenzar, con
humildad, desde abajito.
Escenario 2. El más probable según los no
expertos, es decir, «según yo» como dice ahora la gente joven, gracias a
los programas de Lenguaje y Comunicación
del Estado. SP (30%), JAK (23%), CG (15%), AG (12%), BS (10%), MEO (7%), AN
(2%) y JS (1%). Esto creo que da el 100%. En realidad, la pelea entre SP y JAK
será voto a voto, pero aquí le concedemos el «bono CEP». CG le ganará quizás
por más a AG. BS y MEO pueden tener incluso menos. AN y JS, quién sabe.
Adviertan, queridos lectores, que este pronóstico se basa no en análisis
político, sino en la percepción de la rebelión desatada, con mucha mística, por
cristianos decididos por sus valores (evangélicos y católicos), más militares
activos y en retiro y el pinochetismo oculto (el que fue a los funerales del
Presidente Pinochet), más la gente del pueblo, sin partidismo político, que
comenzó a conocer y a admirar a JAK cuando nunca antes había tenido ganas de
votar.
En este escenario, debemos
preparar la segunda vuelta para derrotar a la centroizquierda aliada con SP.
Aquí habrá que apelar al pueblo, quizás con ayuda de Artés (¡algún día le va a
achuntar!).
Escenario 3. Muy improbable. SP (40%) seguido de CG (22%) y de JAK (18%), y luego
el resto, que ya no interesa desglosar. En este caso, los momios medrosos verán
lo cerca que estuvo JAK de pasar y que efectivamente al miedo se debió que
quedara atrás. ¿Por qué confío tanto en que sube CG? Porque hay una masa de
gente sencilla que siempre ha votado DC y lo seguirá haciendo, inconsciente de
la rendición del partido al aborto y el homosexualismo, y porque el PDC sigue
siendo una máquina de poder. Es superior a AG. Las últimas dos semanas han sido
un desastre para la campaña de AG, mientras que las redes y las máquinas de la
DC han ido activándose al máximo.
En fin, en este escenario JAK
debe negociar el apoyo a SP, porque muchos no votaríamos por él en segunda
vuelta si no hubiera una contraprestación importante: revertir el aborto,
detener el avance LGBTI, indultar a los militares mayores de 70 años y detener
la persecución por orden de lista.
Aun así, no sabría qué hacer, porque no confío en la palabra dada por SP. Pero
con algo así se acercaría a ser un mal menor elegible y no un simple candidato
infumable.
Si los expertos tienen razón
—los que han dado a JAK un 5% como concesión graciosa—, y JAK va realmente tan
mal, mi aspiración es solamente que suba a más de 10%. Con eso, podemos cantar
la derrota del corto plazo y la victoria en el largo.
Lo único que conspira contra mis
esperanzas y contra mi optimismo es mi historia, mi biografía, que me grita
desde el pasado: «¡Y voh, hueón, que
nunca le hai ganao nada a nadie!».
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